Episodio 35 – Alejandro de Epiro

Alejandro I del Epiro cruza el Adriático, en ayuda de colonias griegas. Allí lucha en contra de Samnitas y otros pueblos, y luego muere en una batalla en contra de las ciudades que vino a rescatar.


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Transcripción Parcial

Hola, les habla Abel, desde Pekín, China. Bienvenidos a mi podcast.

El Cuento de Roma, Episodio 35 — Alejandro de Epiro.

La semana pasada quedamos con hilos pendientes de cinco eventos diferentes, los cuales veremos en este episodio.

Ellos son.

UNO – Nuestro reporte semanal de Ostia, traído por nuestro fiel esclavo, que se pasa días enteros en los muelles y mercados de la ciudad portuaria. De esta manera sabremos que anda pasando en Grecia, ya que estamos en los tiempos de Alejandro Magno, y esos eventos son demasiado importantes como para esperar nuestro Episodio del Estado de la Unión.

DOS – Las tácticas de la falanges, tales como fueron importadas desde Grecia, en tiempos del rey romano Servio Tulio. La semana pasada hizo el error de decir que las falanges fueron introducidas por, primeramente — Rómulo, y luego — por Servio Tulio, y eso no es correcto. En tiempos de Rómulo, Roma peleaba utilizando un sistema de un líder fuerte y una lucha mano a mano, hombre a hombre, sin ningún tipo de falanges.

TRES — La continuación de la situación entre Roma y los pueblos Latinos, después de que el Senado rechazó lo que los Latinos le pedían a Roma.

CUATRO — La continuación de nuestra saga familiar, ahora que sabemos dónde andan Marco, el hijo de Espurio, y el nieto de Marcia.

Y CINCO – La parte donde Alejandro de Epiro, el tío de dos sobrinos famosos, llega a Italia, hace lo suyo, y termina muriendo en Italia.

Empezamos ya.

Estamos entre los años 340 y 339 antes de Cristo.

Noticias desde Ostia.

Esta vez nuestro esclavo recibía más noticias desde el sur, es decir, desde Sicilia.

Resulta que en un gran esfuerzo para recuperar pérdidas anteriores, Cartago envió un enorme ejército en contra de Siracusa, bajo el mando de does de sus geniales, llamados Asdrúbal y Amílcar. Según Plutarco, la fuerza constaba de 70 000 hombres, pero — personalmente, no creo ni por un minuto que los Cartaginenses evitarían tanta gente a una misión que no tenia ningún tipo de sello de garantía de victoria.

Así es — sin duda, estas cifras son exageradas.

Lo que si tenían, eran muchos carros de guerra.

Del otro lado del campo de batalla, un tal Timoleón comandaba sólo 5,000 hombres de infantería y 1,000 de caballería.

Creen esas cifras?

Así es — yo tampoco.

Otros autores calculan estas cifras más bien en torno a 12,000 hombres.

Timoleón fue capaz de sorprender a los cartagineses cuando cruzaban un rio llamado Crimiso.

Enviaron a la caballería contra las fuerzas de Cartago para desordenar sus filas, y para prevenir que los cartagineses formaran un frente de batalla, del otro lado del río.

Y como por obra de un milagro, justo cuando la infantería griega atacó, estalló una tormenta y el viento sopló de cara a los cartagineses, que empezaron a tener más dificultad para luchar.

Mientras los ejércitos estaban trabados en la lucha, la caballería griega cargó contra el flanco púnico.

El ejército cartaginés rompió filas, y una legión llamada la Legión sagrada fue la última en caer, luchando, según las fuentes, “con bravura hasta el último hombre.”

Los cartagineses fueron derrotados, y Timoleón capturó su campo de provisiones, apropiándose de un importantísimo botín.

Las bajas griegas no debieron de ser muchas, pero las bajas púnicas — según las cifras de Plutarco (que personalmente creo son bastante fiables), eran unos 5,000 muertos,  y unos 3,000 prisioneros.

Y aquí quisiera insertar un par de palabras acerca de la tal llamada Legión Sagrada de Cartago.

[…]