Episodio 42 – La Vía Apia

La calzada romana que convirtió a Roma en el amo de Italia. Tambien vemos la primera parte de la vida de Apio Claudio.


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Transcripción Parcial

Hola, les habla Abel, desde Pekín, China. Bienvenidos a mi podcast.

El Cuento de Roma, Episodio 42 — La Vía Apia.

Ninguna vía, camino, o ruta de comunicación ha cambiado la historia del mundo occidental tanto como la Vía Apia, hoy conocida como la Vía Apia Antigua.

Estrechos naturales terrestres — tales como la Ruta de la Seda o la Ruta del Ambar, y lineas marítimas — tales como el estrecho del Gibraltar — todos pueden argumentar que tuvieron su importancia, y que hicieron lo suyo para cambiar el curso de la historia.

Como otro ejemplo, la distancia entre Maratón y Atenas, que fue recorrida por un griego en tiempo record, para anunciar la derrota de los persas — por supuesto, que fue súper importante.

Pero ese recorrido no era una calzada propiamente dicha.

La Ruta de Seda tampoco era una vía marcada, mantenida, o creada por un poder estatal, ni siquiera por un grupo de estados o imperios.

Así que, si hablamos de rutas, o caminos, o — más específicamente, de calzadas romanas, esta fue la calzada romana que verdaderamente cambió la historia de Roma.

No solamente porque fue la primera, o porque es la mas famosa hoy en día, pero por muchas otras razones.

Y hoy vamos a dedicar nuestro episodio a esas razones, y al creador de esa calzada romana, un censor romano de origen Sabino, llamado Apio Claudio, luego conocido como Apio Claudio, el Ciego.

Y cuando mencionamos a Apio Claudio, por supuesto que tambien vamos a darle un espacio a otra de las obras maestras de ese mismo hombre, un acueducto subterráneo llamado Aqua Appia.

Pero antes de hablar de Apio Claudio, y de la Aqua Appia, o de la Vía Appia, quiero contarles de mi dilema de esta semana.

Cuando era la hora de elegir alguna frase que enmarcara lo que la Vía Apia verdaderamente significaba, tuve muchas opciones.

Demasiados estrategas, generales, escritores, y estadistas — pasados y presentes, tuvieron sus opiniones acerca de la Vía Apia, y no fue fácil elegir a uno.

Al final, he elegido lo que un cierto Publio Papinio Estacio dijo de la Vía Apia, allá por el año 69 después de Cristo.

Fue el año que este Estacio se mudó de Nápoles a Roma, y esto es lo que ese hombre dijo:

APPIA LONGARUM — TERITUR REGINA VIARUM

Esto, en castellano equivale a: La vía Apia es conocida comúnmente como la reina de las grandes calzadas romanas.

Publio Papinio Estacio fue un medianamente famoso poeta y maestro romano del primer siglo después de Cristo, nacido en Nápoles, alrededor del año 45 de nuestra era.

Sus antepasados eran de origen Patricio, y vivían en Roma misma, pero debido a generaciones de mala administración económica — y posiblemente tambien debido a algún delito criminal, su familia pasó de ser de rango ecuestre, a la capa más baja de las clases sociales del mundo romano.

Al igual que su padre, Publio Papinio Estacio era un maestro que enseñaba Latin y gramática de nivel básico, a estudiantes de clases medias, en espacios rentados, generalmente pegados a construcciones públicas, tales como anfiteatros o hipódromos.

Durante años, su tal llamada escuela estaba al lado de un prostíbulo de Neápolis, y más de una vez, clientes se equivocaban de puerta, y — por supuesto, salían a todo apuro de ahí, al ver que se metieron en una escuela, en vez de un lupanar.

Lupanar era como los romanos llamaban a esos lugares, y tambien solía ser el nombre que se le daba a zonas rojas de una ciudad, lo que en inglés se llama Red Light District.

Bueno.

Nuestras fuentes cuentan que, como maestro, Estacio era conocido por condenar a sus alumnos a castigos corporales, pero que más tarde en su vida, él parece haberse convertido al Cristianismo, durante el reino del emperador Domiciano, a cuya corte fue invitado a escribir poemas al estilo de Virgilio.

Enfin.

Personalmente, creo que Estacio tuvo que fingir ser pagano durante la última parte de su vida, y se sabe que durante sus últimas dos décadas, vivió una vida dividida entre Nápoles y Roma.

Y yo creo que, es por eso que llegó a apreciar la importancia de la Vía Apia.

[…]

Episodio 17 – El Conflicto Patricio-plebeyo

Parece un tema nuevo, pero no es nada nuevo para los romanos: sus luchas internas entre clases sociales.


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Transcripción Parcial

Hola, les habla Abel desde Pekín, China. Bienvenidos a mi podcast.

El Cuento de Roma, Episodio 17 — El Conflicto Patricio-plebeyo.

La semana pasada vencimos a la Liga de los Latinos, en una batalla que duró más allá del mediodía, y nos hemos quedado con hambre y sin comer.

En parte por superstición, legionarios romanos llevaban dos elementos comestibles consigo a todo momento. Pan y olivas. Tambien llevaban agua, pero durante una batalla, agua sería tanto un desperdicio como una incomodidad, así que las olivas tenían que bastar para darle jugo al pan, y ya.

¿He mencionado ya, que los romanos eran súper supersticiosos? Bueno, en caso que no lo dije, aquí va otra de sus supersticiones:

Los romanos consideraban los números pares de mala suerte, y los números impares de buena suerte. En otras palabras, la mitad de los números de un mes no servían para uno casarse, ofrecer un sacrificio al templo de Júpiter, o para comenzar una batalla, un negocio mayor, un viaje largo, o un romance afuera de la casa de uno.

Pero, bueno, volvamos a nuestra realidad, y al hecho que Roma les ganó a los latinos, y a Tarquinio el Soberbio.

Un año más tarde, Tarquinio se mudará de Clusium, donde el nuevo gobierno después de la muerte de Lars Porsena no simpatizaba ya con sus caprichos. Tarquinio encontró hospedaje en otra localidad etrusca, en la cual vivió un año más, antes de morir. Sin trono, sin mucho dinero, y sin el yerno que fue matado durante la batalla. El nombre de la localidad era Cumae, y Cumae era gobernada por otro déspota llamado Aristodemo.

Y tan pronto como Roma se vió en paz y sin amenazas externas, Roma se vió involucrada en batallas internas.

Todo empezó cuando los legionarios volvieron del campo de batalla y se tenían que enfrentar con las  realidades de sus vidas domésticas. Durante la monarquía, la mayor parte de las batallas que Roma tenia, se desarrollaban en las cercanías de Roma misma, lo que significaba que soldados podían ir a pelear y volver a sus casas en el mismo día.

Esto iba cambiando a medida que las peleas llevaban a Roma más y más lejos de las puertas de su ciudad. Legionarios a veces pasaban le estación entera afuera de Roma, y las granjas, negocios, y talleres sufrían de no tener a nadie quien estaría en cargo de ellas. Demás está decir, que la gran mayoría de estos legionarios eran de origen plebeyo.

Los patricios les ofrecían una solución, pero muchas veces ese remedio era peor que la enfermedad. Para ir en más detalles, Patricios les ofrecían dinero, a ser devuelto cuando los soldados en cuestión pudiesen volver a trabajar en sus granjas o talleres.

Pero por ley, en Roma antigua, cuando una persona no se veía en condiciones de devolver una deuda adquirida en un plazo determinado, esa persona se convertía automáticamente en un servidor del cliente, y en la vida práctica, la distancia entre un servidor y un esclavo no era muy grande.

Obviamente, esclavos residían en los domicilios de sus amos, y esclavos tenían sus días enteros y sus vidas enteras planeadas por sus amos, a veces hasta en los más minuciosos detalles, y este no era el caso de servidores que se convertían como tales por no poder devolver deudas.

El factor más doloroso de toda esta deuda era que en la mayoría de los casos, los soldados se veían en una situación donde la deuda era adquirida durante un tiempo en que ellos servían a la patria, poniendo sus vidas a riesgo.

El otro factor es que esto no era la única cara desagradable de la moneda, puesto que el conflicto en si giraba alrededor de mucho más que solamente las deudas.

Dicho sea de paso, esas deudas se llamaban NEXUM, y en casos extremos, ese nexum le daba derechos al acreedor sobre no solamente el patrimonio del deudor, sino sobre su persona tambien. Así es, en casos contados, el acreedor vendió al deudor como si fuese un esclavo.

Por supuesto que en el mundo de hoy, deudas adquiridas solamente tienen jurisdicción patrimonial sobre una persona, pero en la antigua Roma, cosas eran muy diferentes en esos aspectos.

Cada vez que los plebeyos protestaban en contra de esta ley injusta, la reacción de los Patricios era la misma:

¿Aceptas la deuda? ¡Pagas la deuda!

[…]