Episodio 75 – La Batalla de Drépano

El sitio de Lilibeo fallado. El desastre frente a Drépano. Y el regreso de Marco Atilio Régulo a Roma. Y por supuesto — las gallinas sagradas de Roma.


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Transcripción Parcial

El Cuento de Roma, Episodio 75 – La Batalla de Drépano.

Según el erudito llamado Elliot Schroeder, de la Universidad de California, en San Diego, la Primera Guerra Púnica era un caso insólito, de un choque entre ambiciones económicas y militares, entre dos potencias de casi igual fuerza.

Schroeder ha escrito la siguiente oración, en su documento científico, publicado en el año 1995.

Cuando un estado se siente amenazado por un mayor poder — ese estado no dudará en sacrificar ganancia económica, a corto plazo — para obtener seguridad militar, a largo plazo.

Eso, en mi opinión, fue el mayor factor, y la mejor explicación, de por qué los romanos seguían construyendo flotas, reclutando soldados, y entrenando remadores de barcos de guerra.

Bueno.

Según el plan que habíamos trazado en el comienzo de esta guerra, hoy vamos a ver los dos encuentros que los romanos tuvieron en las ciudades de Lilibeo y Drépano, y el envío de Marco Atilio Régulo a Roma.

O sea, que son tres temas grandes — en general — más — el tema de las gallinas sagradas, por razones que ya verán.

Entonces…

Lilibeo.

Drépano.

Régulo, como prisionero en Roma.

Más — las gallinas sagradas, que van a ir primero.

Bueno.

En cuanto a Régulo, recordemos que éste fue enviado a Roma, después de la derrota de Drépano, para que — según algunos historiadores — se encargara del asunto, del intercambio de prisioneros de guerra.

O bien — según otros historiadores — para hacer un tratado de paz, entre Cartago y Roma.

Así que hoy vamos a empezar con Lilibeo, luego Drépano, y luego, lo de Régulo.

Pero como una de estas dos batallas — para ser mas exactos, la Batalla de Drépano, tuvo un incidente muy famoso, con unas gallinas sagradas, vamos a tener que hablar de gallinas sagradas primero.

Así que, empecemos así.

Yo sí sé — de gallinas.

No sabré de las gallinas sagradas de la Roma antigua, pero sí sé, de gallinas comunes.

Cuando tuve 12 años de edad, mis padres decidieron emigrar de Alemania — y terminamos yendo a Argentina, donde mis padres compraron una pequeña granja, de unas 10 hectáreas de tamaño.

Sandías. Duraznos. Nogales. Vacas. Frutillas y tomates.

Y bueno — también tuvimos gallinas.

Así es.

Un montón de gallinas.

De hecho — en un momento dado, tuvimos entre dos, y tres mil gallinas.

Gallinas ponedoras, como las llaman allá.

Ponen huevos.

Bueno.

Y yo siempre me acuerdo, cómo esas gallinas se trataban entre sí.

Y no estoy hablando de gallinas — y como se trataban entre sí, a la hora de comer.

De eso — de como las gallinas comen, vamos a hablar un poquito mas tarde en este Episodio, porque, bueno — los romanos interpretaban la voluntad de los dioses, de esa manera.

Pero — aquí — yo estoy hablando de gallinas — y como se trataban entre sí, a la hora de poner huevos.

Y aquí va una pequeña advertencia, mis queridos oyentes.

Para aquellos que no tienen buen estómago, por favor — o bien — adelanten este episodio unos 15 segundos para saltear lo que estoy por contar — o bien — pónganse a hacer algo que los vaya a distraer por ese tiempo.

Bueno.

Miren lo que pasó.

Mientras una gallina hacía ese típico esfuerzo que gallinas hacen, para poner un huevo, otra gallina se le aproximaba desde atrás, y — siempre mirando con un solo ojo — esperaba, a que el huevo empezara a salir.

Y para desmayo mío — apenas el huevo estaba a la vista, esa gallina se ponía a picotear a la otra pobrecita.

Pero — esperen! — no picoteaba el huevo!

Esa gallina picoteaba al lado del huevo, hasta que finalmente conseguía pinchar con su pico, las entrañas de la otra gallina.

Y apenas tenía un pedacito del — no sé — intestino, o como quiera que se llame esodentro de su pico, esa maldita gallina se echaba a correr, como si tuviese que esconder el grano de maíz mas sabroso del mundo.

Y — chicos — no hace falta que les diga — cómo reaccionaba esa otra gallina, llena de dolor, y aun sin poder moverse — porque todavía estaba empujando el huevo!

Era una tortura, en vivo!

Y para colmo de males — como a los días de eso, las gallinas comenzaron a aprender a hacer eso — una, de la otra.

Cada mañana, cuando nos levantábamos, había entre 10 y 20 gallinas muertas — o muriéndose — con todas las entrañas colgando afuera, casi como un metro de largo.

Y las otras gallinas, como unos monstruos de caníbales, saltando alrededor de esas víctimas — y — meta! — picoteando y jalando, esas entrañas!

Por supuesto que, apenas mis padres se dieron cuenta, que esto no iba a ser un caso aislado — inmediatamente fueron a la ciudad, y bueno — compramos jaulas para gallinas.

Un montón de jaulas!

Y bueno — terminamos poniendo a nuestras gallinas, en nuestras jaulas.

Nuestro sueño — y nuestra idea idílica, de una granja con vacas, gallinas, uno o dos caballos — algo al mejor estilo de La Familia Ingalls, se fue al Mercurio, y bueno — lo demás es historia.

Y por supuesto…

Recuerden, por favor, que — en aquel entonces — yo recién venía de Alemania, donde gallinas — solo las había visto en ilustraciones.

Enfin.

Nunca me olvidaré de esas gallinas.

Y por eso dije…

Yo verdaderamente sé de gallinas.

Inyectarlas cada tres meses, para que no se mueran del virus mas nuevo.

Limpiar las jaulas.

Darles de comer, y de tomar.

Apagar las luces a la tarde, porque sino — seguían comiendo, hasta que reventaban del empache.

Soltarlas en el patio — de a grupos, para que no estén en esas jaulas, las 24 horas del día.

Eso — por supuesto — debido — y gracias — a las fuertes convicciones religiosas de mis padres. Mis viejos solían decir que “eso, era tener conciencia.”

Pero entonces, cuando estaban sueltas — alrededor de la casa — yo y mi hermano, las teníamos que cuidar!

Y hasta tenía que hacer que dejaran de mirar al cielo — como hipnotizadas — cada vez que llovía.

Porque — sino — se ahogaban a muerte, con el pico abierto, mirando al cielo, hasta que gotas de la lluvia — entrando por el pico — las terminaban ahogando!

En serio — nunca en mi vida, pensé que un animal — digo — un animal vertebrado — se podía morir de esa manera, pero ahí está.

No por nada existe el dicho que dice “anda corriendo como una gallina sin cabeza.”

Y no por nada, sabemos que gallinas cruzan la calle cuando ven un coche, siendo que si se quedaban del lado donde estaban inicialmente, pues — estaban perfectamente a salvo!

Y — como una nota final, en cuanto o mi propia experiencia con esos animales — no quiero ni comenzar a hablar de las pulgas, vinchucas, y otros parásitos, que viven en un gallinero, o entre las plumas de una gallina.

BUENO — cerramos el tema de mis gallinas, y abrimos el tema de las gallinas sagradas de Roma.

[…]

Episodio 71 – La Batalla del Cabo Ecnomo

La batalla naval más grande de la historia del mundo. 680 naves. 290 mil guerreros. Un encuentro pivotal entre Roma y Cartago.


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Transcripción Parcial

Hola, les habla Abel, desde Pekín, China. Bienvenidos a mi podcast.

El Cuento de Roma, Episodio 71 – La Batalla del Cabo Ecnomo.

Año 258 AC.

Los Cónsules son Aulo Atilio Calatino y Cayo Sulpicio Patérculo.

Bueno.

Durante nuestro anuncio de esta Temporada DOS — el que grabamos durante la noche, entre el 2018 y el 2019, creo que no logré explicar con suficiente claridad que — en el futuro, mini-episodios, tales como ese anuncio mismo — no formarían parte del podcast en sí, y por lo tanto no irían a formar parte de la cadena de episodios, en algunos de los lugares, donde publicamos estos episodios.

Un ejemplo de eso es — iVoox.

Así es.

Esos mini episodios — creo que los voy a llamar algo así como — actas diurnas, o las Fastis del Cuento de Roma — todavía no me he decidido — esos episodios sí van a aparecer en algunos lados, tal como YouTube y en el sitio Web, pero no van a aparecer en otros lados, tales como Podomatic, y — bueno… IVOOX — a no ser que yo los suba manualmente.

Entonces, para aquellos que no oyeron nuestro mini Episodio del Año Nuevo, les recomiendo oírlo, y ponerse al día, para entender algunos de los cambios que empezamos teniendo hoy.

No son muchos cambios, en realidad. Pero bueno…

Las diferencias más grandes son dos.

UNO — Esos mini-episodios no llevan un numero, como episodios propiamente dichos.

Y DOS — No forman parte de la cadena — o sea — el hilo, del cuento.

No hay Palabra en Latin.

No hay nada de la Saga Familiar, y en general, tratan de temas que — apoyan el Cuento, pero no son parte del Cuento.

Entonces…

Con un retraso de unos dos meses y medio, por circunstancias ya explicadas en nuestro mini-Episodio del Año Nuevo, aquí lanzamos — oficialmente — TEMPORADA DOS.

Dicen que nada es por siempre.

El sol no dará calor a la tierra por siempre, y si pudiésemos vivir cuatro mil veces, un millón de años, podríamos ver como las galaxias de Andromeda y nuestra Vía Láctea se enlazan en una ultima danza — un choque mortal, el cual en sí mismo durará unos 20 millones de años.

Por supuesto que nada de lo que vemos hoy — con nuestros ojos físicos, existirá en cuarto mil millones de años, y dudo mucho que nosotros — como humanos — seamos capaces de no destruirnos a nosotros mismos, en el proximo milenio o dos.

Como humanos, nos destacamos en nuestra capacidad y nuestro talento para arruinar la naturaleza alrededor nuestro, el balance natural de las cosas, y todo lo demás que nos rodea — así que no voy a apostar mucho por la supervivencia de nuestra especie.

Y el balance de la naturaleza en Roma misma — no era una excepción.

Así es — no crean — ni por un minuto — mis queridos oyentes — que vivir en Roma en aquellos tiempos era algo genial…

La gente ya no aguantaba el olor del Río Tiber, el olor de los lotes vacíos al sur del Foro Boario — y que llegaba — casi hasta la Suburra, y el olor de las calles, donde la gente tiraba los desechos de la noche.

A balde!

Y si se acuerdan de nuestro Episodio pasado, las cosas no andaban bien en otros lados, también — no solamente en Roma.

Es mas — era como si todo el mundo venía preparándose — de una manera subconsciente — que… algo grandealgo grave — se venía acercando.

Todo el mundo en Roma se venía preguntando a dónde iba Roma, con todas esas preparaciones de guerra en contra de los Cartaginenses.

Todo el mundo en Capua se venía preguntando si el paso de tantos soldados hacia el sur — hacia Sicilia, no era como un mal presagio — del fin del mundo.

Y todo el mundo en Cartago se venía preguntando por qué — de repente — Roma venía amasando sus fuerzas hacia ese mismo sur. Acaso toda Italia no les daba abasto?

Cuándo iban a dejar de ser unos lobos hambrientos, esos Senadores en Roma?

En nuestro Episodio pasado vimos la situación de Himilcar, y como logró huir de Italia.

Vimos la situación de Aemilia, y sus sufrimientos, como esclava en la ciudad de Capua.

Y vimos la situación de Mamerco Publio, en Roma.

Hoy tenemos noticias de los tres.

[…]

 

Episodio 70 – Atilio Régulo y Lutacio Cátulo

Los primeros encuentros navales entre las dos potencias del Mediterráneo Occidental: Cartago y Roma.


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Transcripción Parcial

Hola, les habla Abel, desde Pekín, China. Bienvenidos a mi podcast.

El Cuento de Roma, Episodio 70 – Atilio Régulo y Lutacio Cátulo.

260 AC — año de los Cónsules Cneo Cornelio Escipión Asina, y Cayo Duilio.

Ciudad de Siracusa, sureste de Sicilia.

El crujido de la puerta indicaba dos cosas.

Que la puerta misma era pesadísima, y que, lo que sea que estaba del otro lado de esa puerta, no era una sala amplia.

Mas bien un pasillo — largo, húmedo, y oscuro.

— “Por aquí,” exclamó el guardia. Su rostro — de rasgos claramente numidios, lucía en la luz de la antorcha.

El muchacho miró a su tío, y después de dudar un segundo, ambos comenzaron a seguir al hombre, a través de un laberinto de pasillos. La antorcha del guardia, empapada en azufre y cal, era la única luz, hasta que llegaron a otra puerta.

De ahí, salieron a una callejuela que daba al muelle de granos, de la ciudad. Por un momento — luz inundó a los tres.

Frente a los ojos del muchacho, y a menos de diez pasos, el vientre de un barco estaba pegado al muelle, hamacándose con las olas.

— “Suban,” les dijo el guardia. “El barco zarpa apenas el viento de vuelta.”

Ambos subieron, y un hombre les indicó donde sentarse, y permanecer quietos, hasta que el barco salga del puerto fortificado.

Y así — por primera vez, desde que se escaparon del barco de Manio Máximo Valerio Corvino, el muchacho se sintió relajado. Su tío lo abrazó.

— “Dos días más, Himilcar! Dos días mas,” le dijo, calmándolo.

Sus vidas en Tusculum, la huida de Italia, y el abordaje a las naves de invasion romana — todo estaba en el pasado ahora.

Volverían a Cartago, donde gente no se distinguía en clases sociales, como en Roma, y la vida tendría sentido otra vez. Ya nadie se les reiría en la cara por ser mitad romanos, mitad púnicos, y nadie les negaría empleo por el hecho de que no adoraban a los dioses de Roma.

Sus antepasados, hijos y nietos de Himilco y Marcia — aquellos que se habían quedado en Africa, los recibirían con brazos abiertos, y pronto — muy pronto, se olvidarían de las miserias en Tusculum.

En cuanto al barco donde se escondieron, ese barco — llamado “El Ganso de Mercurio” — aunque se veía como una nave de carga de trigo, era un barco que — secretamente, se dedicaba a trasladar gente de Italia hacia Cartago.

Así es — “El Ganso de Mercurio” era una nave espía.

Zarparía al anochecer, aparentando seguir las rutas tradicionales hacia la peninsula italiana.

Luego, en el medio de la noche, la nave daría una vuelta en alta mar.

Rumbo a Cartago.

Bueno. Ahora empezamos con nuestro episodio propiamente dicho. Las vidas de Atilio Régulo y Lutacio Cátulo.

Pero…

Primero la fe de erratas, y una pequeña promesa que hice durante nuestro Episodio pasado.

Entonces. Tengo aquí, dos errores que he cometido en nuestros últimos dos episodios, 68 y 69.

UNO — En nuestro Episodio 68 — La Batalla de Mesina, yo dije que cuando un tal Manio Otacilio Craso se paró en el medio del Senado de Roma para hablar, él no tenía ni manera de saber que 221 años mas tarde, Julio César sería asesinado en ese mismo lugar.

Bueno — el error de esta oración es que Julio Cesar, si bien fue asesinado en el Senado, el edificio del Senado no era ese mismo edificio.

Y eso es algo que Antonio — por medio de iVoox, me dió a saber.

Leo sus palabras literalmente.

Realmente, Julio César no fue asesinado en la sede tradicional del senado, o sea la Curia Hostilia, pues se hallaba en reconstrucción, por orden del mismo César, después de haber ardido, en los incidentes ocurridos durante el funeral de Publio Clodio, un aliado de César.

Más tarde, esa nueva sede sería conocida como Curia Julia. Julio César fue asesinado en la Curia de Pompeyo, un edificio adyacente al teatro del mismo nombre, y que estaba siendo utilizada como sede del senado, de manera provisional, mientras duraran la obras en la sede original.

Entonces. Ya oísteis.

César fue asesinado en la Curia Pompeya, no, en la Curia Hostilia.

Hablaremos más de eso en nuestro futuro Episodio 184 — Vida y Muerte de Julio César.

Gracias, Antonio, por su aporte. Esto fue un error de mi parte, por el hecho de que no sabía del incendio ocurrido durante los incidentes de ese funeral.

BUENO, Y AHORA — ERROR NUMERO DOS — En nuestro ultimo Episodio yo leí una larga lista de gente a la cual quería agradecer, y leí uno de esos nombres mal.

Mas que leer mal el nombre en sí, confundí la localidad de nuestro oyente Pedro Márquez, quien nos escucha de Venezuela, con su apellido.

Así es — yo había dicho “Pedro Márquez San Antonio,” desde la localidad de “Los Altos, en Venezuela.”

En realidad, es “Pedro Márquez,” de “San Antonio de los Altos,” que queda a unos — según Pedro mismo, 20 minutos de Caracas.

Bueno — errores corregidos, y una vez mas — gracias, Pedro Márquez, y gracias, Antonio!

Fe de erratas cerrada!

Ahora, a nuestra pequeña promesa, que quedó en el aire, por falta de tiempo.

La lista de batallas de la Primera Guerra Púnica, en orden cronológico.

UNO — La Batalla de Mesina — nuestro Episodio 68.

DOS — La Batalla — y asedio — y saqueo, de la ciudad de Agrigento. Eso lo vimos en nuestro Episodio pasado.

TRES — El primer sitio de la ciudad — en realidad, un pueblo, más que una ciudad — de Mitístrato. 261 AC.

Como una nota de al lado, muchas fuentes bibliográficas ignoran este sitio, pero nosotros no vamos a hacer eso. Mitístrato era una localidad dentro de la esfera cartaginense, en las montañas centrales de la isla. Ese asedio teníamos que haberlo dado en nuestro Episodio pasado, pero no hicimos eso — otra vez, por falta de tiempo.

Lo hacemos hoy, dentro de unos 15 o 20 minutos.

CUATRO — La Batalla de las Islas Lípari. 160 AC. Eso lo vemos hoy!

CINCO — La Batalla de Milas. 160 AC. Tambien — hoy!

SEIS — El encuentro campal de Termini, en la costa norte de Sicilia. 259 AC. Tambien vemos eso hoy, y con eso vamos a cerrar nuestro cuento de hoy .

SIETE — El segundo asedio de Mitístrato. 258 AC. A pesar de que hay muy poca información de ese evento, sabemos que la gente de ese pueblo — todos — terminaron siendo vendidos como esclavos.

OCHO — La Batalla de Sulci. 258 AC.  Nuestro Episodio siguiente.

NUEVE — La Batalla de Tíndaris. 257 AC. Para nuestro próximo Episodio.

DIEZ — La super-famosa Batalla del Cabo Ecnomo. 256 AC. Tema principal del Episodio que viene.

ONCE — El asedio de Aspis. 256 AC. Primer encuentro en suelo africano. Hablamos de eso un poquito hoy, pero solo por el hecho de que Atilio Régulo estaba al mando de las tropas romanas en ese encuentro.

DOCE — La Batalla de Adís. Tambien 256 AC. Y tambien tiene que ver con el tema de Atilio Régulo.

TRECE — La Batalla de Bagradas, tambien conocida como la Batalla de Túnez. 255 AC. Una lección para los romanos. Eso lo veremos en detalle en nuestro Episodio 72 — El Imperio Contraataca.

CATORCE — La Batalla de Palermo. 251 AC. Eso lo veremos en nuestro Episodio 73 — Sicilia, Córcega, y Cerdeña.

QUINCE — El sitio de Lilibea. 250 AC. Eso lo veremos en nuestro Episodio 74 — El Primer Pontífice Plebeyo. Durante esa etapa, interés popular de lo que sucedía en Sicilia, cayó a un nivel bajo récord.

DIECISEIS — La Batalla de Drépano. 249 AC. Obviamente, tenemos un Episodio especialmente para eso.

DIECISIETE — El sitio de Drépano, que duró entre los años 249 y 241 AC. Eso lo vamos a cubrir entre nuestros episodios 76 y 77, mientras prestamos atención a otros dos eventos mundiales. El nacimiento del Imperio parto, y la asunción al trono de su reino, de la persona que más tarde, se convertirá en el Primer Emperador de China.

DIECIOCHO — El fin de la Primera Guerra Púnica, con los siguientes cuatro eventos. La Batalla del Monte Ercte, las dos Batallas del Monte Eryx, y finalmente — la Batalla de las Islas Égadas. Eso ocurre en el año 241 AC, y lo vamos a ver en nuestro Episodio 79 — Roma 1 – Cartago 0.

[…]