En el medio de la noche — Lucio Cecilio Metelo — el pontífice máximo de la ciudad, parado en su oficina, no necesitaba de una lámpara para ver las cosas claramente.
En su afán de terminar de construir el Templo de la Concordia, el cual fue consagrado por nadie menos que aquel Marco Furio Camilo, de nuestro Episodio 24, Metelo se había hecho de un larga lista de enemigos.
En realidad, Lucio Cecilio Metelo tenía dos listas.
Una de sus enemigos, y una de la gente que él pensaba, que lo querían ver muerto.
Eso — por supuesto — sin contar gente, afuera de Roma.
Ambas listas eran casi iguales de largo, y el día anterior las volvió a leer — a solas.
Era su décimo aniversario como pontífice máximo de Roma.
Así es, Metelo había tomado el cargo de pontífice maximo, allá en el año 243, cuando la guerra contra Cartago aún rugía en el sur.
Por supuesto — hoy — nosotros la llamamos la Primera Guerra Púnica.
Pero en aquel entonces, nadie pudo saber que esa era una primera guerra de una serie de tres.
Verdad?
A ver, a ver —
O será cierto eso?
Será que algunos — como Metelo, ya sabían que el tema de la competencia entre Roma y Cartago no había llegado a su fin?
O será, quizás, que TODO EL MUNDO sabía que otra guerra iba a estallar?
Bueno. Volvamos.
Esa noche, Metelo, parado en su oficina, esperaba a uno de sus enviados con noticias.
Y cuando — al cabo de una buena hora de esperar — alguien tocó la puerta, Metelo le dió una señal a su esclavo a que abriera la puerta.
Un hombre entró, y les dió una señal de aprobación con la cabeza.
—”El evento es mañana. Después de las carreras,” dijo el hombre.
—”Entiendo,” respondió el pontifice. “Algo más?”
—”Una cosa más. Quién ganará en las carreras, mañana?”
Tras una breve pausa, el pontífice respondió.
—”Subura.”
Sin más, el mensajero se dió vuelta, se puso la capucha sobre la cabeza, y salió de la oficina.
Con pasos de plomo, Metelo se encaminó hacia la ventana.
—”Mañana, entonces,” se dijo.
Bueno.
Interrumpimos aquí por un minuto, para ver que más tenemos por delante, aparte de lo que un sujeto misterioso le acaba de decir al pontífice máximo de Roma.
Y, lo primero que les debo hacer saber es que en este episodio tenemos que abarcar varios años.
Los comienzos de un personaje que nos acompañará en el podcast por 20 episodios. Quinto Fabio Verrucoso Cunctator. Augur. Cónsul. Dictador. Censor. Leyenda.
Hola, les habla Abel, desde Pekín, China. Bienvenidos a mi podcast.
El Cuento de Roma, Episodio 83 – Quinto Fabio Cunctator.
Antes de establecernos confortablemente en nuestro presente, es decir, a finales del año 235, tenemos que volver por un minuto al nuestro Episodio 79 — Roma 1 – Cartago 0.
La razón?
Porque — yo, en aquel episodio les había dicho que en nuestro futuro Episodio 82 íbamos a hablar de los Postumios.
Por qué hice eso?
Bueno, porque allá en nuestro Episodio 79, estábamos en el año 244 AC, y uno de nuestros Cónsules are un tal Postumio Albino.
Aulo Postumio Albino, para ser más concretos.
Y se acuerdan que yo les había dicho que ese Postumio quería ir a pelear a Sicilia, y que Lucio Metelo, el Pontífice Máximo de Roma no le dejó salir de Roma?
Claro, la razón era que ese Aulo Postumio era uno de los Flamen en Roma — es decir, uno de esos sacerdotes especiales que no podían salir del pomerio. Como Flamen del dios Marte, él sí podía ser elegido al puesto de Cónsul, pero no podía ir a pelear afuera de la ciudad, y mucho menos a Sicilia.
La razón por la que yo les había dicho que íbamos a ver de los Postumios en el Episodio 82 era porque yo pensaba que ya llegaríamos al 234 AC, pero — obviamente, todavía estamos en el 235.
Así que, de los Postumios vamos a ver hoy. Mejor dicho, en dos minutos más, porque el hijo de aquel hombre que no pudo salir de Roma a pelear, pues — será elegido Cónsul este año.
Su nombre?
Lucio Postumio Albino.
Ahora, veamos algo que — si bien es imaginación en este podcast, bien pudo haber sucedido, y vayamos a la última semana del año viejo, es decir — el 235 AC.
En otras palabras, estaríamos a — más o menos — una semana de las elecciones consulares en el Senado de Roma, y también estaríamos en el medio del invierno romano.
Esa también era la semana después de las Saturnalias (que aún no estaban muy, muy en apogeo), pero también es la semana después del solsticio de invierno.
Pero lo más importante es que esa TAMBIÉN era la semana cuando mucho ajetreo sucedía con el tema de elegir a Cónsules romanos, y muchas, muchas veces, dinero — así es — dinero, oro, propiedades y tratados, pasaba de una mano a otra, a medida que los poderosos de Roma hacían tratos — legítimos o ilegítimos, por debajo de la mesa.
En el medio de la noche, llovizna se mezclaba con casi, casi, nieve — cayendo suavemente y derritiéndose por las callejuelas oscuras, y creando un pie y medio de barro.
Barro frío, resbaladizo, y maloliente — por todos los desechos del día.
Vayamos a una de las callejuelas más angostas del monte Aventino, donde nada bueno podía pasar a esa hora de la noche.
Dos pandillas acababan de darse a cuchillos y machetes, y si hubo alguien que los oyó a esa hora, por alguna ventana, pues estoy seguro que se apresuró en ver si esa ventanilla estaba bien cerrada, como para no atraer más miseria a sí mismo.
Al final del breve encuentro, el jefe de una de las pandillas, se agachó por encima de una de sus víctimas — cuchillo en mano.
Dos de sus acómplices sostenían al último sobreviviente de ese grupo.
Lo mantenían de rodillas, y el hombre sangraba profusamente.
—”De dónde oíste tal cosa?” le preguntó el pandillero, acariciándole el cuello con su navaja.
—”Una — una — una de las matronas lo predijo,” lloriqueaba el hombre de rodillas.
—”Y que hace un perro como tú en nuestro vecindario? No eres tú uno de esos que andan lamiendo traseros de patricios, todo el día, el el Capitolino?”
—”No — no,” intentó protestar el desdichado. “Soy un esclavo. Estaba pasando un mensaje…”
—”Un mensaje de los Postumios.”
El hombre de rodillas movió la cabeza — como un sí.
—”Al sótano con él,” dijo el jefe, en voz muy quieta. “Vamos a ver qué es eso de la profecía.”
El hombre fue arrastrado a otra callejuela, aún más angosta que la primera, y todos desparecieron en la oscuridad.
Dos minutos más tarde — solamente el ruido de constante llovizna permanecía.
Al día siguiente, Aulo Postumio Albino recibió un mensaje de uno de sus clientes, informándole que el dinero que su hijo — Lucio Postumio Albino, había enviado a senadores varios, estaba a salvo.
En otras palabras, líderes de tres de las cinco o seis facciones que prevalecían en el Senado de Roma en aquellos tiempos, recibieron sus partes — y el voto de mañana estaba prácticamente garantizado.
El viejo Flamen respiró con alivio, mirando por encima del jardín de su domicilio.
El gris del cielo.
La llovizna no paró por dos días enteros.
Así es — pensó el viejo.
Mañana a esta hora, su hijo sería Cónsul de Roma, por primera vez.
Hola, les habla Abel, desde Pekín, China. Bienvenidos a mi podcast.
El Cuento de Roma, Episodio 81 – La Península Ibérica.
Demás está decir, que este episodio es muy especial, porque el tema es la Península Ibérica.
Bueno.
Esto es lo que vamos a ver en nuestro episodio de hoy:
Primero vamos a cerrar lo que quedó abierto del episodio pasado.
Las dos batallas de la guerra de los Mercenarios.
En otras palabras — la Batalla de la Sierra, y el Bloqueo de Túnez.
Y las consecuencias de todo eso.
Ah! Y el por qué Roma obtuvo Cerdeña, y luego Córcega, a pesar de que Cartago fue el claro vencedor en esa guerra.
Eso tambien nos llevará a ver una parte de nuestra Saga Familiar, en la que — si se acuerdan — unos miembros de nuestra familia se habían escondido (o mejor dicho auto-exiliado) en esas islas.
Bueno, uno de ellos reaparece, y vamos a ver el show, de todo eso!
Luego. El comienzo del año 238. Sus Cónsules.
Y tal como lo anunciamos en nuestro episodio pasado, la vida del un tal Tiberio Sempronio Graco.
Bueno, este es el abuelo y bisabuelo de los Gracos que nosotros conocemos, pero si vale hablar del tema.
Tercero, nuestra palabra en Latin: Alio Intuitu.
Cuarto, la lucha política entre Hannón el Grande y Amílcar, ahora que los mercenarios son parte del pasado.
En quinto lugar, el viaje de Amílcar hacia Hispania.
No, muchachos — no fue en un barco crucero!
Después de eso, el año 237 AC en Roma. Los Cónsules.
En séptimo lugar, los comienzos de los Barca en Gadir, Hispania.
Lo que nos llevará a un vistazo de la Hispania de aquellos tiempos, justo antes de la masiva colonización por parte de los Cartaginenses.
Y eso, a su vez, nos lleva a introducir dos personas que me han ayudado mucho, en la elaboración de este episodio.
Así es.
Uno de ellos — un guerrero, estratega, comandante, y centurión de una de las legiones romanas más famosas que hayan existido en Roma antigua, y el otro — un historiador, ingeniero, topógrafo, y diseñador de lo que sea que haga falta, para el progreso de Roma. Vías, acueductos, puertos, fuertes y castras militares, y mucho más.
Presten atención — mis queridos oyentes, porque esto va a estar divertido.
Los dos personajes que introducimos hoy, ademas de ser amigos del podcast en vida real, lentamente irán a formar parte del podcast mismo, de tres maneras diferentes.
UNO — Como consejeros.
DOS — Como invitados especiales en el show, cada tanto.
Y TRES — Como personas ficticias, que irán haciendo lo suyo, dentro del podcast mismo.
Ellos son…
Por un lado — Marcio Samanio Cornelio Atello.
Obviamente, de la familia de los Cornelios.
Mejor conocido como Centurión Marcio Samanio Atello.
En vida real, es de Huelva, España.
En el Cuento de Roma, será un comandante clave, de una legión romana clave, en Hispania, en un futuro muy, muy cercano.
Ustedes — mis queridos oyentes, pueden ir adivinando de cuál legion estoy hablando.
Y por el otro lado — Cayo Julio Ceretano Rescriptor.
Obviamente, de la familia de los Julios.
Mejor conocido como Cayo Julio Ceretano. El cognomen de Rescriptor lo merecerá en unos años más, y ya verán por qué.
En vida real, es de la región de Gadir, España.
En el Cuento de Roma, será uno de los personajes claves en la transición de Hispania de ser un territorio cartaginés, a convertirse en un territorio romano.
Como un dato más, esteCayo Ceretano Rescriptor aparece en nuestro podcast hoy mismo — es decir, en este mismo episodio.
Más concretamente, en unos 30 minutos mas.
Mientras tanto, centuriónMarcio Samanio Atello, aparecerá, apenas los romanos comiencen a formar parte de los destinos de Hispania.
Más concretamente, en nuestro Episodio 86 – El Tratado del Río Ebro.
Aquí va una nota final en cuanto a este tema.
El tema de introducir oyentes, digamos — personas reales, y meterlos dentro de nuestro podcast, y dejar que ellos mismos manejen sus propias vidas, dentro del mundo de Roma (de aquel entonces) — ese es el propósito de este podcast.
Todo lo que tienen que hacer, es elegir sus nombres, sus cognomen, a que tribu quieren pertenecer, y como si fuese una serie televisiva, ellos irán progresando, dentro del Cuento de Roma.
Tendrán sus propias profesiones, sus propios descendientes, y sus destinos.
Y repito — todo eso, es algo que representa la misión más importante de esta Saga — la Saga Familiar.
Porque al final y al cabo, todos nosotros — Usted, yo, sus hijos, y hasta ese vecino suyo — todos provenimos de una sola semilla.
Un mismo DNA.
Una misma Eva — o si prefiere — un mismo Adán, genéticamente hablando.
Todos Ustedes — muchachos (y muchachas) — sin NI UNA SOLA excepción, han tenido bis-bis-bis-abuelos que vivieron, sufrieron, amaron, y rieron, en aquellos tiempos.
Y bueno.
✱
Yo creo que es hora de ver,
qué exactamente hacían esos abuelos suyos,
en los tiempos de Roma antigua.
✱
Finalmente — en octavo lugar, tenemos un vistazo de lo que viene.
Una breve paz, antes de la tormenta.
Vamos a ver que Tito Manlio Torquato hasta logrará hacer algo, que muy pocos comandantes lograron hacer, en cuanto a las puertas del templo de Jano.
Pero bueno, como eso queda para nuestro próximo Episodio, pues no voy dar el spoiler ahora, aunque se perfectamente, que acabo de hacer, justamente ESO. (Jajaja)
Y por último — como siempre, música de cierre, y saludos personales, después de eso.
Hola, les habla Abel, desde Pekín, China. Bienvenidos a mi podcast.
El Cuento de Roma, Episodio 78 – Estado de la Unión – 244 AC.
Cinco veces tuvimos nuestro Episodio del Estado de la Unión, y hoy vamos el por el numero seis.
Cinco veces echamos a nuestra águila al vuelo, y cinco veces hicimos una enorme vuelta a la Cuenca del Mediterráneo, el epicentro natural del mundo de Roma.
Hoy — nuestra águila tomará vuelo por sexta vez, pero esta vez le añadimos un pequeño sonido.
(música de águila)
Personalmente no se mucho de música, pero creo que este sonido no está tan mal.
Alas agitándose — el cielo abierto — un segundo de música atmosférica — y luego, el llamado, el sonido, del animal que siempre gobernó los cielos. Un águila.
Bueno, como ya saben — estamos en el año 244 AC, y estamos a exactamente tres años de finalizar con el tema de la Primera Guerra Púnica. Y en nuestro podcast, eso va a suceder en nuestro episodio siguiente, llamado — Episodio 79 — Roma 1 – Cartago 0.
Pero antes de comenzar nuestro vuela de águila, quiero ver qué exactamente, hicimos en nuestros cinco vuelos de águilas anteriores.
Entonces, para eso, tenemos una muy breve lista, de — obviamente — cinco puntos.
UNO — En nuestro Episodio 13 estuvimos en el año 509 AC.
Recién habíamos echado a Tarquino el Soberbio de la ciudad, y tuvimos los dos primeros Cónsules romanos.
Pero — en el sentido más grande del cuadro, en aquel episodio, establecimos una tradición.
La tradición de que cada décimo-tercer episodio, pues — sería un episodio de un vistazo general de la situación de Roma, y del mundo alrededor de Roma, tambien.
DOS — En nuestro Episodio 26 estuvimos en el año 390 AC.
Y estábamos en el medio del tremendo lío, con los galos senones de Breno atacando y saqueando Roma, y con Marco Furio Camilo, estando exiliado, afuera de Roma.
Pero — al final de aquel episodio, tuvimos una lista de todos los Cónsules, Decenviros y Tribunos Militares más importantes, entre los años 509 y 390 AC — es decir, los primeros 119 años de la República de Roma.
Así es — fuimos desde Lucio Junio Bruto hasta aquellos Tribunos Militares llamados Quinto, Numerio y Cesón Fabio Ambusto, que terminaron haciendo un lío en la ciudad de Clusium. Se acuerdan?
TRES — En nuestro Episodio 39 estuvimos en el año 320 AC.
Y estábamos en el medio de las Guerras Samnitas, con personajes como Decio Mus y Marco Valerio Corvo dándonos un sabor de lo que vendrá.
También veníamos escuchando noticias de Alejandro Magno, allá en Grecia, y más tarde — por toda Asia.
En Egipto, la Torre de Alejandría estaba en plena construcción.
Y al final del episodio, tuvimos otra lista de toda la gente que gobernó en Roma. Desde Manlio Capitolino, hasta aquellos famosos Postumio Albino y Venturio Calvino, y todo el tema de las Horcas Caudinas.
CUATRO — En nuestro Episodio 52 estuvimos en el año 286 AC.
En esa época estábamos en el medio de una de las mayores transiciones en la República Temprana. Terminamos de vencer a los Samnitas, y estamos a punto de tener que enfrentarnos a Pirro de Epiro — que surgió precisamente porque Roma y aquellas colonias griegas al sur de Italia, finalmente, se llegaron a ver, cara a cara.
Además de ser el Episodio más largo del podcast, hasta hoy — durante ese episodio tambien tuvimos un vistazo de Roma, los barrios de Roma, y hasta las alturas sobre el nivel del mar, de cada una de las partes de Roma, por el tema de los acueductos romanos.
Y al final del episodio, tuvimos una lista de todas — repito — todas las guerras y batallas que Roma tuvo, desde sus comienzos, y hasta el año 286 AC.
CINCO — En nuestro Episodio 65 estuvimos en el año 268 AC.
Si, lo sé! Es un tanto fácil de confundir.
Episodio 52 — año 286.
Episodio 65 — año 268.
286 — 268 — hasta yo mismo me confundía!
A lo mejor tendría que haber empujado el numero del año, un añito para arriba o para abajo, pero ahora, ya está así.
En aquel episodio estábamos a punto de zambullirnos en las Guerras Púnicas.
Pirro ya era historia, y con los Mamertinos haciendo lo suyo en Mesina, Roma decidió que era hora de salir de la peninsula italiana misma.
Durante ese tiempo, yo me había dado cuenta que la historia se me estaba escapando de las manos.
Y para mantener el hilo del Cuento bajo mi control, comencé a crear cuadros sinópticos, listas detalladas de eventos, y tuve que ajustar todo eso, para que el podcast me quepa en 500 episodios.
No me podía permitir que haya partes demasiado apretadas y llenas de eventos por un lado, y partes demasiado sueltas y sin acción alguna, por el otro lado.
En otras palabras, los 500 episodios tenían que abarcar los años de manera pareja.
Después, había que elegir un título apropiado para cada Episodio.
Por ejemplo, no tenemos un Episodio llamado Anibal cruza los Alpes, pero si tenemos un episodio llamado Asdrúbal cruza los Pirineos, y eso fue a propósito.
Demasiados podcasts hablan de Aníbal cruzando los Alpes, pero quien nombra un episodio del cruce de los Pirineos? Casi nadie!
Y también tuve que ajustar errores entre fechas de las generaciones de la Saga Familiar.
Finalmente, tuve que elegir e insertar a todos los invitados especiales, para todos nuestros episodios de Biografías, cada 22 episodios.
Eso, en sí mismo, era un dolor de cabeza tremendo, porque no quería dejar a algún historiador importante afuera de la serie, y tampoco quería poner a personas que no tenían absolutamente nada en común, juntos en un mismo episodio.
Y después de eso venía el enorme trabajo de diseñar todas las cubiertas.
500 cubiertas en formato rectangular (para YouTube y el sitio web), y luego, 500 cubiertas en formato cuadrado (para iTunes, iVoox y el podcast en sí).
Después de eso, 1000 más para la versión en ingles, y 1000 más para la version en chino, que lo publica mi esposa.
De todas maneras.
El resultado de eso fue que, al final del Episodio 65 les leí (muy contentamente), la lista entera de todos los episodios próximos, desde el Episodio 66, hasta la mitad del podcast, es decir, el Episodio 250.
El Cuento de Roma, Episodio 75 – La Batalla de Drépano.
Según el erudito llamado Elliot Schroeder, de la Universidad de California, en San Diego, la Primera Guerra Púnica era un caso insólito, de un choque entre ambiciones económicas y militares, entre dos potencias de casi igual fuerza.
Schroeder ha escrito la siguiente oración, en su documento científico, publicado en el año 1995.
Cuando un estado se siente amenazado por un mayor poder — ese estado no dudará en sacrificar ganancia económica, a corto plazo — para obtener seguridad militar, a largo plazo.
Eso, en mi opinión, fue el mayor factor, y la mejor explicación, de por qué los romanos seguían construyendo flotas, reclutando soldados, y entrenando remadores de barcos de guerra.
Bueno.
Según el plan que habíamos trazado en el comienzo de esta guerra, hoy vamos a ver los dos encuentros que los romanos tuvieron en las ciudades de Lilibeo y Drépano, y el envío de Marco Atilio Régulo a Roma.
O sea, que son tres temas grandes — en general — más — el tema de las gallinas sagradas, por razones que ya verán.
Entonces…
Lilibeo.
Drépano.
Régulo, como prisionero en Roma.
Más — las gallinas sagradas, que van a ir primero.
Bueno.
En cuanto a Régulo, recordemos que éste fue enviado a Roma, después de la derrota de Drépano, para que — según algunos historiadores — se encargara del asunto, del intercambio de prisioneros de guerra.
O bien — según otros historiadores — para hacer un tratado de paz, entre Cartago y Roma.
Así que hoy vamos a empezar con Lilibeo, luego Drépano, y luego, lo de Régulo.
Pero como una de estas dos batallas — para ser mas exactos, la Batalla de Drépano, tuvo un incidente muy famoso, con unas gallinas sagradas, vamos a tener que hablar de gallinas sagradas primero.
Así que, empecemos así.
Yo sí sé — de gallinas.
No sabré de las gallinas sagradas de la Roma antigua, pero sí sé, de gallinas comunes.
Cuando tuve 12 años de edad, mis padres decidieron emigrar de Alemania — y terminamos yendo a Argentina, donde mis padres compraron una pequeña granja, de unas 10 hectáreas de tamaño.
Sandías. Duraznos. Nogales. Vacas. Frutillas y tomates.
Y bueno — también tuvimos gallinas.
Así es.
Un montón de gallinas.
De hecho — en un momento dado, tuvimos entre dos, y tres mil gallinas.
Gallinas ponedoras, como las llaman allá.
Ponen huevos.
Bueno.
Y yo siempre me acuerdo, cómo esas gallinas se trataban entre sí.
Y no estoy hablando de gallinas — y como se trataban entre sí, a la hora de comer.
De eso — de como las gallinas comen, vamos a hablar un poquito mas tarde en este Episodio, porque, bueno — los romanos interpretaban la voluntad de los dioses, de esa manera.
Pero — aquí — yo estoy hablando de gallinas — y como se trataban entre sí, a la hora de poner huevos.
Y aquí va una pequeña advertencia, mis queridos oyentes.
Para aquellos que no tienen buen estómago, por favor — o bien — adelanten este episodio unos 15 segundos para saltear lo que estoy por contar — o bien — pónganse a hacer algo que los vaya a distraer por ese tiempo.
Bueno.
Miren lo que pasó.
Mientras una gallina hacía ese típico esfuerzo que gallinas hacen, para poner un huevo, otra gallina se le aproximaba desde atrás, y — siempre mirando con un solo ojo — esperaba, a que el huevo empezara a salir.
Y para desmayo mío — apenas el huevo estaba a la vista, esa gallina se ponía a picotear a la otra pobrecita.
Pero — esperen! — no picoteaba el huevo!
Esa gallina picoteaba al lado del huevo, hasta que finalmente conseguía pinchar con su pico, las entrañas de la otra gallina.
Y apenas tenía un pedacito del — no sé — intestino, o como quiera que se llame eso — dentro de su pico, esa maldita gallina se echaba a correr, como si tuviese que esconder el grano de maíz mas sabroso del mundo.
Y — chicos — no hace falta que les diga — cómo reaccionaba esa otra gallina, llena de dolor, y aun sin poder moverse — porque todavía estaba empujando el huevo!
Era una tortura, en vivo!
Y para colmo de males — como a los días de eso, las gallinas comenzaron a aprender a hacer eso — una, de la otra.
Cada mañana, cuando nos levantábamos, había entre 10 y 20 gallinas muertas — o muriéndose — con todas las entrañas colgando afuera, casi como un metro de largo.
Y las otras gallinas, como unos monstruos de caníbales, saltando alrededor de esas víctimas — y — meta! — picoteando y jalando, esas entrañas!
Por supuesto que, apenas mis padres se dieron cuenta, que esto no iba a ser un caso aislado — inmediatamente fueron a la ciudad, y bueno — compramos jaulas para gallinas.
Un montón de jaulas!
Y bueno — terminamos poniendo a nuestras gallinas, en nuestras jaulas.
Nuestro sueño — y nuestra idea idílica, de una granja con vacas, gallinas, uno o dos caballos — algo al mejor estilo de La Familia Ingalls, se fue al Mercurio, y bueno — lo demás es historia.
Y por supuesto…
Recuerden, por favor, que — en aquel entonces — yo recién venía de Alemania, donde gallinas — solo las había visto en ilustraciones.
Enfin.
Nunca me olvidaré de esas gallinas.
Y por eso dije…
Yo verdaderamente sé de gallinas.
Inyectarlas cada tres meses, para que no se mueran del virus mas nuevo.
Limpiar las jaulas.
Darles de comer, y de tomar.
Apagar las luces a la tarde, porque sino — seguían comiendo, hasta que reventaban del empache.
Soltarlas en el patio — de a grupos, para que no estén en esas jaulas, las 24 horas del día.
Eso — por supuesto — debido — y gracias — a las fuertes convicciones religiosas de mis padres. Mis viejos solían decir que “eso, era tener conciencia.”
Pero entonces, cuando estaban sueltas — alrededor de la casa — yo y mi hermano, las teníamos que cuidar!
Y hasta tenía que hacer que dejaran de mirar al cielo — como hipnotizadas — cada vez que llovía.
Porque — sino — se ahogaban a muerte, con el pico abierto, mirando al cielo, hasta que gotas de la lluvia — entrando por el pico — las terminaban ahogando!
En serio — nunca en mi vida, pensé que un animal — digo — un animal vertebrado — se podía morir de esa manera, pero ahí está.
No por nada existe el dicho que dice “anda corriendo como una gallina sin cabeza.”
Y no por nada, sabemos que gallinas cruzan la calle cuando ven un coche, siendo que si se quedaban del lado donde estaban inicialmente, pues — estaban perfectamente a salvo!
Y — como una nota final, en cuanto o mi propia experiencia con esos animales — no quiero ni comenzar a hablar de las pulgas, vinchucas, y otros parásitos, que viven en un gallinero, o entre las plumas de una gallina.
BUENO — cerramos el tema de mis gallinas, y abrimos el tema de las gallinas sagradas de Roma.
Hola, les habla Abel, desde Pekín, China. Bienvenidos a mi podcast.
El Cuento de Roma, Episodio 73 – Sicilia, Córcega, y Cerdeña.
Lo que sucedió en Capua la primera noche de las Neptunalias, estremeció a la ciudad entera.
Si bien Capua — como cuidad — no le daba tanta atención al dios Neptuno como por ejemplo — Heraclea, aquí tenemos que mantener en cuenta, que Capua ya era una ciudad grande, y muy cosmopolita.
De hecho — para cuando la Segunda Guerra Púnica comience, Capua será capaz de alistar mas de 30 mil unidades de infantería, y 4 mil unidades de caballería.
Y como para resaltar la importancia de Capua un poco mas, en este momento — recordemos — estamos en el 254 AC — Capua es solo un poco mas pequeña que Roma y Siracusa, y un poco mas grande que Cartago.
Así que cuando el relato de un crimen — o cualquier otro chisme — comenzaba a andar por las calles de Capua — bueno — eso significaba, que no eran pocas, las personas que hablaban de ese tema.
Y en este caso tenemos un crimen que lo tenía todo.
Vicio.
Sexo.
Un juramento de venganza.
Un juez corrupto.
Una esclava acusada de algo que ella no cometió.
Guerra y patriotismo.
Religión y sacrificio.
Y para hacerlo mas interesante aún, la mitad de Capua odiaba a la víctima de ese crimen, mientras que la otra mitad lo defendía a muerte.
Se trataba de un hombre llamado Tacio. Un viejo de origen Sabino que vivió en Capua desde los tiempos de la Gran Guerra.
Pero jueces, magistrados, y muchas otras personas de alto nivel en la ciudad, tenían muchos intereses en asegurarse que nadie se vaya a olvidar de lo que sucedió, esa noche, la noche del primer día de las Neptunalias.
Fue un crimen tan macabro, tan violento, y sobre todo — tan atrevido — que ciudadanos de Capua hablaron del tema, por un largo, largo tiempo.
La víctima?
Un hombre de alta sociedad, conectado con miembros de la familia de Apio Claudio, pero a su vez, un hombre muy vicioso y perverso.
El criminal, o los criminales?
Entraron a la casa de Tacio mientras la ciudad festejaba y celebraba al dios Neptuno.
Primero forzaron a que el viejo les dijera donde se encontraba Aemilia, o el cuerpo de ella. Al final encontraron el cuerpo de la muchacha, lejos — bien lejos, al fondo del terreno de la propiedad.
Estaba parcialmente enterrado, y parcialmente quemado, y pudriéndose — mitad al aire libre.
Probablemente llevaba tres o cuatro semanas, de estar ahí.
Y ahí fue que la furia — de tanto Bruto, como Mamerco Publio — se desató.
Mientras Domicio no participó en lo que viene a continuación, los dos muchachos realmente se pasaron, en la crueldad del acto.
Al final de ese acto, el cuerpo de Tacio fue encontrado, atado cabeza para abajo, junto a tres cerdos.
Tanto los cerdos como el anciano — mas un esclavo que vivía con el viejo — todos estaban parcialmente carbonizados — el olor nauseabundo, de carne humana quemada, perforando el aire.
Y era obvio que Tacio fue torturado, y maniatado mientras aún estaba vivo. Partes de su cuerpo faltaban, y no eran las piernas.
Una nota fue hallada en una vasija, y esa nota simplemente decía “Némesis.”
El nombre de la diosa griega de la venganza.
Némesis fue luego adoptada por los romanos, y formó parte de la mitología romana.
Pero — la noche que todo eso sucedió — nadie se dió cuenta, de nada.
Para cuando vecinos notaron las llamas, la casa entera estaba siendo devorada por el fuego. El olor a brea líquida, por todos lados — era la primera pista, de que esto era un crimen premeditado.
Bueno — de ese crimen, y de las consecuencias del ese crimen — vamos a hablar al final de este Episodio.
Por supuesto — nosotros sabemos, que los asesinos eran nadie mas y nadie menos que Domicio, MamercoPublio, y Bruto, de nuestra Saga Familiar.
Y que lo que hicieron en Capua, fue en venganza por Aemilia, y por todo lo que ella sufrió en los últimos años.
Bueno. Ahora — vamos a la parte de historia.
Pero como este es el Episodio mas largo del podcast, hasta aquí, quiero brevemente darles a saber el orden de las cosas, en el cuento de hoy.
Primero, un análisis de lo que pasó durante nuestro Episodio pasado, y una lista de grandes perdidas de marineros y tropas en general, como para poner todo esto en perspectiva.
Luego, un breve paréntesis para hablar de clientes y patrones en antigua Roma.
Como tercero, lo que sucedió a continuación en Sicilia, seguido por la Palabra en Latin.
Después de eso, la caída de Agrigento en manos de Cartago, seguido por la reacción de los romanos a ese evento, incluyendo el intento de sitiar a Lilibea.
En quinto lugar, el relato de la segunda pérdida de una flota romana.
Después de eso, la conquista romana de Palermo y los eventos del año 252 AC.
En séptimo lugar, el Cónsul Lucio Cecilio Metelo logra defender Palermo.
Luego, y un breve vistazo de Córcega y Cerdeña, desde el punto de vista de miembros de nuestra Saga Familiar.
Y por último, anuncios, música de salida, y saludos personales.
Listo! Empecemos!
Durante nuestro Episodio pasado, vimos la batalla en la cual Marco Atilio Régulo fue tomado prisionero de guerra.
Y si creyeron que en este Episodio — es decir, un Episodio mas tarde, lo dejaríamos en libertad, pues — se equivocaron, mis queridos oyentes.
Régulo vivió en cautiverio — dentro de los muros de Cartago, por cinco años enteros, y eso significa que no lo vamos a ver, volver a Roma, hasta nuestro Episodio 75 — La Batalla de Drépano.
Ahora, entonces, empecemos con nuestro Episodio en sí.
Hola, les habla Abel, desde Pekín, China. Bienvenidos a mi podcast.
El Cuento de Roma, Episodio 72 – El Imperio Contraataca.
Durante nuestro Episodio pasado les había dicho que en este episodio veremos por primera vez, la caída de un miembro de nuestra Saga Familiar, como prisionero de guerra.
Hay una cosa más que hace, que este Episodio sea un tanto especial.
Este es el primero de cinco episodios en nuestro podcast, cuyo nombre viene directamente “inspirado” — o si prefieren — “prestado” — o “robado” — del título de una película.
Así es — este Episodio 72 — viene con un diseño un tanto especial, y tanto la cubierta, como el nombre del Episodio provienen de la película de STAR WARS — en castellano — LA GUERRA DE LAS GALAXIAS — El Imperio Contraataca, una famosa película del año 1980, dirigida por George Lucas.
En total, esto ocurrirá cuatro veces mas, en el podcast, y eso significa que de un total de 500 episodios, hemos decidido que un 1% de los episodios, vienen inspirados en títulos de fenómenos de cinematografía mundial.
Los otros cuatro son:
Episodio 125 — Orgullo y Prejuicio.
Episodio 227 — El Padrino.
Episodio 270 — La Bella y la Bestia.
Y finalmente, Episodio 294 — Mi Gran Boda Griega.
Y aquí si necesito aclarar que estas películas no son necesariamente mis películas favoritas, de hecho — solo dos de ellas lo son, y tambien quiero decir que esto solamente es una de las temáticas que tenemos, a la hora de darles títulos a nuestros episodios.
Por supuesto que pueden ver todos los títulos, así es — la lista completa de los 501 títulos — si van a elcuentoderoma.com/plan,y ahí se vana dar cuenta que hay varias temáticas, como el caso de episodios basados en normes de películas.
Tenemos tres episodios basados — o dedicados, a Legiones romanas.
Tenemos tres episodios basados en la canción “no llores por mí, Argentina.”
Tenemos tres episodios basados en “rutas” famosa de la época — la ruta del Ámbar, la ruta de la Seda, y la ruta a las Indias.
Tenemos cincoepisodios basados en nombres de provincias romanas, y finalmente — tenemos cuatroepisodios con la palabra “sitio” — sieteepisodios con la palabra “desastre” — 15 episodios con la palabra “guerra” o “guerras” — y finalmente, 34 episodios con la palabra “batalla.”
Y eso sin contar — por supuesto — nuestros 22 episodios de Biografías, 39 episodios del Estado de la Unión, y 5 episodios de Preguntas y Respuestas.
Ahora…
Una breve Fe de Erratas, de nuestro Episodio pasado.
Y esta vez, le debo el dato — o digamos — el error, a Jordi Argelaga — espero estar leyendo ese nombre correctamente — quien nos escucha desde Barcelona — España.
Jordi me ha recomendado aclarar, que el río Guadalquivir, que he mencionado durante nuestro ultimo Episodio, pues — en los tiempos de la Primera Guerra Púnica — no se llamaba así.
De hecho — el nombre de Guadalquivir — no aparece hasta los mediados del siglo VIII, que era el tiempo, cuando esa region comenzó a tener una fuerte influencia árabe.
Y entonces — cuál era el nombre de ese río?
Pues — el nombre de ese río, era Baetis. B — A — E — T — I — S.
Y eso — obviamente — hace mucho sentido. En nuestro plan del podcast hasta tenemos un episodio con ese nombre.
Así es.
Si se fijan, nuestro futuro Episodio 304 se llama — Episodio 304 — Aceite de Oliva de Hispania Baética.
Bueno.
Gracias, Jordi — y un saludo muy cálido desde Pekín, China.
Espero poder viajar a España pronto, y ver a algunos de vosotros personalmente.
Aunque sea, para sacarnos una foto juntos, tomar una cerveza, un café, o un buen vino, y hablar de Roma antigua.
Y ahora, un errorcito más.
Y esto me lo dijo Beatriz Noguez — espero estar leyendo bien su nombre.
Beatriz nos escucha desde México.
Beatriz me ha enviado un comentario diciendo que en nuestro Episodio 56 — Pirro llega a Italia, yo he hablado de la forma como los romanos empezaron a acuñar sus propias monedas.
Allí, yo utilicé la palabras “mentas” para referirme a lo que en inglés son las “mint.”
M — I — N —T.
Bueno, Beatriz me dice que esas casas no se llaman “mentas” en castellano, puesto que eso es una transliteración del ingles, y que — en lugar de ello — esas casas, simplemente, se llaman “casas de moneda”.
Listo — otro asunto aclarado, y muchas gracias a ambos — Beatriz y Jordi.
Ya — Fe de Errata cerrada!
La otra cosita que quiero mencionar, es que he comenzado con una pequeña tradición de mandar saludos a oyentes, al final de la música de cierre, de cada Episodio.
Bueno.
Punto aclarado, y ahora vamos a nuestro episodio propiamente dicho.
Hola, les habla Abel, desde Pekín, China. Bienvenidos a mi podcast.
El Cuento de Roma, Episodio 65 — Estado de la Unión – 268 AC.
Estamos en nuestro quinto Episodio de El Estado de la Unión, y estamos a punto de zambullirnos en las aguas de las Guerras Púnicas.
Eso significa que esta vez vamos a ver mucho mas del tema de Cartago, la gente que vivía allí, la gente que gobernaba con Cartago, y cuales eran las mayores diferencias entre Cartago y Roma.
Y primero que nada, una pregunta — por qué esas guerras se llaman Púnicas?
Por qué no se llaman las guerras de Cartago, o las guerras cartaginenses?
No sería más lógico?
Al final y al cabo, hemos tenido las Guerras Samnitas, las Guerras Pírricas, y las Guerras Latinas.
Y obviamente, las Guerras Samnitas eran contra los Samnitas.
Las Guerras Pírricas eran contra Pirro, y en un futuro — las Guerras Macedónicas serán contra Macedonia, y las Guerras Celtíberas serán contra los Celtas de Iberia.
Miren que lógico está eso!
Entonces, de dónde proviene la palabra Púnico o Púnica?
La respuesta a eso, y mucho más, entonces, cuando nuestra águila llegue a Cartago.
Y esta vez, en nuestro vuelo alrededor del mundo de Roma, tambien tenemos que ver con mucha más amplitud dos regiones, a saber.
Partia y China.
Partia porque estamos muy cerca de presenciar el nacimiento del Imperio Parto, y China porque estamos muy cerca de presenciar la llegada al trono, del tal conocido Primer Emperador de China.
Ambos eventos son tan importantes en sí mismos, que nuestro futuro Episodio 76 se llamará “Nace el Imperio Parto,” y nuestro futuro Episodio 77 se llamará “El Primer Emperador de China.”
Obviamente, esos dos episodios no serán dedicados exclusivamente a eso, sino que tendrán ese tema incluido en el resto de todos los acontecimientos del año en cuestión.
Al fin y al cabo, nosotros vamos a estar metidos en el medio de la Primera Guerra Púnica, y vamos a estar super ocupados dando vueltas a la isla de Sicilia, como si fuera una calesita.
Ya.
Entonces — estamos en el año 268 AC, y nuestra águila irá desde Roma misma, primero hacia el norte (hasta los Alpes), y luego dará una enorme vuelta al Mar Mediterráneo, en el sentido del reloj.
Después de eso, vamos a escuchar — muy rápidamente, la lista de futuros episodios, desde este Episodio 65, hasta el Episodio 250, que nos va a encontrar en el año 68 después de Cristo.
Así es — al final de este Episodio veremos la lista entera del plan del podcast, Episodio por Episodio, con el nombre del Episodio, y una palabrita o dos, acerca de ese Episodio, si es que hace falta.
Y como esta vez no tenemos el segmento de la Palabra en Latin, podemos comenzar ya!
Qué les parece?
Roma
Roma, como ya era de costumbre, se estaba recuperando de otra peste.
Dos años más tarde, es decir, en el 266, Roma verá otra peste, una peste mucho más aguda, y otra vez, será por el tema del agua, los desagües, y — por supuesto, el plomo.
Los romanos, como buenos ingenieros, y como gente muy práctica, sabían que Roma no podía sobrevivir con el agua del Acueducto Appio solamente, y cuatro años antes, se pusieron a construir un Acueducto mas grande.
En este año — el 268, ese acueducto por fin estaba listo, y los romanos tuvieron una cantidad de cosas por primera vez.
Por primera vez, agua entraba a la ciudad de Roma, montada encima de columnas y arcos, porque esa agua tenía un nivel más alto que el Acueducto Apio.
Por primera vez, las partes más altas de la ciudad, se vieron abastecidas con agua corriente.
Por primera vez, el agua provenía de montañas — no de las afueras o cercanías de Roma, sino de una distancia de nada menos que 64 kilómetros.
Así es — el segundo acueducto romano traía agua desde los montes mas allá del Lacio, de una distancia que antes, la gente no se podía ni imaginar.
Y por primera vez, el Senado no tuvo que ni discutir el tema del financiamiento de esa obra, porque lo que los romanos obtuvieron después de vencer a Pirro, era más que suficiente para la construcción de esa obra tremenda.
Y digo tremenda, porque ese acueducto traía mas que el doble del Acueducto Apio, y con una fuerza de tracción siete veces mayor.
Eso se debía a la altitud de la fuente misma, ubicada a 850 metros sobre el nivel del mar. La fuente en sí, era un lago, llamado el Lago del valle del Anio.
Habrá otro acueducto mas, en el futuro, que traerá agua de ese mismo lago, pero 250 años van a pasar antes de que eso suceda.
Hoy por hoy, los romanos lo llamaban el Acueducto del Anio.
Más tarde — en unos dos siglos y medio, lo llamarán, el Acueducto del Anio Viejo, para distinguirlo del Acueducto del Anio Nuevo.
Y van a pasar otros setenta años hasta que Roma obtenga su tercer acueducto, así que este evento era uno de los mayores eventos de este año.
Y como para compararlo al acueducto Apio, veamos un par de datos.
Largo del Acueducto Apio — 16 kilómetros.
Largo del Anio — 64 kilómetros.
Inclinación del Acueducto Apio — 0,06%
Inclinación del Anio — 0,36%
Eso significa, que por cada kilómetro, el agua caía unos 36 centímetros.
Altura en la fuente del Acueducto Apio — 30 metros… Casi nada!
Altura en la fuente del Anio — 850 metros.
Metros cúbicos por día del Acueducto Apio — 73 mil.
Metros cúbicos por día del Anio — 176 mil.
Bueno.
Y con todo eso, todavía tuvieron, un brote de peste, dos años más tarde.
Hola, les habla Abel desde Pekín, China. Bienvenidos a mi podcast.
El Cuento de Roma, Episodio 13 — Estado de la Unión – 509 AC.
Este es nuestro primer episodio de El Estado de la Unión, y tal como muchas cosas que sucedieron en Roma por primera vez, este episodio tendrá el honor y el deber de establecer normas, estilos, y otros precedentes para futuras ediciones de episodios de El Estado de la Unión.
Si escuchó el episodio pasado, sabrá que esta semana tendemos un episodio un poquito más largo, y no tendemos el corte usual de la Palabra de la Semana, en Latin.
Así que empecemos ya mismo, porque no tenemos todo el día, y tenemos un vuelo de águila de muchos kilómetros de circunferencia.
Nuestro vuelo de águila va a empezar en Roma misma. Vemos qué pasa en Roma, Etruria, y Grecia Magna.
De ahí vemos las tres islas grandes cerca de Roma. Sicilia, Córcega, y Cerdeña.
Luego vamos para el norte, y cuando lleguemos a los Alpes, vamos a dar un gigantesco círculo en el sentido del reloj que nos llevará por todas las partes que tarde o temprano tendrán influencia en la historia de Roma.
Así que vamos a ver Dalmacia, Macedonia, el Epiro, y Grecia.
De ahí a Asia Menor, y entonces a las tierras de Siria, Palestina, y Egipto, que en ese momento estaban bajo el yugo de los persas.
Entonces nuestro vuelo tomará un rumbo hacia la puesta del sol, hacia Cartago y la costa norte de África, para luego sobrevolar las columnas del Gibraltar, que según la leyenda fueron abiertas, o cerradas por Hércules mismo—dependiendo de cuya versión ha escuchado.
Esto nos llevará de regreso a Europa, donde veremos a los pueblos que habitaban lo que hoy es España y Portugal, y las Galias. Haremos un pequeño desvío para mencionar a las Islas Británicas, y de ahí volveremos hacia Roma, sobrevolando a los pueblos de los Países Bajos y Germania.
Por último, dos tiritos de penal más, puramente honoríficos: India y China.
¿Qué les parece?
Bien. Ahora, Roma.
En el año 509 AC, el dominio de Roma se estrechaba desde el pie de los Apeninos en el este, hasta el mar Mediterráneo en el oeste. Iba desde el rio Tiber en el norte, hasta la ciudad de Capua, en las cercanías de lo que hoy seria Nápoles.
En ese entonces, los vecinos de Roma eran los Samnitas. De ellos vamos a escuchar un montón, más tarde.
Alrededor del comienzo de la república, Roma contaba con unas 130,000 personas, en total.
Pero, aquí cabe la pregunta.
¿Eran los romanos un hormiguero de gente que iban y venían al unisón de los intereses de la ciudad, como una mansa masa, sin voluntad propia?
No, por el contrario.
La Roma de ese entonces ya tenía un tono cosmopolita, y era difícil distinguir por las calles, quien era un romano y quien era un etrusco, o un griego asentado en Roma.
La ciudad hervía con diferentes colores y olores, vestidos y sonidos.
Las calles de Roma estaban repletas de hombres y mujeres, ancianos y niños, esclavos y nobles, gladiadores y soldados, profesores y mendigos, y todo el mundo solamente se preocupaba de su propio bienestar, y solamente luchaba por control, o por la libertad del control ejercido por otros.
Roma tenia mercaderes y maestros, trabajadores y vagos, gente de literatura y gente iliterata, prostitutas y vírgenes vestales, deudores y colectores de deudas, gente que se despertaba con el sol y gente que se iba a dormir a esa hora.
Las dos diferentes clases sociales más numerosas de Roma nunca se ponían de acuerdo en nada, y si bien la nueva república aparecía como la solución a todos los problemas de Roma, para la gente de las clases más bajas, la diferencia entre tener un rey o tener un cónsul, era igual a cero.
Prontamente Roma se verá entroncada en revueltas y huelgas, y luchas internas entre aquellos que tenían el poder, y aquellos que no lo tenían y consideraban que se lo merecían.
Miles de plebeyos, especialmente aquellos que se habían enriquecido durante las generaciones, lloraban en las plazoletas y los fórum, demandando justicia y el derecho al voto, o a un voto más de acuerdo a las realidades numéricas de Roma.
Pero esos mismos plebeyos se hubiesen rebelado totalmente si el gobierno hubiese decidido darles esos mismos derechos a las mujeres, o a los esclavos, o a los inmigrantes.
Esta última capa de la sociedad, presente pero ignorada, no tenía ni voz ni voto, pero sostenía el futuro de Roma.
Imagínese a los blancos pobres de los EEUU en el tiempo de antes de Lincoln, y lo que hubieran hecho si el gobierno les hubiese dado más derechos a mujeres, esclavos e inmigrantes.
Y fíjese que la tal llamada democracia de Roma no era un acto de restricciones al estilo de las democracias de hoy, donde es posible impugnar a un presidente, o botar a un primer ministro de su oficina.
No. Aquí no se trataba de limitar el poder que un cónsul ejercía. Los poderes de un cónsul no diferían en nada del poder que los reyes tenían antes.
La diferencia era que al cabo de un año, el cónsul tenía que devolver ese poder.
Punto y aparte, y así de simple.
La otra característica de Roma era que cuando amenazas aparecían por el horizonte, todas las diferencias entre patricios y plebeyos se esfumaban, y todo el mundo se unía a la defensa de la patria. Los ricos, porque de ellos eran las tierras. Los pobres, porque en cualquier otro sitio, estarían en cadenas por haber perdido la batalla. O peor aún.
Pero apenas esa amenaza desparecería, las dos partes reanudaban con sus rencillas y peleas, en el lugar exacto donde habían parado la música, antes de ir a defender Roma.
Veremos mucho más de las dos clases sociales de Roma muy pronto, pero cabe decir que la gran mayoría de los romanos, y cuando digo gran mayoría, estoy diciendo más del 90% de la población, no vestían togas, no iban al teatro, y no comían de platos de cerámica hechos en Grecia.
Roma cambió mucho en los 250 años de su existencia. De un pueblo de pastores y ladrones que no tenían ni libros ni comercio, se convirtieron a un pueblo de agricultores y terratenientes, que tenían libros, comercio, y un ejército extremadamente disciplinado.
Para darles una perspectiva del tiempo, quiero decirles esto antes de echar a nuestra águila a volar:
Los romanos de aquel tiempo sabían perfectamente de las leyendas de Eneas, y su llegada a Italia, y de todas las historias de Albalonga, y todo eso.
Pero eso era algo que pasó hace siglos. En un podcast, esto se escucha como un cuento, pero aquí hay un gran precipicio. Un precipicio de siete siglos, entre Eneas y la república.
Los romanos hablar de Albalonga, es como nosotros hablar de La Española, el primer asentamiento fundado por Colón. El tiempo pasó, y el mundo cambió.
Y ahora veamos cómo exactamente cambió ese mundo.
Etruria.
De Etruria vamos a escuchar mucho más en el futuro cercano, así que aquí solamente quiero destacar dos cosas que vienen a la mente, cuando hablamos de las relaciones entre Roma y Etruria. Si bien existían rutas y envíos oficiales entre las ciudades etruscas y las localidades romanas, la relación siempre fue una relación comparable a la Guerra Fría de nuestro siglo pasado.
Un enorme porcentaje de la populación romana era de origen etrusco, y las culturas y los pueblos se entremezclaron tanto que era difícil distinguir entre los dos.
Las lenguas no se parecían, y eso si marcaba una línea muy clara en la arena.
El idioma Latin todavía estaba en su época de desarrollo—sintácticamente hablando, pero aun así, los etruscos lo hablaban con un acento bien pesado, mientras que la gran mayoría de romanos no hablaban el etrusco, a no ser que eran mercaderes que iban y venían entre las dos regiones, y a no ser que eran miembros de familias bilingües.
Tambien puede imaginarse algo como Alemania y los EEUU, hoy.
El 99% de los alemanes y austríacos habla inglés perfectamente, pero se los reconoce en menos de un minuto cuando abren la boca.