Episodio 78 – Estado de la Unión – 244 AC

El mundo en el año 244 AC. Desde China hasta Hispania, y desde Numidia hasta las tribus de Iliria.


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Transcripción Parcial

Hola, les habla Abel, desde Pekín, China. Bienvenidos a mi podcast.

El Cuento de Roma, Episodio 78 – Estado de la Unión – 244 AC.

Cinco veces tuvimos nuestro Episodio del Estado de la Unión, y hoy vamos el por el numero seis.

Cinco veces echamos a nuestra águila al vuelo, y cinco veces hicimos una enorme vuelta a la Cuenca del Mediterráneo, el epicentro natural del mundo de Roma.

Hoy — nuestra águila tomará vuelo por sexta vez, pero esta vez le añadimos un pequeño sonido.

(música de águila)

Personalmente no se mucho de música, pero creo que este sonido no está tan mal.

Alas agitándose — el cielo abierto — un segundo de música atmosférica — y luego, el llamado, el sonido, del animal que siempre gobernó los cielos. Un águila.

Bueno, como ya saben — estamos en el año 244 AC, y estamos a exactamente tres años de finalizar con el tema de la Primera Guerra Púnica. Y en nuestro podcast, eso va a suceder en nuestro episodio siguiente, llamado — Episodio 79 — Roma 1 – Cartago 0.

Pero antes de comenzar nuestro vuela de águila, quiero ver qué exactamente, hicimos en nuestros cinco vuelos de águilas anteriores.

Entonces, para eso, tenemos una muy breve lista, de — obviamente — cinco puntos.

UNO — En nuestro Episodio 13 estuvimos en el año 509 AC.

Recién habíamos echado a Tarquino el Soberbio de la ciudad, y tuvimos los dos primeros Cónsules romanos.

Pero — en el sentido más grande del cuadro, en aquel episodio, establecimos una tradición.

La tradición de que cada décimo-tercer episodio, pues — sería un episodio de un vistazo general de la situación de Roma, y del mundo alrededor de Roma, tambien.

DOS — En nuestro Episodio 26 estuvimos en el año 390 AC.

Y estábamos en el medio del tremendo lío, con los galos senones de Breno atacando y saqueando Roma, y con Marco Furio Camilo, estando exiliado, afuera de Roma.

Pero — al final de aquel episodio, tuvimos una lista de todos los Cónsules, Decenviros y Tribunos Militares más importantes, entre los años 509 y 390 AC — es decir, los primeros 119 años de la República de Roma.

Así es — fuimos desde Lucio Junio Bruto hasta aquellos Tribunos Militares llamados Quinto, Numerio y Cesón Fabio Ambusto, que terminaron haciendo un lío en la ciudad de Clusium. Se acuerdan?

TRES — En nuestro Episodio 39 estuvimos en el año 320 AC.

Y estábamos en el medio de las Guerras Samnitas, con personajes como Decio Mus y Marco Valerio Corvo dándonos un sabor de lo que vendrá.

También veníamos escuchando noticias de Alejandro Magno, allá en Grecia, y más tarde — por toda Asia.

En Egipto, la Torre de Alejandría estaba en plena construcción.

Y al final del episodio, tuvimos otra lista de toda la gente que gobernó en Roma. Desde Manlio Capitolino, hasta aquellos famosos Postumio Albino y Venturio Calvino, y todo el tema de las Horcas Caudinas.

CUATRO — En nuestro Episodio 52 estuvimos en el año 286 AC.

En esa época estábamos en el medio de una de las mayores transiciones en la República Temprana. Terminamos de vencer a los Samnitas, y estamos a punto de tener que enfrentarnos a Pirro de Epiro — que surgió precisamente porque Roma y aquellas colonias griegas al sur de Italia, finalmente, se llegaron a ver, cara a cara.

Además de ser el Episodio más largo del podcast, hasta hoy — durante ese episodio tambien tuvimos un vistazo de Roma, los barrios de Roma, y hasta las alturas sobre el nivel del mar, de cada una de las partes de Roma, por el tema de los acueductos romanos.

Y al final del episodio, tuvimos una lista de todas — repito — todas las guerras y batallas que Roma tuvo, desde sus comienzos, y hasta el año 286 AC.

CINCO — En nuestro Episodio 65 estuvimos en el año 268 AC.

Si, lo sé! Es un tanto fácil de confundir.

Episodio 52 — año 286.

Episodio 65 — año 268.

286 — 268 — hasta yo mismo me confundía!

A lo mejor tendría que haber empujado el numero del año, un añito para arriba o para abajo, pero ahora, ya está así.

En aquel episodio estábamos a punto de zambullirnos en las Guerras Púnicas.

Pirro ya era historia, y con los Mamertinos haciendo lo suyo en Mesina, Roma decidió que era hora de salir de la peninsula italiana misma.

Durante ese tiempo, yo me había dado cuenta que la historia se me estaba escapando de las manos.

Y para mantener el hilo del Cuento bajo mi control, comencé a crear cuadros sinópticos, listas detalladas de eventos, y tuve que ajustar todo eso, para que el podcast me quepa en 500 episodios.

No me podía permitir que haya partes demasiado apretadas y llenas de eventos por un lado, y partes demasiado sueltas y sin acción alguna, por el otro lado.

En otras palabras, los 500 episodios tenían que abarcar los años de manera pareja.

Después, había que elegir un título apropiado para cada Episodio.

Por ejemplo, no tenemos un Episodio llamado Anibal cruza los Alpes, pero si tenemos un episodio llamado Asdrúbal cruza los Pirineos, y eso fue a propósito.

Demasiados podcasts hablan de Aníbal cruzando los Alpes, pero quien nombra un episodio del cruce de los Pirineos? Casi nadie!

Y también tuve que ajustar errores entre fechas de las generaciones de la Saga Familiar.

Finalmente, tuve que elegir e insertar a todos los invitados especiales, para todos nuestros episodios de Biografías, cada 22 episodios.

Eso, en sí mismo, era un dolor de cabeza tremendo, porque no quería dejar a algún historiador importante afuera de la serie, y tampoco quería poner a personas que no tenían absolutamente nada en común, juntos en un mismo episodio.

Y después de eso venía el enorme trabajo de diseñar todas las cubiertas.

500 cubiertas en formato rectangular (para YouTube y el sitio web), y luego, 500 cubiertas en formato cuadrado (para iTunes, iVoox y el podcast en sí).

Después de eso, 1000 más para la versión en ingles, y 1000 más para la version en chino, que lo publica mi esposa.

De todas maneras.

El resultado de eso fue que, al final del Episodio 65 les leí (muy contentamente), la lista entera de todos los episodios próximos, desde el Episodio 66, hasta la mitad del podcast, es decir, el Episodio 250.

[…]

 

Episodio 75 – La Batalla de Drépano

El sitio de Lilibeo fallado. El desastre frente a Drépano. Y el regreso de Marco Atilio Régulo a Roma. Y por supuesto — las gallinas sagradas de Roma.


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Transcripción Parcial

El Cuento de Roma, Episodio 75 – La Batalla de Drépano.

Según el erudito llamado Elliot Schroeder, de la Universidad de California, en San Diego, la Primera Guerra Púnica era un caso insólito, de un choque entre ambiciones económicas y militares, entre dos potencias de casi igual fuerza.

Schroeder ha escrito la siguiente oración, en su documento científico, publicado en el año 1995.

Cuando un estado se siente amenazado por un mayor poder — ese estado no dudará en sacrificar ganancia económica, a corto plazo — para obtener seguridad militar, a largo plazo.

Eso, en mi opinión, fue el mayor factor, y la mejor explicación, de por qué los romanos seguían construyendo flotas, reclutando soldados, y entrenando remadores de barcos de guerra.

Bueno.

Según el plan que habíamos trazado en el comienzo de esta guerra, hoy vamos a ver los dos encuentros que los romanos tuvieron en las ciudades de Lilibeo y Drépano, y el envío de Marco Atilio Régulo a Roma.

O sea, que son tres temas grandes — en general — más — el tema de las gallinas sagradas, por razones que ya verán.

Entonces…

Lilibeo.

Drépano.

Régulo, como prisionero en Roma.

Más — las gallinas sagradas, que van a ir primero.

Bueno.

En cuanto a Régulo, recordemos que éste fue enviado a Roma, después de la derrota de Drépano, para que — según algunos historiadores — se encargara del asunto, del intercambio de prisioneros de guerra.

O bien — según otros historiadores — para hacer un tratado de paz, entre Cartago y Roma.

Así que hoy vamos a empezar con Lilibeo, luego Drépano, y luego, lo de Régulo.

Pero como una de estas dos batallas — para ser mas exactos, la Batalla de Drépano, tuvo un incidente muy famoso, con unas gallinas sagradas, vamos a tener que hablar de gallinas sagradas primero.

Así que, empecemos así.

Yo sí sé — de gallinas.

No sabré de las gallinas sagradas de la Roma antigua, pero sí sé, de gallinas comunes.

Cuando tuve 12 años de edad, mis padres decidieron emigrar de Alemania — y terminamos yendo a Argentina, donde mis padres compraron una pequeña granja, de unas 10 hectáreas de tamaño.

Sandías. Duraznos. Nogales. Vacas. Frutillas y tomates.

Y bueno — también tuvimos gallinas.

Así es.

Un montón de gallinas.

De hecho — en un momento dado, tuvimos entre dos, y tres mil gallinas.

Gallinas ponedoras, como las llaman allá.

Ponen huevos.

Bueno.

Y yo siempre me acuerdo, cómo esas gallinas se trataban entre sí.

Y no estoy hablando de gallinas — y como se trataban entre sí, a la hora de comer.

De eso — de como las gallinas comen, vamos a hablar un poquito mas tarde en este Episodio, porque, bueno — los romanos interpretaban la voluntad de los dioses, de esa manera.

Pero — aquí — yo estoy hablando de gallinas — y como se trataban entre sí, a la hora de poner huevos.

Y aquí va una pequeña advertencia, mis queridos oyentes.

Para aquellos que no tienen buen estómago, por favor — o bien — adelanten este episodio unos 15 segundos para saltear lo que estoy por contar — o bien — pónganse a hacer algo que los vaya a distraer por ese tiempo.

Bueno.

Miren lo que pasó.

Mientras una gallina hacía ese típico esfuerzo que gallinas hacen, para poner un huevo, otra gallina se le aproximaba desde atrás, y — siempre mirando con un solo ojo — esperaba, a que el huevo empezara a salir.

Y para desmayo mío — apenas el huevo estaba a la vista, esa gallina se ponía a picotear a la otra pobrecita.

Pero — esperen! — no picoteaba el huevo!

Esa gallina picoteaba al lado del huevo, hasta que finalmente conseguía pinchar con su pico, las entrañas de la otra gallina.

Y apenas tenía un pedacito del — no sé — intestino, o como quiera que se llame esodentro de su pico, esa maldita gallina se echaba a correr, como si tuviese que esconder el grano de maíz mas sabroso del mundo.

Y — chicos — no hace falta que les diga — cómo reaccionaba esa otra gallina, llena de dolor, y aun sin poder moverse — porque todavía estaba empujando el huevo!

Era una tortura, en vivo!

Y para colmo de males — como a los días de eso, las gallinas comenzaron a aprender a hacer eso — una, de la otra.

Cada mañana, cuando nos levantábamos, había entre 10 y 20 gallinas muertas — o muriéndose — con todas las entrañas colgando afuera, casi como un metro de largo.

Y las otras gallinas, como unos monstruos de caníbales, saltando alrededor de esas víctimas — y — meta! — picoteando y jalando, esas entrañas!

Por supuesto que, apenas mis padres se dieron cuenta, que esto no iba a ser un caso aislado — inmediatamente fueron a la ciudad, y bueno — compramos jaulas para gallinas.

Un montón de jaulas!

Y bueno — terminamos poniendo a nuestras gallinas, en nuestras jaulas.

Nuestro sueño — y nuestra idea idílica, de una granja con vacas, gallinas, uno o dos caballos — algo al mejor estilo de La Familia Ingalls, se fue al Mercurio, y bueno — lo demás es historia.

Y por supuesto…

Recuerden, por favor, que — en aquel entonces — yo recién venía de Alemania, donde gallinas — solo las había visto en ilustraciones.

Enfin.

Nunca me olvidaré de esas gallinas.

Y por eso dije…

Yo verdaderamente sé de gallinas.

Inyectarlas cada tres meses, para que no se mueran del virus mas nuevo.

Limpiar las jaulas.

Darles de comer, y de tomar.

Apagar las luces a la tarde, porque sino — seguían comiendo, hasta que reventaban del empache.

Soltarlas en el patio — de a grupos, para que no estén en esas jaulas, las 24 horas del día.

Eso — por supuesto — debido — y gracias — a las fuertes convicciones religiosas de mis padres. Mis viejos solían decir que “eso, era tener conciencia.”

Pero entonces, cuando estaban sueltas — alrededor de la casa — yo y mi hermano, las teníamos que cuidar!

Y hasta tenía que hacer que dejaran de mirar al cielo — como hipnotizadas — cada vez que llovía.

Porque — sino — se ahogaban a muerte, con el pico abierto, mirando al cielo, hasta que gotas de la lluvia — entrando por el pico — las terminaban ahogando!

En serio — nunca en mi vida, pensé que un animal — digo — un animal vertebrado — se podía morir de esa manera, pero ahí está.

No por nada existe el dicho que dice “anda corriendo como una gallina sin cabeza.”

Y no por nada, sabemos que gallinas cruzan la calle cuando ven un coche, siendo que si se quedaban del lado donde estaban inicialmente, pues — estaban perfectamente a salvo!

Y — como una nota final, en cuanto o mi propia experiencia con esos animales — no quiero ni comenzar a hablar de las pulgas, vinchucas, y otros parásitos, que viven en un gallinero, o entre las plumas de una gallina.

BUENO — cerramos el tema de mis gallinas, y abrimos el tema de las gallinas sagradas de Roma.

[…]