La batalla más grande de Italia, numéricamente hablando. La batalla más importante de Roma, estratégicamente hablando. Estamos en el comienzo de una nueva era para la ciudad de las Siete Colinas.
Hola, les habla Abel, desde Pekín, China. Bienvenidos a mi podcast.
El Cuento de Roma, Episodio 47 — La Batalla de Sentino.
Estamos en el año 295 AC.
Después de mirarse en las caras por dos días, los soldados de ambos lados ya no daban más.
Y algo extraño sucedió al tercer día, en el terreno vacío entre los dos ejércitos.
Alguien puso un ciervo en la zona muerta — en el llano entre las dos fuerzas, y cuando el ciervo se echó a correr por el prado, alguien soltó un lobo a perseguir al cervato.
Los galos, que estaban parados al lado de los Samnitas, se pusieron a lanzar sus jabalinas hasta que el ciervo cayó muerto, mientras que los Romanos permitieron que el lobo se escapara vivo entre sus lineas, ya que representaba la divinidad del Quirinal.
— “Mira lo que han hecho estos bárbaros,” decían los romanos. “Mataron al ciervo, protegido por nuestra diosa Diana! Van a caer!”
Desde ese instante, la mayoría de los romanos estaban firmemente convencidos que los dioses estaban en su favor.
Ahora, antes de seguir con esta batalla de manera cinematográfica, tenemos que analizar los hechos que hicieron que unos 100 mil soldados se encuentren en un llano al noreste de Roma, a punto de decidir quien es dueño de Italia.
Y para llegar a eso, primero tenemos que volver a nuestra batalla de Triferno, que es donde nos habíamos quedado en nuestro Episodio pasado.
Así que, vayamos a Triferno ya!
Vamos dos años para atrás.
Estamos en el año 297 AC.
Ya sabemos de las estadísticas de ese enfrentamiento, pero como para refrescar la memoria, tenemos de un lado 20 mil romanos, y del otro lado unos 25 mil samnitas.
Quinto Fabio Ruliano y Lucio Cornelio Escipión Barbato al mando de los romanos, y un tal Gelio Estacio al mando de los samnitas.
Ambos lados tambien estaban al tanto de Publio Decio Mus estaba en camino, con más tropas a disposición para el lado romano. Obviamente, estamos hablando del hijo de aquel Publio Decio Mus que se sacrificó en la Batalla del Vesubio, en el año 340 AC.
Cuando Ruliano estaba en camino al encuentro de las fuerzas samnitas, estos trataron de poner a las fuerzas romanas en una trampa, algo como lo que sucedió en las Horcas Caudinas, en el año 321, durante la Segunda Guerra Samnita.
Ruliano, demasiado astuto como para caer en esa trampa, simplemente se negó a entrar en el valle, y los samnitas se pusieron nerviosos que los refuerzos romanos llegarían en cualquier momento, y por ende, los Samnitas perderían toda chance de una victoria.
Así que los Samnitas bajaron de los montes alrededor del valle, y le salieron al encuentro a los romanos, en el llano cerca de la localidad de Triferno.
Ruliano aceptó la batalla, y los ejércitos se prepararon para la lucha.
En nuestra saga familiar, quiero mencionar que tres de los descendientes de Aeliana y Lucio, se encontraban envueltos en ese valle, aquel día.
Uno proveniente de Cesón, uno de Julia, y uno de Lucio — todos estaban ahí.
Y creo que ahora es un buen momento para darle nombres a esos seres nuevos en nuestra saga, porque hacerlo ahora o hacerlo mas tarde — cual es la diferencia?
Así que hagamos un breve paréntesis — uno—dos—tres, y veamos esto ahora mismo:
El comienzo de Roma, versión dos – después de las cenizas. Marco Furio Camilo y Marco Manlio Capitolino son los indiscutidos héroes de Roma, pero uno acabará siendo un villano. También, el milagro de Aeliana, la esposa de Lucio.
Hola, les habla Abel desde Pekín, China. Bienvenidos a mi podcast.
El Cuento de Roma, Episodio 28 — La Roca Tarpeya.
La semana pasada vimos el fin de la trilogía del ataque, asedio, y saqueo de Roma.
Vimos como los galos de Senones finalmente se fueron de Roma, y como Camilo se convirtió en la persona que verdaderamente dirigía el destino de la ciudad.
Y aquí creo que un buen momento de decirles lo que Tito Livio escribió en la primera página de su sexto libro, esa obra gigantesca que hizo, llamada AB URBE CONDITA, o “DESDE la FUNDACIÓN de la CIUDAD” en castellano.
Leo esto de la primera página, libro 6:
Las transacciones de los romanos, desde la creación de la ciudad de Roma hasta la captura de la misma, primero bajo reyes, luego bajo cónsules y dictadores, decenviros y tribunos con poderes consulares, sus guerras en el extranjero, sus disensiones en casa, todo lo he expuesto en cinco libros.
Temas y eventos me fueron oscurecidos, tanto por su gran antigüedad, como si fueran objetos que desde su gran distancia apenas puedo percibir, así como porque en aquellos tiempos el uso de las letras, el único fiel guardián de la memoria de acontecimientos, era inconsiderable y raro.
Y, además, lo que se contenía en los comentarios de los Pontífices, y otros registros públicos y privados, todo se perdió durante los incendios que asecharon a la ciudad.
De aquí en adelante, desde este segundo origen de la ciudad, la cual nació de entre sus propias cenizas, esta vez más saludable y más vigorosa, los logros de Roma dentro de Roma y en el extranjero, serán narrados con más claridad y autenticidad.
Creo que hasta el mismo Tito Livio debe haber suspirado con alivio.
Personalmente creo que no existe un mejor lugar que este, para comenzar nuestro episodio de hoy, en El Cuento de Roma.
La niebla ya no está, y a partir de ahora tenemos un recuento de eventos que se asemejan mucho más a lo que verdaderamente sucedió en Roma.
Hola, les habla Abel desde Pekín, China. Bienvenidos a mi podcast.
El Cuento de Roma, Episodio 24 — Marco Furio Camilo.
“Padre.”
Si bien la voz de Lucio era firme y bien oíble, el viejo Marco no movió ni un solo músculo, postrado en su cama. Lucio volvió a intentarlo, poniendo una mano sobre el hombro del anciano, muy suavemente, pues temía causarle dolor con su toque.
“¡Padre Marco!”
Levemente, Marco abrió sus ojos, y una sonrisa apareció en su rostro.
“¿Has vencido, hijo?”
“Si, Padre,” respondió Lucio, orgullosamente. “Los destruimos por completo, Padre. Y te he traído esto.”
Lucio levantó unos pergaminos a la altura de los ojos de su padre, para que este las pudiera ver. Sin esperar que el viejo preguntara, Lucio le explicó que los pergaminos eran planos de máquinas para estirar cuero, tales como ellos jamás lo habían visto.
Los etruscos, resultaba ser, eran mucho más avanzados tecnológicamente hablando, que los romanos, y parte del botín de guerra eran de inmenso valor para los ingenieros romanos.
Desde cómo hacer arcos de punta triple, para las salidas de agua sucia al rio Tiber, hasta como izar velas de barcos con la fuerza de un solo hombre, casi todo en Veyes era totalmente nuevo para los ingenieros de Roma de aquellos tiempos.
“¡Padre! Esta máquina hasta podrá estirar cuero de renos,” exclamó Lucio, entusiasmado. El taller de escudos no dará abasto, se imaginaba el joven.
“Ah, los renos,” respondió el viejo. “No habrá renos en unos años más, hijo. Ya verás…”
Y el viejo tenía razón. En menos de dos generaciones el clima comenzó a volver a temperaturas como las que regían antes en Roma.
Renos, leones alpinos, y los largos inviernos comenzaron a desaparecer de Roma.
Nunca más el rio Tiber se volvió a congelar.
Cabe añadir aquí que leones alpinos eran las flores que hoy conocemos como el Edelweiss, y no estoy hablando de los felinos africanos. Leones, como tales, habían desaparecido de Italia—y casi toda Europa, ya hace más de mil años, y ahora las flores, llamadas leontopodium alpinum, o leones alpinos, desaparecían de las cercanías de Roma.
“Cuéntame, hijo. Con toda esa ciencia, como lograron entrar a Veyes?”
“Si, Padre. Fue por la obra de los dioses mismos, Padre. Yo fui el noveno hombre en pisar el suelo de Veyes. Y para sorpresa de todos, entramos en el mismísimo templo de Juno, Padre. Para cuando yo salí del túnel que el dictador mandó hacer, solo quedaban dos o tres sacerdotes vivos.”
Lucio le contó a su padre como los romanos habían excavado un túnel para entrar a la ciudad, y como, luego de la caída de Veyes, el ejército se llevó la estatua de Juno misma, a Roma.
“Y eso, Padre, fue porque los dioses mismos apaciguaron las aguas del lago Alba. Y gracias al ingenio del dictador,” añadió Lucio.
Cuando Lucio decía “el dictador,” por supuesto que se refería a Marco Furio Camilo.
“No creas en todo lo que oyes, hijo,” suspiró el viejo. “He oído otras versiones, y no fueron los dioses. Tampoco fue porque un sacerdote etrusco fue capturado por los romanos, hijo.”
“Pero, Padre… Los senadores mandaron gente a Delphi, y cuando…”
“¿Delphi? ¡Ja! No me hagas reír, hijo, y no te comportes como un idiota de once años frente a mis ojos,” el viejo casi explotó, y vigor parecía volver a su rostro.
“Esas historias son para gente que no sabe distinguir entre un ganso sagrado y una gallina común. Y si me cuentas eso porque piensas que se me fue el cerebro, estas cometiendo un pecado, Lucio. Y tampoco me digas cosas lindas de ese hijo de una serpiente, Camilo. Camilo es un Patricio. Y un Patricio jamás ayuda a un plebeyo. Punto y aparte. Igual que Cincinato.”
Silencio.
El viejo Marco solo llamaba a su hijo por su nombre cuando estaba verdaderamente enojado.
Lucio, sorprendido, se calló la boca, y profundamente dentro de sí mismo, se preguntaba cómo era que Padre sabía todo eso. Al parecer el joven había subestimado el razonamiento y el espíritu de su anciano padre.
Hola, les habla Abel desde Pekín, China. Bienvenidos a mi podcast.
El Cuento de Roma, Episodio 23 — No llores por mí, Veyes.
No es por nada que existe la expresión “hogar dulce hogar,” o “home sweet home” en inglés.
No creo ni por un minuto que exista un idioma que no tenga una frase o expresión que no sea un buen equivalente de esto, y creo que eso tambien vale para los antiguos romanos.
Pero, como veremos en este episodio, esto tambien cuenta para los enemigos de Roma, y hoy hablamos de dos de estos enemigos: Fidenas y Veyes.
La primera fue la única ciudad al sur del rio Tiber, y la segunda era la ciudad etrusca más conocida y probablemente la más fuerte de toda la confederación etrusca.
Como primero, recordemos que Veyes y Roma eran algo así como una imagen reflejada en un espejo, cada una de ellas teniendo poder de un lado del Tiber, y cada una manteniendo un pequeño enclave del otro lado del rio.
El enclave de los etruscos del lado sur del Tiber estaba a unos 8 o 9 kilómetros rio arriba de Roma, mientras que los romanos mantenían control del lado norte del Tiber justo en frente a su propia ciudad.
Después de la primera tal llamada guerra veyense, la ciudad de Fidenas no fue exactamente conquistada por los Romanos, pero tampoco quedó explícitamente bajo el control de los etruscos. Estoy hablando de la guerra del 484 al 474 AC, en la cual la familia de los Fabios fue aniquilada.
A medida que el tiempo avanzaba, y en parte debido a todas las plagas que decimaron a los romanos, no hubo una clara delineación de guerra o paz hasta el año 437 o 434 AC, según nuestras fuentes.
Hasta ese entonces los romanos tenían relativa influencia sobre Fidenas, y además había muchos residentes romanos viviendo allí. Pero todo cambió cuando los fidenitas cambiaron de partido, poniéndose voluntariamente bajo el dominio del rey de Veyes, un hombre llamado Lars Tolumnio.
Inmediatamente, Roma envió a cuatro embajadores a Fidenas para investigar si esto era real, y cuáles eran las razones por ese cambio de rumbo. Los Fidenitas, no sabiendo que decirles a los embajadores romanos, rápidamente enviaron sus propios embajadores a Veyes para preguntarle a Lars Tolumnio qué hacer con los romanos.
Según la leyenda, Tolumnio quien estaba jugando a un juego de dados en el momento en el que recibió las noticias, hizo una broma acerca de estos embajadores, diciendo algo como por qué no se morían todos los romanos, y los fidenitas inmediatamente volvieron a Fidenas y reportaron el mensaje, que por supuesto, fue totalmente malentendido.
Pero, ni dos por tres—los fidenitas mataron a los embajadores romanos.
Cayo Fulcinio, Clelio Tulo, Espurio Antio, y Lucio Roscio fueron ejecutados en la plaza pública de Fidenas, sin siquiera tanto como un juicio provisional.
Hola, les habla Abel desde Pekín, China. Bienvenidos a mi podcast.
El Cuento de Roma, Episodio 21 — Décadas de Peste y Muerte.
La Semana pasada vimos la vida de Lucio Quincio Cincinato, y vimos una época cuando Roma se encontraba a un siglo de una nueva grandeza, si bien Roma no lo sabía.
Y Roma no sabía eso por buena razón, porque las cosas no andaban bien en Roma.
Y cuando digo “cosas” me refiero a los siguientes cinco detalles:
UNO – Desde el sur de Italia, caravanas comerciales llegaban con menos y menos frecuencia, y las que si llegaban a Roma, no traían noticias buenas.
Una nueva tribu, bueno, nueva en nuestro podcast, y relativamente nueva para los oídos de los romanos comunes, se empezaba a hacer sentir en lo que hoy conocemos como Campania.
Estoy hablando de la tribu de los Samnitas.
Campania se extiende desde el sur del Lacio y hasta los montes Apeninos en el este. Hacia el sur va hasta las bahías de lo que hoy conocemos como Nápoles, junto al famoso volcán llamado Vesubio.
Una de las peores noticias, como veremos, era la caída de una ciudad llamada Capua, después de un largo asedio, creado por esos Samnitas.
Pero aun no llegamos ahí, así que vamos al punto siguiente.
DOS – El clima ha comenzado a declinar por razones que los romanos no tenían ni modo de entender. Hoy conocemos esto como una ola de variación climática en todo el Oeste de Europa, y que se extendía hasta el centro del mar Mediterráneo.
Si bien científicos hoy tienen un nombre muy definido para esta breve época de caídas de temperatura, en antigua Roma esto fue interpretado como un mal augurio de los dioses que se habían puesto en contra de Roma misma.
Y créanme, cada uno de los ciudadanos de Roma tenía una explicación personal del por qué los dioses abandonaron a Roma.
Plebeyos afirmaban que era porque los Patricios seguían siendo cabeza dura con el tema de la igualdad de derechos entre patricios y plebeyos, mientras que los Patricios culpaban a los plebeyos por el desastre que se iba desatando.
En unos veinte años, el rio Tiber se congelará por primera vez en la historia de Roma, y lo volverá a hacer dos años más tarde.
Esto será suficiente razón para poner a los romanos en un estado perpetuo de pánico.
TRES – Cosechas en la región del Lacio, y en toda la parte meridional de Italia, fallaron dos veces por cinco años consecutivos, entre los años 430 y 400 antes de Cristo.
Dos de estas cosechas fueron tan malas que ni siquiera tierras de pastura le daban alcance al ganado de la región.
Otras cosechas, como por ejemplo la cosecha del año 413 antes de Cristo—si es que podemos creer a nuestras fuentes bibliográficas, parecía que iba a salvar a la población de Roma, prometiendo ser abundante.
Pero, como si a propósito, un mes antes de la cosecha, y mientras toda Roma mantenía un festejo dentro de la ciudad—un festejo dedicado a Vulcano, el dios del fuego, las tierras fueron asechadas por un enjambre de millones y millones de langostas que no dejaron nada que fuese de color verde.
Obviamente, nosotros podemos conectar este punto con la abrupta caída de temperaturas, pero en Roma antigua, todo se conectaba a través de la benevolencia—o la furia, de los dioses.
Nunca antes, en las tierras alrededor de Roma antigua, hubo tantos altares dedicados a la diosa Ceres, diosa de la agricultura, la fecundidad, y de la cosecha.
Cabe añadir aquí, que la palabra cereales, que a menudo tenemos para desayuno, proviene del nombre de la diosa de Ceres.
Ceres – cereales.
CUATRO – Desde Atenas, aún peores noticias llegaron.
Lo que hoy conocemos como la terrible plaga de Atenas fue una virulenta explosión epidémica que afectó a la ciudad-estado de Atenas mientras esa ciudad estaba en guerra con Esparta.
El peor ataque de esa epidemia fue durante el segundo año de la Guerra del Peloponeso, es decir, el año 430 AC.
Un historiador griego llamado Tucídides,
…a ver si pueden repetir este nombre otra vez… Tucídides,
Bueno, este Tucídides escribió acerca de la Guerra del Peloponeso, y por ende, de la Plaga de Atenas. En realidad, ese hombre sobrevivió la plaga, y lo que él nos cuenta viene de fuentes de primerísima mano.
En su libro llamado Historia de la Guerra del Peloponeso, Tucídides describe la llegada de la epidemia, y como comenzó en Etiopía, atravesó Egipto y Libia y luego llegó luego al mundo griego.
La epidemia misma probablemente entró por el puerto de Atenas, llamado el Pireo.
La epidemia brotó en la ciudad, demasiado llena de gente, debido a que los campesinos fueron albergados dentro de las murallas de la ciudad.
Atenas perdió posiblemente un tercio de las personas que se cobijaban tras sus muros.
La visión de las piras funerarias ardiendo hizo que el ejército espartano se retirara por temor a la enfermedad.
La plaga mató a gran parte de la infantería ateniense, algunos de los marinos más expertos y, para colmo de males, mató al líder de Atenas, el famoso Pericles, quien murió en uno de los brotes posteriores en el año 429 AC.
Aquí hay un dato muy interesante:
En el año 2005, se realizó una correlación entre el ADN extraído de la pulpa dentaria de tres dientes recuperados del cementerio Kerameikos en Atenas, y al final de ese estudio de ADN, un conocido patógeno surgió como el culpable de la peste:
La fiebre tifoidea.
Esto significa que gente moría después de una infección de dos a tres semanas de ser expuestos a la bacteria.
Durante la primer semana, le gente sentía escalofríos y altibajos de temperatura, seguidos por tos y un fuerte dolor de cabeza. Fiebre empezaba al quinto o sexto día.
A la segunda semana los enfermos entraban a una fase de fiebre extremadamente alta, seguida por constantes diarreas, y fallas de órganos tales como el bazo y el hígado. Puntos rojos en el abdomen y el pecho indicaban el grado de infección, y me imagino, que cuando la gente tenía esos puntos, ya se entregaba a los dioses.
Al cabo de esa semana, la persona o vivía, o moría, y los sobrevivientes resultaban ser inmunes a futuras infecciones, casi en un 99% de los casos.
Si la persona seguía con malestares durante una tercera semana, muerte generalmente llegaba en la forma de hemorragias internas, y perforaciones intestinales creadas por la duración de la enfermedad y la falta de tratamiento.
En Roma, mientras tanto, y como una nota de al lado, enfermos solían pasar un noche en el templo del dios Esculapio, y si no había lugar en ese templo, tambien iban a otros templos.
La creencia popular era que si dormían una noche dentro del templo, obtendrían un sueño, el cual les daría una interpretación de qué es lo que tenían que hacer para curarse de la enfermedad.
Pero, si no tenían ningún sueño durante esa primera noche, los pacientes solían quedarse hasta tres noches consecutivas en el templo, después de lo cual, los sacerdotes generalmente les decían que se vayan a su casa, porque obviamente los dioses no querían comunicarse con ellos, y los preferían muertos.
CINCO – Si bien muchas fuentes bibliográficas solamente citan el año 441 AC como un año de hambre en Roma, estas mismas fuentes sí admiten que muchas otras hambrunas siguieron.
Los ciudadanos de Roma, si bien tenían cierto acceso a agua, y si bien las cloacas de Roma ya funcionaban de una manera bastante satisfactoria, y si bien la medicina de Roma no era la peor en el mundo de aquel entonces, aquí necesito destacar tres detalles que hicieron lo suyo para agravar la situación de Roma.
Como primero, los romanos en aquel entonces empezaban a construir rutas. Muchas rutas, a otras localidades alrededor de Roma. Esto, por supuesto trajo gente, y gente trae cosas.
Entre ellas, virus.
Algunos virus no hubiesen hecho tanto daño si una combinación de los otros factores, tales como el clima, no hubiesen ocurrido.
Como segundo, este fue el tiempo cuando Roma empezó a utilizar monedas como medio de pago. Si bien los romanos no imprimieron sus propias monedas hasta que lleguemos a la parte de los asedios de las ciudades de Veyes y Fidenas, sí existían monedas en circulación, mayormente provenientes de las ciudades de Grecia Magna.
Y como bien sabemos, monedas pasan de mano a mano, como casi ningún otro objeto en Roma.
Y como tercero, en el norte de Italia se comenzó a producir un efecto de dominó entre pueblos galos y otros pueblos dentro de la parte norte de Italia. Este contacto entre pueblos, cada uno con sus propias infecciones, debilidades, o resistencias hicieron lo suyo para que las pestes de Roma fuesen lo que fueron.
Bien.
Ahora vayamos a nuestro nuevo segmento de El Cuento de Roma, llamado el PODCAST DE LA SEMANA.
Como les conté durante el episodio pasado, cada semana, y por veinte semanas, voy a mencionar un podcast aquí. Un podcast que, tal como el mío, es joven, chiquito, sin muchas pretensiones, y con un buen estilo, y con buenas chances de crecer.
Entonces, el PODCAST DE LA SEMANA de esta semana es “La Vendetta de Remo”.
Finalmente, las leyes se pueden leer, tocar y aprender de memoria. Y esto es exactamente lo que tanto analfabetos como abogados hacen en Roma. Se aprenden las doce tablas de leyes romanas.
Hola, les habla Abel desde Pekín, China. Bienvenidos a mi podcast.
El Cuento de Roma, Episodio 18 — Las Doce Tablas.
La semana pasada vimos como la instalación de un nuevo cargo en la republica de Roma: el Tribuno plebeyo.
Tambien les recordé de un general romano, en mi opinión personal, un general cobarde, llamado Cayo Marcio Coriolano, y vamos a ver los que ese hombre hizo en el año 491 AC.
Pero primero vamos a ver el panorama general de Roma, ahora que Roma venció a los latinos, y ahora que supuestamente Roma no tenía que tener problemas, ya no más.
Bueno, si piensan así, se equivocan. ¡Los problemas de Roma están por empezar!
Como un cuadro muy general, Roma ahora estaba rodeada de tres enemigos.
Los etruscos al norte, con la ciudad de Veyes como su protagonista principal.
Los terribles volscos al sur, y los ecuos al este, donde empiezan las colinas.
La mayor diferencia entre los etruscos y los otros dos enemigos era que los etruscos formaban parte de una civilización propiamente dicha, tal como Roma.
En otras palabras, Roma sabía cómo pelearlos, y sabía cómo hacer la paz después de una guerra, y tambien cómo mantener relaciones comerciales con ellos.
Pero los volscos, y los ecuos, esas eran tribus, que no se adherían a los métodos de Roma.
No peleaban en falanges, no se atenían a contratos escritos, y solo reconocían una fuerza. La fuerza de la espada.
Pronto veremos cómo éstos volscos se convertirán en el peligro más grande de Roma por un largo rato, hasta que los Samnitas (la gente que vivía en la parte más alta de los Apeninos), hagan su aparición dentro de unos cien años.
Durante los primeros años de la república, Roma fue invadida, conquistada, y ocupada por el rey etrusco Lars Porsena. Hubo héroes y hubo cobardes. Tambien veremos lo que dice la leyenda romana acerca del rey de Clusium.
Hola, les habla Abel desde Pekín, China. Bienvenidos a mi podcast.
El Cuento de Roma, Episodio 15 — El Rey Porsena.
La semana pasada nos habíamos quedado en que Tarquinio el Soberbio logró convencer al rey de la ciudad de Clusium, un rey llamado Lars Porsena, a invadir Roma con sus fuerzas.
Clusium, una de las ciudades más poderosas de la confederación de las doce ciudades etruscas, se encontraba sobre una colina y al margen de un rio llamado Clanis, al nor-noroeste de Roma.
La palabra Clusium era una modificación de la palabra latina cludere, que significa “cerca” ya que la ciudad se encontraba dentro de la esfera de influencia directa de Roma.
Si bien no era tan cercana como la ciudad de Veyes, llegar a Clusium desde Roma no era algo difícil en aquellos tiempos.
Los etruscos mismos la llamaban Clevsin.
Hoy en día, la ciudad italiana de Chiusi, en la región de Toscana se encuentra parcialmente construida sobre lo que en la antigüedad era Clevsin, o Clusium.
La población de Chiusi, según fuentes actuales en el sitio web de la misma ciudad, anda por los diez mil habitantes.
Llegar a Chiusi es muy fácil desde Roma, ya que la autopista A1 conecta a ambas ciudades. Naturalmente tambien hay formas de visitar Chiusi por tren, y en los tiempos del rey Porsena, el rio Clanis era perfectamente navegable entre Clevsin y Roma.
He puesto una foto de como se ve la pequeña ciudad de Chiusi hoy, en el sitio web.
Como mencioné, Chiusi es una atracción turística de renombre en esa región central de Italia hoy, tanto por su rica historia como por sus atracciones turísticas.
Si bien no hay muchas, entre las que vale mencionar el laberinto de Chiusi. Ese laberinto fue parte del sistema de las cloacas de desagüe públicas, construidas en el tiempo de los etruscos, y el recorrido de esas cloacas generalmente comienza en el lugar donde hoy se encuentra la catedral de Chiusi, que por supuesto fue construida siglos más tarde.
¡Se recomienda usar un guía turístico para entrar a laberinto!
Así que. Si van a Toscana, y si tienen tiempo de visitar Chiusi, no se pierdan esa reliquia del pasado.
En Cuanto a Toscana…
Los Apeninos a lo largo del este de la región le dan un sabor un tanto nostálgico a toda esa región, y aparte de la parte de historia romana, Toscana siempre representó unos de los cimientos de la cultura e idiosincrasia de los italianos.
Bueno, volvamos a nuestra época, y veamos qué andaba pasando en Roma y en Clusium, y antes de eso, vamos por un minuto y medio, a la palabra de la semana.
OK, la semana pasada tuvimos la palabra DEPUGIS.
Depugis en Latin significa flaco, en dos sentidos de la palabra, un tanto similares.
UNO, como flaco en si, como una persona no gorda.
DOS, como pobre y delgado debido a la falta de comida.
Así que hoy lo hacemos muy simple. Depugis es flaco, delgado de hambriento, y pálido.
Y ahora La Palabra de la Semana de esta semana. La Palabra de la Semana de esta Semana es IN SITU.
Así es, otra vez una pequeña frase de dos palabras.
Hola, les habla Abel desde Pekín, China. Bienvenidos a mi podcast.
El Cuento de Roma, Episodio 13 — Estado de la Unión – 509 AC.
Este es nuestro primer episodio de El Estado de la Unión, y tal como muchas cosas que sucedieron en Roma por primera vez, este episodio tendrá el honor y el deber de establecer normas, estilos, y otros precedentes para futuras ediciones de episodios de El Estado de la Unión.
Si escuchó el episodio pasado, sabrá que esta semana tendemos un episodio un poquito más largo, y no tendemos el corte usual de la Palabra de la Semana, en Latin.
Así que empecemos ya mismo, porque no tenemos todo el día, y tenemos un vuelo de águila de muchos kilómetros de circunferencia.
Nuestro vuelo de águila va a empezar en Roma misma. Vemos qué pasa en Roma, Etruria, y Grecia Magna.
De ahí vemos las tres islas grandes cerca de Roma. Sicilia, Córcega, y Cerdeña.
Luego vamos para el norte, y cuando lleguemos a los Alpes, vamos a dar un gigantesco círculo en el sentido del reloj que nos llevará por todas las partes que tarde o temprano tendrán influencia en la historia de Roma.
Así que vamos a ver Dalmacia, Macedonia, el Epiro, y Grecia.
De ahí a Asia Menor, y entonces a las tierras de Siria, Palestina, y Egipto, que en ese momento estaban bajo el yugo de los persas.
Entonces nuestro vuelo tomará un rumbo hacia la puesta del sol, hacia Cartago y la costa norte de África, para luego sobrevolar las columnas del Gibraltar, que según la leyenda fueron abiertas, o cerradas por Hércules mismo—dependiendo de cuya versión ha escuchado.
Esto nos llevará de regreso a Europa, donde veremos a los pueblos que habitaban lo que hoy es España y Portugal, y las Galias. Haremos un pequeño desvío para mencionar a las Islas Británicas, y de ahí volveremos hacia Roma, sobrevolando a los pueblos de los Países Bajos y Germania.
Por último, dos tiritos de penal más, puramente honoríficos: India y China.
¿Qué les parece?
Bien. Ahora, Roma.
En el año 509 AC, el dominio de Roma se estrechaba desde el pie de los Apeninos en el este, hasta el mar Mediterráneo en el oeste. Iba desde el rio Tiber en el norte, hasta la ciudad de Capua, en las cercanías de lo que hoy seria Nápoles.
En ese entonces, los vecinos de Roma eran los Samnitas. De ellos vamos a escuchar un montón, más tarde.
Alrededor del comienzo de la república, Roma contaba con unas 130,000 personas, en total.
Pero, aquí cabe la pregunta.
¿Eran los romanos un hormiguero de gente que iban y venían al unisón de los intereses de la ciudad, como una mansa masa, sin voluntad propia?
No, por el contrario.
La Roma de ese entonces ya tenía un tono cosmopolita, y era difícil distinguir por las calles, quien era un romano y quien era un etrusco, o un griego asentado en Roma.
La ciudad hervía con diferentes colores y olores, vestidos y sonidos.
Las calles de Roma estaban repletas de hombres y mujeres, ancianos y niños, esclavos y nobles, gladiadores y soldados, profesores y mendigos, y todo el mundo solamente se preocupaba de su propio bienestar, y solamente luchaba por control, o por la libertad del control ejercido por otros.
Roma tenia mercaderes y maestros, trabajadores y vagos, gente de literatura y gente iliterata, prostitutas y vírgenes vestales, deudores y colectores de deudas, gente que se despertaba con el sol y gente que se iba a dormir a esa hora.
Las dos diferentes clases sociales más numerosas de Roma nunca se ponían de acuerdo en nada, y si bien la nueva república aparecía como la solución a todos los problemas de Roma, para la gente de las clases más bajas, la diferencia entre tener un rey o tener un cónsul, era igual a cero.
Prontamente Roma se verá entroncada en revueltas y huelgas, y luchas internas entre aquellos que tenían el poder, y aquellos que no lo tenían y consideraban que se lo merecían.
Miles de plebeyos, especialmente aquellos que se habían enriquecido durante las generaciones, lloraban en las plazoletas y los fórum, demandando justicia y el derecho al voto, o a un voto más de acuerdo a las realidades numéricas de Roma.
Pero esos mismos plebeyos se hubiesen rebelado totalmente si el gobierno hubiese decidido darles esos mismos derechos a las mujeres, o a los esclavos, o a los inmigrantes.
Esta última capa de la sociedad, presente pero ignorada, no tenía ni voz ni voto, pero sostenía el futuro de Roma.
Imagínese a los blancos pobres de los EEUU en el tiempo de antes de Lincoln, y lo que hubieran hecho si el gobierno les hubiese dado más derechos a mujeres, esclavos e inmigrantes.
Y fíjese que la tal llamada democracia de Roma no era un acto de restricciones al estilo de las democracias de hoy, donde es posible impugnar a un presidente, o botar a un primer ministro de su oficina.
No. Aquí no se trataba de limitar el poder que un cónsul ejercía. Los poderes de un cónsul no diferían en nada del poder que los reyes tenían antes.
La diferencia era que al cabo de un año, el cónsul tenía que devolver ese poder.
Punto y aparte, y así de simple.
La otra característica de Roma era que cuando amenazas aparecían por el horizonte, todas las diferencias entre patricios y plebeyos se esfumaban, y todo el mundo se unía a la defensa de la patria. Los ricos, porque de ellos eran las tierras. Los pobres, porque en cualquier otro sitio, estarían en cadenas por haber perdido la batalla. O peor aún.
Pero apenas esa amenaza desparecería, las dos partes reanudaban con sus rencillas y peleas, en el lugar exacto donde habían parado la música, antes de ir a defender Roma.
Veremos mucho más de las dos clases sociales de Roma muy pronto, pero cabe decir que la gran mayoría de los romanos, y cuando digo gran mayoría, estoy diciendo más del 90% de la población, no vestían togas, no iban al teatro, y no comían de platos de cerámica hechos en Grecia.
Roma cambió mucho en los 250 años de su existencia. De un pueblo de pastores y ladrones que no tenían ni libros ni comercio, se convirtieron a un pueblo de agricultores y terratenientes, que tenían libros, comercio, y un ejército extremadamente disciplinado.
Para darles una perspectiva del tiempo, quiero decirles esto antes de echar a nuestra águila a volar:
Los romanos de aquel tiempo sabían perfectamente de las leyendas de Eneas, y su llegada a Italia, y de todas las historias de Albalonga, y todo eso.
Pero eso era algo que pasó hace siglos. En un podcast, esto se escucha como un cuento, pero aquí hay un gran precipicio. Un precipicio de siete siglos, entre Eneas y la república.
Los romanos hablar de Albalonga, es como nosotros hablar de La Española, el primer asentamiento fundado por Colón. El tiempo pasó, y el mundo cambió.
Y ahora veamos cómo exactamente cambió ese mundo.
Etruria.
De Etruria vamos a escuchar mucho más en el futuro cercano, así que aquí solamente quiero destacar dos cosas que vienen a la mente, cuando hablamos de las relaciones entre Roma y Etruria. Si bien existían rutas y envíos oficiales entre las ciudades etruscas y las localidades romanas, la relación siempre fue una relación comparable a la Guerra Fría de nuestro siglo pasado.
Un enorme porcentaje de la populación romana era de origen etrusco, y las culturas y los pueblos se entremezclaron tanto que era difícil distinguir entre los dos.
Las lenguas no se parecían, y eso si marcaba una línea muy clara en la arena.
El idioma Latin todavía estaba en su época de desarrollo—sintácticamente hablando, pero aun así, los etruscos lo hablaban con un acento bien pesado, mientras que la gran mayoría de romanos no hablaban el etrusco, a no ser que eran mercaderes que iban y venían entre las dos regiones, y a no ser que eran miembros de familias bilingües.
Tambien puede imaginarse algo como Alemania y los EEUU, hoy.
El 99% de los alemanes y austríacos habla inglés perfectamente, pero se los reconoce en menos de un minuto cuando abren la boca.
Hola, les habla Abel desde Pekín, China. Bienvenidos a mi podcast.
El Cuento de Roma, Episodio 12 — Los dos Primeros Cónsules.
La semana pasada vimos—por fin, el fin de la monarquía.
Vimos como Tarquinio el Soberbio se quedó afuera de la ciudad cuando salió a buscar a sus tropas para apaciguar la revuelta iniciada por Bruto y Colatino.
Sin soldados, y sabiendo que las puertas de Roma seguramente le estaban bloqueadas, tanto él como su estúpido hijo Sexto, se fueron al exilio.
Hoy vamos a ver cómo le fue con ese exilio, y que pasó dentro de la ciudad, durante aquellas primeras horas de Roma liberada.
La primerísima orden del Senado fue proclamar a Tarquino enemigo del estado, y que Roma jamás volvería a ser gobernada por un rey.
Tanto el rey como su esposa Tulia nunca podrán volver a la ciudad, y aquí quiero añadir que Tulia recibió un lugar muy especial en la memoria de la gente de Roma, como una persona non grata. Tambien recibió una maldición de parte de los augures de la ciudad, particularmente porque fue ella la que terminó de matar a su propio padre, décadas atrás.
Como segundo acto, el Senado votó por los dos hombres que deberían manejar los destinos de Roma por el primer año de la república.
La elección fue un tanto alborotada, pero los senadores no necesitaron demasiado tiempo en decidir que Lucio Tarquinio Colatino y Lucio Junio Bruto fueran los dos primeros Cónsules.
Lucio Tarquinio, porque fue su esposa la que se mató frente a su propio padre, marido, y a Junio Bruto, llena de vergüenza después de la violación.
Y Junio Bruto por sus acciones cuando era la hora de unir fuerzas en contra del rey dentro y fuera de Roma, y por convencer a las tropas en contra del rey.
Hay que mantener en cuenta que Junio Bruto tambien era el mandamás de los famosos céleres en aquellos tiempos, lo que resultaba en una doble ventaja para el senado, tenerlo como un aliado. Pero eso tambien le hizo el trabajo de convencer a las tropas mucho más fácil.
Y aquí les quiero dar una gran alerta roja, y no sé si se dieron cuenta de esto. ¡Ambos cónsules eran parientes del rey!
Lucio Tarquinio era primo de Tarquinio el Soberbio, y Junio Bruto era su sobrino.
Pero estos dos cónsules no gobernarían Roma por mucho tiempo.
En realidad, lo harían por menos del año por el cual fueron elegidos.
OK, vamos a ver esto en un minuto, porque…
… primero vamos a La Palabra de la Semana. La semana pasada tuvimos la palabra OB.
Ob es una palabra que tiene varios significados en Latin. En realidad, la palabra ob puede ir sola como tal, o puede convertirse en un prefijo de otra palabra, en cuyo caso se convierte en un modificador de la palabra en cuestión.
Veamos un par de ejemplos donde OB viene solo.
“Ob industriam” significa “a propósito”
Al parecer aquí la palabra industriam no tiene relación con industria alguna, sino con el hecho de alguien crear una situación con cierto propósito, o sea, industriosamente.
Ob industriam.
Otro ejemplo es “Ob eam causam,” lo que se puede traducir como “por tal causa” en Latin.
Ob eam causam.
Ahora, a veces ob viene como un prefijo de otra palabra, y aquí tenemos un montón de ejemplos en castellano.
Obstruir, obstáculo, obligación, obvio, obstinado, y tantas palabras más. Bueno, ¡obelisco no es una de esas palabras!
Casi en todos los casos, el prefijo “ob” viene a significar “en contra” de algo o alguien. Un obstáculo está puesto en contra de los que tienen que pasar por alguna ruta.
Obstinado es aquel que se pone en contra de la opinión de otros.
Obligación es un deber en contra de las ligaduras, por ende—ligación, por las cuales uno puede sentirse atado.
¿Ve la lógica ahí?
Bueno, ahora vamos a La Palabra de la Semana de esta semana. La Palabra de la Semana de esta Semana es PINGUIS
P – I – N – G – U – I – S
Como siempre, puede ver el significado en mi sitio web en www.abelakay.com/roma, o puede esperar hasta el episodio que viene.
La idiotez de Sexto Tarquinio. El asedio de Ardea. El fin del reino de Tarquinio el Soberbio. Pero no es el fin de su vida, y no es el fin de los dolores de cabeza de Roma. Tambien veremos como Roma le va ganando a Atenas, cuando se trata de una palabrita muy interesante: la democracia.
Hola, les habla Abel desde Pekín, China. Bienvenidos a mi podcast.
El Cuento de Roma, Episodio 11 — Roma 1 – Atenas 0.
El título de este episodio—un tanto futbolístico, se debe a que Roma dice; repito: Roma dice que la Republica de Roma empezó en el año 509 antes de Cristo.
Personalmente, no creo ni por un minuto que eso sea cierto, pero como solamente tenemos a historiadores y escritores romanos en quienes basarnos, y siendo que no poseemos una máquina del tiempo, nos tenemos que conformar con esa fecha.
Al los romanos no les gustaba ser segundos en nada, y especialmente no en algo que les daba tanto orgullo: la democracia.
Resulta que en el año 508 antes de Cristo, según algunas fuentes, en el año 507 antes de Cristo, en Atenas, un hombre llamado Clístenes hizo reformas democráticas en Grecia, de tal manera que la tiranía que había asechado a los atenienses por varias generaciones, no podía retornar al poder.
Así que—muy simple.
Firmemente considero que los romanos modificaron el año exacto de la llegada de la república y que pusieron que la democracia llegó a Roma un año antes que a Atenas.
Un buen gol.
Resultado parcial del partido: Roma 1 – Atenas 0.
Y fíjese que he dicho “resultado parcial,” porque ese partido entre Roma y Atenas está muy, muy lejos del silbato final.
La semana pasada vimos como Tarquinio el Soberbio maltrataba a su gente, en Roma y fuera de Roma, de clase alta y baja, y a todos los que estaban en el medio. Y quedamos en el momento en que el rey estaba ocupado poniéndole un asedio a la ciudad de Ardea.
Antes que nos vayamos a la Palabra de la Semana, quiero que se imaginen por un minuto, esto:
Primavera en Roma, temprano… antes de la salida del sol.
Las nieves de las montañas en el este y en el norte llenaban ríos y riachuelos, causando torrentes, y a veces pequeños puentes de madera eran arrastrados por la quieta fuerza de la naturaleza.
A través de esa naturaleza, en las afueras de Roma, un hombre iba cabalgando a todo galope. En el cielo, un color lapislázuli anunciaba la llegada de un nuevo día. Los romanos se levantaban temprano, y el hombre cortaba caminos, evitando pantanos y tratando de no ser visto.
Alejándose de Roma, el hombre cabalgaba hacia el sur.
Ese hombre era Sexto Tarquinio, el hijo del rey, y él acababa de violar a una mujer.
Y ahora sí, vamos a La Palabra de la Semana. La semana pasada tuvimos la palabra PANIS.
Panis significa pan. ¿Pude haberlo hecho más simple, esta vez? No lo creo. ¿Quién en el mundo latino, no es familiar con la frase Panem et Circenses?
Esa frase era el símbolo de la Roma que todavía tenemos en el futuro, por ahora. Era una locución latina—una forma peyorativa de la práctica que el gobierno de Roma ejercía con su gente, manteniendo a las masas tranquilas con entretenimientos y alimentos de baja calidad. Económicamente hablando, el costo de esos entretenimientos y esos alimentos venia directamente de los bolsillos de los súper-ricos de Roma. Los terratenientes. Los Patricios. Aquellos que podían unir sus líneas genealógicas con los primeros 100 senadores, elegidos por Rómulo.
En sí, ese costo no representaban ni la mugre debajo de las uñas de aquellos verdaderamente ricos, en Roma.
Panem et Circenses tambien nos muestra que ambos sustantivos cambian en el caso acusativo singular, ya que pan es panis en Latin, tal como lo dije en el episodio anterior.
En Latin, los sustantivos cambiaban mucho de acuerdo con el caso, especialmente con los casos acusativo y dativo.
Finalmente quiero añadir que los intelectuales españoles de los siglos 19 y 20 solían quejarse de manera similar, usando la frase “pan y toros.”
Y ahora vamos a La Palabra de la Semana de esta semana. La Palabra de la Semana de esta Semana es OB.