Episodio 65 – Estado de la Unión – 268 AC

El mundo alrededor de Roma, años antes de la llegada del imperio parto, el primer emperador de China, y de las inminentes guerras púnicas.


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Transcripción Parcial

Hola, les habla Abel, desde Pekín, China. Bienvenidos a mi podcast.

El Cuento de Roma, Episodio 65 — Estado de la Unión – 268 AC.

Estamos en nuestro quinto Episodio de El Estado de la Unión, y estamos a punto de zambullirnos en las aguas de las Guerras Púnicas.

Eso significa que esta vez vamos a ver mucho mas del tema de Cartago, la gente que vivía allí, la gente que gobernaba con Cartago, y cuales eran las mayores diferencias entre Cartago y Roma.

Y primero que nada, una pregunta — por qué esas guerras se llaman Púnicas?

Por qué no se llaman las guerras de Cartago, o las guerras cartaginenses?

No sería más lógico?

Al final y al cabo, hemos tenido las Guerras Samnitas, las Guerras Pírricas, y las Guerras Latinas.

Y obviamente, las Guerras Samnitas eran contra los Samnitas.

Las Guerras Pírricas eran contra Pirro, y en un futuro — las Guerras Macedónicas serán contra Macedonia, y las Guerras Celtíberas serán contra los Celtas de Iberia.

Miren que lógico está eso!

Entonces, de dónde proviene la palabra Púnico o Púnica?

La respuesta a eso, y mucho más, entonces, cuando nuestra águila llegue a Cartago.

Y esta vez, en nuestro vuelo alrededor del mundo de Roma, tambien tenemos que ver con mucha más amplitud dos regiones, a saber.

Partia y China.

Partia porque estamos muy cerca de presenciar el nacimiento del Imperio Parto, y China porque estamos muy cerca de presenciar la llegada al trono, del tal conocido Primer Emperador de China.

Ambos eventos son tan importantes en sí mismos, que nuestro futuro Episodio 76 se llamará “Nace el Imperio Parto,” y nuestro futuro Episodio 77 se llamará “El Primer Emperador de China.”

Obviamente, esos dos episodios no serán dedicados exclusivamente a eso, sino que tendrán ese tema incluido en el resto de todos los acontecimientos del año en cuestión.

Al fin y al cabo, nosotros vamos a estar metidos en el medio de la Primera Guerra Púnica, y vamos a estar super ocupados dando vueltas a la isla de Sicilia, como si fuera una calesita.

Ya.

Entonces — estamos en el año 268 AC, y nuestra águila irá desde Roma misma, primero hacia el norte (hasta los Alpes), y luego dará una enorme vuelta al Mar Mediterráneo, en el sentido del reloj.

Después de eso, vamos a escuchar — muy rápidamente, la lista de futuros episodios, desde este Episodio 65, hasta el Episodio 250, que nos va a encontrar en el año 68 después de Cristo.

Así es — al final de este Episodio veremos la lista entera del plan del podcast, Episodio por Episodio, con el nombre del Episodio, y una palabrita o dos, acerca de ese Episodio, si es que hace falta.

Y como esta vez no tenemos el segmento de la Palabra en Latin, podemos comenzar ya!

Qué les parece?

Roma

Roma, como ya era de costumbre, se estaba recuperando de otra peste.

Dos años más tarde, es decir, en el 266, Roma verá otra peste, una peste mucho más aguda, y otra vez, será por el tema del agua, los desagües, y — por supuesto, el plomo.

Los romanos, como buenos ingenieros, y como gente muy práctica, sabían que Roma no podía sobrevivir con el agua del Acueducto Appio solamente, y cuatro años antes, se pusieron a construir un Acueducto mas grande.

En este año — el 268, ese acueducto por fin estaba listo, y los romanos tuvieron una cantidad de cosas por primera vez.

Por primera vez, agua entraba a la ciudad de Roma, montada encima de columnas y arcos, porque esa agua tenía un nivel más alto que el Acueducto Apio.

Por primera vez, las partes más altas de la ciudad, se vieron abastecidas con agua corriente.

Por primera vez, el agua provenía de montañas — no de las afueras o cercanías de Roma, sino de una distancia de nada menos que 64 kilómetros.

Así es — el segundo acueducto romano traía agua desde los montes mas allá del Lacio, de una distancia que antes, la gente no se podía ni imaginar.

Y por primera vez, el Senado no tuvo que ni discutir el tema del financiamiento de esa obra, porque lo que los romanos obtuvieron después de vencer a Pirro, era más que suficiente para la construcción de esa obra tremenda.

Y digo tremenda, porque ese acueducto traía mas que el doble del Acueducto Apio, y con una fuerza de tracción siete veces mayor.

Eso se debía a la altitud de la fuente misma, ubicada a 850 metros sobre el nivel del mar. La fuente en sí, era un lago, llamado el Lago del valle del Anio.

Habrá otro acueducto mas, en el futuro, que traerá agua de ese mismo lago, pero 250 años van a pasar antes de que eso suceda.

Hoy por hoy, los romanos lo llamaban el Acueducto del Anio.

Más tarde — en unos dos siglos y medio, lo llamarán, el Acueducto del Anio Viejo, para distinguirlo del Acueducto del Anio Nuevo.

Y van a pasar otros setenta años hasta que Roma obtenga su tercer acueducto, así que este evento era uno de los mayores eventos de este año.

Y como para compararlo al acueducto Apio, veamos un par de datos.

Largo del Acueducto Apio — 16 kilómetros.

Largo del Anio — 64 kilómetros.

Inclinación del Acueducto Apio — 0,06%

Inclinación del Anio — 0,36%

Eso significa, que por cada kilómetro, el agua caía unos 36 centímetros.

Altura en la fuente del Acueducto Apio — 30 metros… Casi nada!

Altura en la fuente del Anio — 850 metros.

Metros cúbicos por día del Acueducto Apio — 73 mil.

Metros cúbicos por día del Anio — 176 mil.

Bueno.

Y con todo eso, todavía tuvieron, un brote de peste, dos años más tarde.

[…]

Episodio 21 – Décadas de Peste y Muerte

Las décadas que siguieron. Décadas tan malas, que miles de romanos murieron, y miles más quisieron morir.


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Transcripción Parcial

Hola, les habla Abel desde Pekín, China. Bienvenidos a mi podcast.

El Cuento de Roma, Episodio 21 — Décadas de Peste y Muerte.

La Semana pasada vimos la vida de Lucio Quincio Cincinato, y vimos una época cuando Roma se encontraba a un siglo de una nueva grandeza, si bien Roma no lo sabía.

Y Roma no sabía eso por buena razón, porque las cosas no andaban bien en Roma.

Y cuando digo “cosas” me refiero a los siguientes cinco detalles:

UNO – Desde el sur de Italia, caravanas comerciales llegaban con menos y menos frecuencia, y las que si llegaban a Roma, no traían noticias buenas.

Una nueva tribu, bueno, nueva en nuestro podcast, y relativamente nueva para los oídos de los romanos comunes, se empezaba a hacer sentir en lo que hoy conocemos como Campania.

Estoy hablando de la tribu de los Samnitas.

Campania se extiende desde el sur del Lacio y hasta los montes Apeninos en el este. Hacia el sur va hasta las bahías de lo que hoy conocemos como Nápoles, junto al famoso volcán llamado Vesubio.

Una de las peores noticias, como veremos, era la caída de una ciudad llamada Capua, después de un largo asedio, creado por esos Samnitas.

Pero aun no llegamos ahí, así que vamos al punto siguiente.

DOS – El clima ha comenzado a declinar por razones que los romanos no tenían ni modo de entender. Hoy conocemos esto como una ola de variación climática en todo el Oeste de Europa, y que se extendía hasta el centro del mar Mediterráneo.

Si bien científicos hoy tienen un nombre muy definido para esta breve época de caídas de temperatura, en antigua Roma esto fue interpretado como un mal augurio de los dioses que se habían puesto en contra de Roma misma.

Y créanme, cada uno de los ciudadanos de Roma tenía una explicación personal del por qué los dioses abandonaron a Roma.

Plebeyos afirmaban que era porque los Patricios seguían siendo cabeza dura con el tema de la igualdad de derechos entre patricios y plebeyos, mientras que los Patricios culpaban a los plebeyos por el desastre que se iba desatando.

En unos veinte años, el rio Tiber se congelará por primera vez en la historia de Roma, y lo volverá a hacer dos años más tarde.

Esto será suficiente razón para poner a los romanos en un estado perpetuo de pánico.

TRES – Cosechas en la región del Lacio, y en toda la parte meridional de Italia, fallaron dos veces por cinco años consecutivos, entre los años 430 y 400 antes de Cristo.

Dos de estas cosechas fueron tan malas que ni siquiera tierras de pastura le daban alcance al ganado de la región.

Otras cosechas, como por ejemplo la cosecha del año 413 antes de Cristo—si es que podemos creer a nuestras fuentes bibliográficas, parecía que iba a salvar a la población de Roma, prometiendo ser abundante.

Pero, como si a propósito, un mes antes de la cosecha, y mientras toda Roma mantenía un festejo dentro de la ciudad—un festejo dedicado a Vulcano, el dios del fuego, las tierras fueron asechadas por un enjambre de millones y millones de langostas que no dejaron nada que fuese de color verde.

Obviamente, nosotros podemos conectar este punto con la abrupta caída de temperaturas, pero en Roma antigua, todo se conectaba a través de la benevolencia—o la furia, de los dioses.

Nunca antes, en las tierras alrededor de Roma antigua, hubo tantos altares dedicados a la diosa Ceres, diosa de la agricultura, la fecundidad, y de la cosecha.

Cabe añadir aquí, que la palabra cereales, que a menudo tenemos para desayuno, proviene del nombre de la diosa de Ceres.

Ceres – cereales.

CUATRO – Desde Atenas, aún peores noticias llegaron.

Lo que hoy conocemos como la terrible plaga de Atenas fue una virulenta explosión epidémica que afectó a la ciudad-estado de Atenas mientras esa ciudad estaba en guerra con Esparta.

El peor ataque de esa epidemia fue durante el segundo año de la Guerra del Peloponeso, es decir, el año 430 AC.

Un historiador griego llamado Tucídides,

…a ver si pueden repetir este nombre otra vez… Tucídides,

Bueno, este Tucídides escribió acerca de la Guerra del Peloponeso, y por ende, de la Plaga de Atenas. En realidad, ese hombre sobrevivió la plaga, y lo que él nos cuenta viene de fuentes de primerísima mano.

En su libro llamado Historia de la Guerra del Peloponeso, Tucídides describe la llegada de la epidemia, y como comenzó en Etiopía, atravesó Egipto y Libia y luego llegó luego al mundo griego.

La epidemia misma probablemente entró por el puerto de Atenas, llamado el Pireo.

La epidemia brotó en la ciudad, demasiado llena de gente, debido a que los campesinos fueron albergados dentro de las murallas de la ciudad.

Atenas perdió posiblemente un tercio de las personas que se cobijaban tras sus muros.

La visión de las piras funerarias ardiendo hizo que el ejército espartano se retirara por temor a la enfermedad.

La plaga mató a gran parte de la infantería ateniense, algunos de los marinos más expertos y, para colmo de males, mató al líder de Atenas, el famoso Pericles, quien murió en uno de los brotes posteriores en el año 429 AC.

Aquí hay un dato muy interesante:

En el año 2005, se realizó una correlación entre el ADN extraído de la pulpa dentaria de tres dientes recuperados del cementerio Kerameikos en Atenas, y al final de ese estudio de ADN, un conocido patógeno surgió como el culpable de la peste:

La fiebre tifoidea.

Esto significa que gente moría después de una infección de dos a tres semanas de ser expuestos a la bacteria.

Durante la primer semana, le gente sentía escalofríos y altibajos de temperatura, seguidos por tos y un fuerte dolor de cabeza. Fiebre empezaba al quinto o sexto día.

A la segunda semana los enfermos entraban a una fase de fiebre extremadamente alta, seguida por constantes diarreas, y fallas de órganos tales como el bazo y el hígado. Puntos rojos en el abdomen y el pecho indicaban el grado de infección, y me imagino, que cuando la gente tenía esos puntos, ya se entregaba a los dioses.

Al cabo de esa semana, la persona o vivía, o moría, y los sobrevivientes resultaban ser inmunes a futuras infecciones, casi en un 99% de los casos.

Si la persona seguía con malestares durante una tercera semana, muerte generalmente llegaba en la forma de hemorragias internas, y perforaciones intestinales creadas por la duración de la enfermedad y la falta de tratamiento.

En Roma, mientras tanto, y como una nota de al lado, enfermos solían pasar un noche en el templo del dios Esculapio, y si no había lugar en ese templo, tambien iban a otros templos.

La creencia popular era que si dormían una noche dentro del templo, obtendrían un sueño, el cual les daría una interpretación de qué es lo que tenían que hacer para curarse de la enfermedad.

Pero, si no tenían ningún sueño durante esa primera noche, los pacientes solían quedarse hasta tres noches consecutivas en el templo, después de lo cual, los sacerdotes generalmente les decían que se vayan a su casa, porque obviamente los dioses no querían comunicarse con ellos, y los preferían muertos.

CINCO – Si bien muchas fuentes bibliográficas solamente citan el año 441 AC como un año de hambre en Roma, estas mismas fuentes sí admiten que muchas otras hambrunas siguieron.

Los ciudadanos de Roma, si bien tenían cierto acceso a agua, y si bien las cloacas de Roma ya funcionaban de una manera bastante satisfactoria, y si bien la medicina de Roma no era la peor en el mundo de aquel entonces, aquí necesito destacar tres detalles que hicieron lo suyo para agravar la situación de Roma.

Como primero, los romanos en aquel entonces empezaban a construir rutas. Muchas rutas, a otras localidades alrededor de Roma. Esto, por supuesto trajo gente, y gente trae cosas.

Entre ellas, virus.

Algunos virus no hubiesen hecho tanto daño si una combinación de los otros factores, tales como el clima, no hubiesen ocurrido.

Como segundo, este fue el tiempo cuando Roma empezó a utilizar monedas como medio de pago. Si bien los romanos no imprimieron sus propias monedas hasta que lleguemos a la parte de los asedios de las ciudades de Veyes y Fidenas, sí existían monedas en circulación, mayormente provenientes de las ciudades de Grecia Magna.

Y como bien sabemos, monedas pasan de mano a mano, como casi ningún otro objeto en Roma.

Y como tercero, en el norte de Italia se comenzó a producir un efecto de dominó entre pueblos galos y otros pueblos dentro de la parte norte de Italia. Este contacto entre pueblos, cada uno con sus propias infecciones, debilidades, o resistencias hicieron lo suyo para que las pestes de Roma fuesen lo que fueron.

Bien.

Ahora vayamos a nuestro nuevo segmento de El Cuento de Roma, llamado el PODCAST DE LA SEMANA.

Como les conté durante el episodio pasado, cada semana, y por veinte semanas, voy a mencionar un podcast aquí. Un podcast que, tal como el mío, es joven, chiquito, sin muchas pretensiones, y con un buen estilo, y con buenas chances de crecer.

Entonces, el PODCAST DE LA SEMANA de esta semana es “La Vendetta de Remo”.

Repito esto—La Vendetta de Remo.

[…]

Episodio 10 – El Tirano y la Sibila

El fin de los reyes en El Cuento de Roma. Una misteriosa profeta Sibila le ofreció nueve libros al rey Tarquinio. La república más famosa del mundo está a punto de llegar.


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Transcripción Parcial

Hola, les habla Abel desde Pekín, China. Bienvenidos a mi podcast.

El Cuento de Roma, Episodio 10 — El Tirano y la Sibila.

La semana pasada vimos el final de la vida de Servio Tulio, y como su yerno se apoderó del trono. Antes de comenzar el capítulo de hoy quiero hacer una pequeña aclaración en cuanto al episodio de la semana pasada. Yo había dicho que un buen día, cuando Servio Tulio estaba afuera de la ciudad, Lucio Tarquinio entró al Senado y tomó el asiento reservado para el rey, y ordenó a todos los senadores de rodillas.

Después dije que cuando el rey volvió a la ciudad, y se enteró de lo que andaba pasando, inmediatamente fue al Senado a demandar una explicación.

Pero, en la grabación, yo dije ” En ese momento, Lucio volvió a la ciudad, y habiendo oído del tumulto que andaba pasando, se fue a verlo…”

Por supuesto que no fue Lucio quien volvió a la ciudad, sino Servio Tulio. Pero la grabación ya está en el aire, y bueno, uso esta oportunidad para hacer la corrección.

Quiero darle las gracias a un oyente muy atento por esto: ¡Gracias, Martin, desde Quito, Ecuador!

Bueno, asunto arreglado. Esta semana, veremos los primeros años del gobierno del último rey de Roma, aptamente apodado “el Soberbio” y a quien describí un poco en la parte final del episodio de la semana pasada.

Hablando de la semana pasada, vamos ahora a La Palabra de la Semana. La semana pasada tuvimos la palabra LAETUS.

Laetus significa feliz o próspero, y se refiere a toda persona que disfruta de prosperidad en su vida. Obviamente, en este caso, la palabra está muy ligada al estado económico de dicha persona. Sabemos que los romanos le daban mucha importancia al bienestar económico como un parámetro con el cual medían sus vidas.

Pero, diferente de lo que sucede hoy en día, los romanos no medían ese bienestar con gente alrededor de ellos, sino que se comparaban a sus propios antepasados. Provenir de un cónsul, y no llegar a ser cónsul uno mismo, era algo malo.

A veces, gente hasta se sabía burlar discretamente de una persona, que perteneciendo a una familia noble, no tenían más que un pretor, o un cónsul entre todos sus antepasados, y ese pretor o ese cónsul era de hace unos dos siglos y medio. Esa persona vivía de la gloria de antepasados lejanos.

Laetus, por lo tanto, simplemente significa felicidad, en un sentido un tanto especifico.

Y ahora vamos a La Palabra de la Semana de esta semana.  La Palabra de la Semana de esta Semana es panis.

Me imagino que ya se están muriendo de la risa, de lo fácil que es esta palabra.

P – A – N – I – S

[…]