Episodio 43 – La Vía Apia – Segunda Parte

La segunda parte de la Vía Apia. Con detalles como los romanos hallaban aguas subterráneas, y las herramientas que utilizaban.


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Transcripción Parcial

Hola, les habla Abel, desde Pekín, China. Bienvenidos a mi podcast.

El Cuento de Roma, Episodio 43 — La Vía Apia – Segunda Parte.

— “Un paso más a tu izquierda!”

El muchacho, a 23 pasos y medio del agrimensor, no oyó la orden, y por lo tanto, no se movió.

— “A la izquierda, te he dicho,” gritó el agrimensor.

El muchacho, ahora asustado, se movió a la izquierda. El pobre aprendiz no podía oír ni una sola palabra, con el viento del mar Tirreno, soplando en la dirección del viejo enojado.

— “Un solo paso, te dije,” volvió a gritar el topógrafo romano. “Que stulte, ese muchacho,” pensó el viejo.

Stulte era la palabra que los romanos usaban cuando estaban verdaderamente enfadados por la incapacidad o estupidez de algún aprendiz, o un estudiante un tanto “lento.”

Traducido al castellano, “stulte” equivale a algo así como “idiota.”

Cuando el muchacho se trató se poner en el lugar correcto, pisó una piedra y en un movimiento que solo duró un segundo, la groma, más alta que el muchacho mismo, se cayó de entre sus brazos, y se fue al piso.

El brazo de soporte de la groma se quebró, y hasta el mismo mástil, el centro del instrumento, con su punta de hierro aguda, se torció en la tierra hacia un lado.

La groma, así, ya no servía para nada.

Entre maestro y aprendiz, habían logrado poner dos gromas en su lugar, y faltaban dos más.

El cuadrado que formarían con las lineas de las gromas, serian el mas básico de los quehaceres de un aparejador romano.

Asi es.

Nada era mas simple que crear el plano para una ruta, o un campo militar romano, o — en este caso, un campo donde en menos de un mes, mil obreros — esclavos, libertos y artesanos libres, trabajarían sin parar.

Establecer un cuadrado de lineas perfectamente rectas, y con ángulos en 90 grados, con nada mas que herramientas como palas, cierras, martillos, cinceles, clavos, divisores, cuadrados, y un nivel que se parecía a un banquillo de cuatro a siete pies — un tanto rudimentario, llamado el chorobate, todo eso era el deber de un agrimensor romano.

Tornillos no se habían inventado aun en Roma.

Y tampoco había brújulas, o carretillas para llevar toneladas y toneladas de tierra y rocas de un lugar a otro.

Mientras en China antigua, la brújula fue inventada alrededor de este mismo tiempo; la carretilla fue dibujada en los edificios funerarios de un gobernante de la dinastía de los Han, en el año 118 AC.

Increíblemente, la carretilla común no aparece en Europa hasta el siglo diez, ya en la Edad Media.

Bueno — sí existen teorías de que en Constantinopla sí se usaba un forma de carretilla con una sola rueda alrededor del siglo tres de nuestra era, pero hasta el día de hoy, no existen pruebas de esto.

Pero, volviendo a nuestro muchacho y al agrimensor, el día de trabajo entero — y esa groma, con su base torcida, estaban completamente perdidos.

El muchacho que acababa de romper la groma era el nieto de Falvio, aquel Falvio que haba elegido vivir en Tusculum, después de haber visitado Roma por primera vez a la edad de quince años, en los tiempos cuando Lucio y Aeliana aun estaban vivos.

Ese nieto, llamado Hanno, fue llamado así, en honor a un tío suyo, pero el nombre siempre le causaba ser ridiculizado en la sociedad super-romanizada de Tusculum, porque era obviamente un nombre de origen fenicio.

El joven Hanno no quería estar en Italia, y mas de una vez, le pidió a su padre que fuesen a Cartago, donde su tío vivía.

Ese tío recientemente volvió de Italia a Cartago, y comenzó un negocio de excavación y producción de alquitrán — tambien conocido como brea egipcia, la cual, él vendía con mucho éxito, a todas las colonias a lo largo de la costa de Africa del Norte, y hasta en algunas de las colonias, en lo que hoy conocemos como España.

En la mente de Hanno, en Cartago, la vida valía la pena ser vivida.

Tal vez en Roma la vida era mejor, pero aquí en Tusculum, los días se mezclaban entre sí, en una aburrida secuencia de memorias — todas de color gris.

Y eso era verdad.

Al contrario de Roma, ciudades como Tusculum no florecían.

Menos trabajo, menos oportunidades, y menos gente vivía en Tusculum que cien años antes.

Lentamente, la ciudad caía en un manto de desuso, desinterés, y desdicha.

Ya no existían poderosos senadores como el viejo Anio, que pudiesen impresionar al Senado de Roma, y si no hubiese sido por los puestos de trabajo, que el censor Apio Claudio creó con la Vía Apia, la situación sería peor aun.

[…]

 

Episodio 19 – La Batalla del Monte Álgido

Esta vez no peleamos en contra de latinos. Esta vez, los peligrosos Ecuos le dan lucha a Roma.


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Transcripción Parcial

Hola, les habla Abel desde Dalian, Sur de Manchuria, China. Bienvenidos a mi podcast.

El Cuento de Roma, Episodio 19 — La batalla del Monte Álgido.

Así, es—éste es el primer episodio no enviado al aire desde Pekín, China—desde que empecé a grabar este podcast.

Estoy en una ciudad portuaria y balnearia llamada Dalian, que queda en el sur de lo que comúnmente conocemos como Manchuria, y lo que los chinos describen como su “noreste” o DongBei.

Estoy aquí por una semana de vacaciones, y si bien he escrito el episodio en Pekín, y mucho antes de llegar a Dalian, el episodio va al aire mientras me estoy tomando un respiro del agobiante calor del verano de Pekín.

Como una nota al lado, me estoy dando cuenta que hacer un podcast en episodios semanales tambien cumple la función dual de ser una especie de diario personal, para mí.

A medida que mi hija crezca, y a medida que cosas sucedan en mi vida privada, el podcast continua.

Pero a veces esas cosas van a rebalsar y se van a meter dentro de los episodios, como si fuese agua rebalsando de un vaso demasiado lleno, expandiéndose sobre la mesa.

Música para la PALABRA DE LA SEMANA

Vayamos rápidamente a la palabra de la semana. La semana pasada tuvimos la palabra MUNDUS.

Y quiero hacerlo muy rapidito hoy, porque tenemos demasiado material que cubrir hoy, así que la palabra MUNDIS puede significar cinco diferentes adjetivos, y tres diferentes sustantivos en castellano.

Veamos los adjetivos primero.

UNO – lindo, o bello.

DOS – Bien organizado, en el sentido de que algo no está en un estado de caos, o lío.

TRES – Limpio, o puro. Como un ejemplo de pureza: el vino romano, antes de ser aguado.

CUATRO – Elegante.

Y CINCO – Delicado o refinado. En este caso se trata de algo que no es rudimentario, bruto o simple. Una ley podía ser refinada. Un asunto de estado podía ser delicado si el resultado de ese asunto dependía de demasiadas condiciones, las cuales eran difíciles de llevar a cabo.

Ahora, los sustantivos:

UNO – mundo.

DOS – universo.

Y TRES – ornamento o decoración, y aquí nos referimos a una decoración llevada por una mujer.

Bueno, con todos estos significados, finalmente llegamos a la Palabra de la Semana de esta semana.

La Palabra de la Semana de esta semana es APSIT, pero les debo aclarar que apsit es una frase de una sola palabra, más que una palabra en sí.

Entonces: A – P – S – I – T   

Como siempre, puede ver el significado de la palabra ya mismo en mi sitio web que se encuentra en elcuentoderoma.com, o puede esperar hasta el episodio que viene.

[…]