Episodio 79 – Roma 1 – Cartago 0

El encuentro final de la Primera Guerra Púnica. Y por qué la siguiente guerra era inevitable.


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Transcripción Parcial

Hola, les habla Abel, desde Pekín, China. Bienvenidos a mi podcast.

El Cuento de Roma, Episodio 79 – Roma 1 – Cartago 0.

Esto es lo que el padre de la historia — un griego llamado Heródoto — escribió de los Cartaginenses — como mercaderes, alrededor del año 430 AC.

Los cartaginenses, cuando llegan con sus barcos, descargan sus mercancías y las organizan en la playa.

Luego vuelven a sus barcos, y prenden un gran fuego. El humo de ese fuego, es visto por los habitantes de esas costas, y les da a saber, que hay mercancías en la playa.

Inmediatamente los nativos van a la playa, a ver los productos. Con ellos, traen suficiente oro u otros objetos de valor. Después de decidir cuánto oro van a dejar en la playa por las mercancías, los nativos se retiran de la playa, y esperan a que los cartaginenses vuelvan, a estimar el valor de su oferta.

Los cartagineses desembarcan y examinan lo que los nativos han dejado allí, y si el oro les parece un precio digno por sus mercancías, lo toman con ellos, y parten.

Si no, los cartaginenses vuelven a sus botes y se sientan a esperar mientras los nativos se acercan de nuevo y fijan más oro, hasta que ambos lados están satisfechos.

Ninguno de los dos lados intenta engañar al otro, porque los cartagineses no tocan el oro hasta que iguala el valor de sus bienes, y los nativos no tocan los bienes, hasta que los cartaginenses se han llevado el oro.

(Si bien esto fue escrito por Heródoto, este texto se encuentra en el libro IV de Tito Livio

Por supuesto, eso es lo que los mercaderes de Cartago hacían en lejanas costas africanas, donde no existían otros métodos de comercio.

Y por supuesto, que eso fue — si es que fue, siglos atrás.

Además!

Recordemos que fue Cicerón, quien llamó a Heródoto “Padre de la Historia.”

Recordemos también, que otros Senadores en Roma lo solían llamar “el padre de todas las mentiras.”

Digo — a Heródoto! No a Cicerón!

Volveremos a hablar de esto, en unos 20 o 25 minutos.

Ahora, comencemos así.

Año 243 AC.

Primer reunión del Senado de Roma del año.

Y como era el primer encuentro del año, por obligación — y por tradición — los Senadores estaban reunidos en el Templo de Júpiter Capitolino, y no en la Curia Hostilia, como era de costumbre.

A veces, los senadores tambien podían reunirse en el Templo de Bellona, pero eso generalmente solo ocurría cuando asuntos de guerra eran el tema, y cuando el tema era de extrema urgencia.

Pero, como nosotros ya sabemos, el frente de operaciones en Sicilia, no traía ningún tipo de urgencia, estos días.

Así que — ese día, los temas en la mesa, eran tres.

UNO — Los romanos iban a continuar construyendo su nueva flota nueva.

Y eso, a pesar de que el consenso general era, que Amílcar Barca sí era un peligro, pero no un peligro inminente.

DOS — Los romanos tenían que encontrar una forma de desacreditar a los cartaginenses, no como mercaderes llenos de un sentido financiero sin escrúpulos, sino — simplemente, como gente mala.

Resulta que el esclavo de un senador romano había descubierto un taller de reliquias de dioses cartaginenses en un pueblo, a no mas de 50 kilometros al norte de Roma, y se lo dijo a su amo.

La figura de esas reliquias — esa diosa, para ser mas exacto — era la figura de Tanit, una de las pocas divinidades que los cartaginenses tenían y que los fenicios jamas tuvieron.

En otras palabras — un culto cartaginés, propiamente dicho.

Tanit, que se escribe T — A — N — I — T, era una diosa relativamente nueva, y según historiadores, había pasado a otras divinidades en popularidad entre la gente de Cartago.

Si bien, dioses como Melqart, Baal Amón, y Rasap — el dios de la guerra, aparecían por todos lados en Roma, especialmente en vasijas de arcilla, el culto a Tanit era algo mas bien nuevo.

Al final, el Senado decidió que se creará un grupo de investigación acerca del tema, y uno de los Ediles nuevos en Roma, estaría a cargo del asunto. Supervisado por el Pontífice Máximo, por supuesto.

Ah, y como esta reunión tomó lugar dentro del Templo de Júpiter Capitolino, una copia de toda esa investigación tambien le será entregada al Flamen Dialis, es decir — al sacerdote del dios Júpiter.

Listo — asunto resuelto!

Si existía algo que los Senadores romanos amaban, era delegar deberes.

Y FINALMENTE TRES — El asunto de los Cónsules nuevos.

Así que tenemos que en este año — el 243 AC, los Cónsules elegidos fueron un tal Cayo Fundanio Fúndulo, y un tal Cayo Sulpicio Galo.

[…]

 

Episodio 46 – La Tercera Guerra Samnita

Por tercera vez, los Samnitas. Y algunos dicen que la tercera es la vencida. En este caso, fue cierto. Samnia nunca se recuperó. También vemos los últimos años de Marco Valerio Corvo.


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Transcripción Parcial

Hola, les habla Abel, desde Pekín, China. Bienvenidos a mi podcast.

El Cuento de Roma, Episodio 46 — La Tercera Guerra Samnita.

Paz reinaba en Roma en nuestro año, el año 302 AC, o si queremos decirlo de la manera como los romanos lo decían, estamos en el año del Consulado de Denter y Paulo.

Menos de seis meses antes, tratados de paz fueron ratificados por el Senado, y en este momento Roma era prácticamente el amo y señor del centro de Italia.

Y — tal como lo vimos durante nuestro ultimo episodio, heroes como Fabio Ruliano y Papirio Cursor abundaban en Roma.

Eso sucede a veces, que una nación de pronto sea bendecida durante una generación, y como por obra de un poder mas allá de lo entendible, nace una camada de gente que simplemente es mejor, o hace las cosas mejor, que sus padres y abuelos.

Es como una ola del mar, que cada tanto, es mas alta, mas fuerte, y mas hermosa que las siete, ocho o nueve olas anteriores.

Se repite en ciclos — opino yo.

Bueno, antes de que nos vayamos por la tangente con opiniones, aquí está lo que vamos a ver en este episodio, y para esto hice un muy, muy breve lista a saber:

UNO — Los años 302, 301, y 300 antes de Cristo, porque fue durante esos años que dos leyes muy importantes emergieron. La Lex Ogulnia, y la Lex Valeria.

DOS — Tambien volvemos a ver a Marco Valerio Corvo, que ahora se llama Marco Valerio Máximo Corvo, y quien verdaderamente es el mismo que había tenido esa pelea contra el galo, cuando era joven. Si se acuerdan, Valerio Corvo llegó a vivir 100 años de edad, y en este año anda pisando los setenta, pero aun fuerte para ser nombrado dictador.

TRES — El comienzo de la Tercera y ultima guerra samnita, y el por qué de esa guerra.

CUATRO — La batalla de Camerino, donde galos y samnitas vencieron a los romanos en el año 298 AC.

Y CINCO — El comienzo de la batalla de Tiferno, al año siguiente, donde los romanos vencen.

[…]

 

Episodio 32 – Marco Valerio Corvo

Cónsul de Roma a la edad de 23. Luego, fue elegido Cónsul cinco veces más, y dictador dos veces. Llegó a vivir hasta los 100 años. Este es nuestro homenaje.


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Transcripción Parcial

Hola, les habla Abel, desde Pekín, China. Bienvenidos a mi podcast.

El Cuento de Roma, Episodio 32 — Marco Valerio Corvo.

El año 342 fue caluroso por demás, y los legionarios estacionados en Campania lo sintieron de primera mano.

Al contrario de los habitantes de Capua, y otras ciudades en las suaves y fértiles llanuras de Campania, soldados romanos vivían con todo el rigor de una legión que había prestado un juramento a sus dioses, de proteger y de mantener esta región bajo el apto mando de la República Romana.

Y eso era lo que los legionarios de aquellos dos contingentes hacían. Tanto el grupo de Aulo Cornelio Coso, como el grupo que estaba bajo el comando de Marco Valerio Corvo cumplían con sus deberes, pero dentro suyo hubiesen querido estar en Roma.

Más al norte, y con un poco menos de calor, ¡por Mercurio!

Así es. Mientras sus compañeros se habían ido a Roma, a celebrar una marcha triunfal, estos dos grupos solo tenían a sus vecinos inmediatos—la gente de Capua, como único entretenimiento y contacto.

Y no era mucho entretenimiento en sí, porque muy pronto, los romanos decidieron que no era justo que la gente de Capua, una gente que ni siquiera se podía defender a sí misma de los Samnitas, disfrutaba de tanto, mientras ellos—los legionarios que establecían la paz en la región, no disfrutaban de nada.

En menos de los que una tormenta necesita para juntarse a crear nubes oscuras, los cabecillas de las dos facciones empezaron a formar un plan de rebelión.

Realmente no era justo, que los legionarios solo tenían olivas, pan duro, un poco de carne, y agua, en una región que tenía tanto más que eso!

[…]

 

 

Episodio 24 – Marco Furio Camilo

Cinco veces dictador. Cuatro veces Tribuno Militar. Tres triunfos en Roma. Entonces, por qué lo echaron de Roma?


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Transcripción Parcial

Hola, les habla Abel desde Pekín, China. Bienvenidos a mi podcast.

El Cuento de Roma, Episodio 24 — Marco Furio Camilo.

“Padre.”

Si bien la voz de Lucio era firme y bien oíble, el viejo Marco no movió ni un solo músculo, postrado en su cama. Lucio volvió a intentarlo, poniendo una mano sobre el hombro del anciano, muy suavemente, pues temía causarle dolor con su toque.

“¡Padre Marco!”

Levemente, Marco abrió sus ojos, y una sonrisa apareció en su rostro.

“¿Has vencido, hijo?”

“Si, Padre,” respondió Lucio, orgullosamente. “Los destruimos por completo, Padre. Y te he traído esto.”

Lucio levantó unos pergaminos a la altura de los ojos de su padre, para que este las pudiera ver. Sin esperar que el viejo preguntara, Lucio le explicó que los pergaminos eran planos de máquinas para estirar cuero, tales como ellos jamás lo habían visto.

Los etruscos, resultaba ser, eran mucho más avanzados tecnológicamente hablando, que los romanos, y parte del botín de guerra eran de inmenso valor para los ingenieros romanos.

Desde cómo hacer arcos de punta triple, para las salidas de agua sucia al rio Tiber, hasta como izar velas de barcos con la fuerza de un solo hombre, casi todo en Veyes era totalmente nuevo para los ingenieros de Roma de aquellos tiempos.

“¡Padre!  Esta máquina hasta podrá estirar cuero de renos,” exclamó Lucio, entusiasmado. El taller de escudos no dará abasto, se imaginaba el joven.

“Ah, los renos,” respondió el viejo. “No habrá renos en unos años más, hijo. Ya verás…”

Y el viejo tenía razón. En menos de dos generaciones el clima comenzó a volver a temperaturas como las que regían antes en Roma.

Renos, leones alpinos, y los largos inviernos comenzaron a desaparecer de Roma.

Nunca más el rio Tiber se volvió a congelar.

Cabe añadir aquí que leones alpinos eran las flores que hoy conocemos como el Edelweiss, y no estoy hablando de los felinos africanos. Leones, como tales, habían desaparecido de Italia—y casi toda Europa, ya hace más de mil años, y ahora las flores, llamadas leontopodium alpinum, o leones alpinos, desaparecían de las cercanías de Roma.

“Cuéntame, hijo. Con toda esa ciencia, como lograron entrar a Veyes?”

“Si, Padre. Fue por la obra de los dioses mismos, Padre. Yo fui el noveno hombre en pisar el suelo de Veyes. Y para sorpresa de todos, entramos en el mismísimo templo de Juno, Padre. Para cuando yo salí del túnel que el dictador mandó hacer, solo quedaban dos o tres sacerdotes vivos.”

Lucio le contó a su padre como los romanos habían excavado un túnel para entrar a la ciudad, y como, luego de la caída de Veyes, el ejército se llevó la estatua de Juno misma, a Roma.

“Y eso, Padre, fue porque los dioses mismos apaciguaron las aguas del lago Alba. Y gracias al ingenio del dictador,” añadió Lucio.

Cuando Lucio decía “el dictador,” por supuesto que se refería a Marco Furio Camilo.

“No creas en todo lo que oyes, hijo,” suspiró el viejo. “He oído otras versiones, y no fueron los dioses. Tampoco fue porque un sacerdote etrusco fue capturado por los romanos, hijo.”

“Pero, Padre… Los senadores mandaron gente a Delphi, y cuando…”

“¿Delphi? ¡Ja! No me hagas reír, hijo, y no te comportes como un idiota de once años frente a mis ojos,” el viejo casi explotó, y vigor parecía volver a su rostro.

“Esas historias son para gente que no sabe distinguir entre un ganso sagrado y una gallina común. Y si me cuentas eso porque piensas que se me fue el cerebro, estas cometiendo un pecado, Lucio. Y tampoco me digas cosas lindas de ese hijo de una serpiente, Camilo. Camilo es un Patricio. Y un Patricio jamás ayuda a un plebeyo. Punto y aparte. Igual que Cincinato.”

Silencio.

El viejo Marco solo llamaba a su hijo por su nombre cuando estaba verdaderamente enojado.

Lucio, sorprendido, se calló la boca, y profundamente dentro de sí mismo, se preguntaba cómo era que Padre sabía todo eso. Al parecer el joven había subestimado el razonamiento y el espíritu de su anciano padre.

[…]

Episodio 22 – Tito Livio y Virgilio

Este es nuestro primer episodio de BIOGRAFIAS, y para este episodio he elegido a Tito Livio y a Virgilio. Un historiador y un poeta. Ambos eran contemporáneos del emperador Augusto.


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Transcripción Parcial

Hola, les habla Abel desde Zagreb, Croacia. Bienvenidos a mi podcast.

El Cuento de Roma, Episodio 22 — Tito Livio y Virgilio.

Virgilio y Tito Livio – Tito Livio y Virgilio.

Al final y al cabo el orden no es tan importante, pero aquí les cuento la principal razón por la cual he decidido llamar este episodio así.

Sin bien en nuestro Episodio 1 comenzamos a narrar la historia de Eneas y su huida de Troya, que obviamente viene de una obra de Virgilio, y si bien Virgilio fue mucho más mencionado en los primeros episodios de nuestro cuento, el diseño de la cubierta le favorecía mucho más a Tito Livio que a Virgilio.

No, no estoy hablando de una competición estética o de una audición literaria entre los dos hombres, sino que, al cabo de elegir las dos caras que pondría en la tapa mi episodio con Photoshop, pues… he decidido poner a Tito Livio de frente y a la izquierda, y a Virgilio de perfil y a la derecha.

Y como nosotros pertenecemos a una cultura que escribe de izquierda a derecha, pues ahí lo tiene: Tito Livio y Virgilio.

En cuanto a mi vida privada, aquí estoy en Zagreb, la capital de Croacia.

Un país en el que no nací, no fui a la escuela, y no tengo ningún derecho a pensión o jubilación, porque nunca trabaje aquí. Si sumo todas las visitas que hice aquí, tengo algo así como un año uy medio de estar en Croacia. Es por esto que los croatas, cuando me oyen hablar en croata, me miran raro, y no pueden adivinar de qué parte provengo, a pesar de que no hago errores de gramática, de inclinación de sustantivos, o de conjugación de verbos.

Y además, comparado con 12 años que viví en Alemania, 13 años y pico en Argentina, 17 años en los Estados Unidos, y siete años en China, todo lo que viví en Croacia no llega ni a un 3% de mi vida.

Y aquí estoy, recuperándome de un golpe que la vida me dió.

Hoy hace ya (con la palabra ya subrayada), hoy hace ya una semana entera que enterré a mi mamá. Como vuela el tiempo.

Y al igual que los romanos, sentí que el mundo se derrumbaba alrededor mío.

Cuando en el año 18 antes de Cristo, un barco proviniendo de Grecia ancló en el puerto de Roma, noticias de terror cundían por las calles de la ciudad eterna.

Quiero resaltar aquí que barcos que provenían de lugares lejanos, tal como Grecia, no hacían puerto en Ostia, que si se acuerdan, fue fundada por aquel cuarto rey de Roma, Anco Marcio, sino que tomaban refugio en el puerto llamado Portus Julius que fue construido durante la época de la dinastía Julia en Roma.

Construcción comenzó durante los últimos anos de la vida de Julio Cesar, pero la mayor, y mejor parte del puerto fue diseñada por Marco Agripa, quien, como sabrán, verdaderamente fue la mano derecha el primer emperador de Roma.

La construcción de ese puerto va a merecer un episodio para sí mismo, pero para eso falta rato, así que vamos a ir cerrando el paréntesis del tema del puerto de Roma, y vamos a volver al tema del pánico que cundía desde el Puerto Julio, y hasta Roma misma. Eso era una distancia de unos 220 kilómetros en total.

Cuando uno de los pasajeros más distinguidos que viajaba en ese barco descendió al muelle de piedras de basalto poligonales, dos esclavos inmediatamente lo cubrieron con una especie de paraguas, a pesar de que la lluvia era mínima.

Fue ahí que Tito Livio se enteró que un grupo de esclavos se había escapado de una granja perteneciente a uno de los terratenientes más ricos del área del golfo de Nápoles, y que estaban aterrorizando las periferias de Roma, y ganando tracción a medida que avanzaban.

Según los reportes más recientes, unos 400 hombres se les habían unido a esos esclavos, y a medida que avanzaban, se habían dividido en dos grupos. Un grupo tomó rumbo al norte, hacia Roma, mientras que el otro iba directamente hacia Puerto Julio.

Era por eso que protegían la imagen de Tito Livio de las masas, con paraguas hechas de hojas de palmas y finas cañas de Mesopotamia. Por si acaso, entre esas masas se encontraba un rebelde.

Me puedo imaginar la reacción de Tito Livio, con su carácter quieto, pero firme en sus puntos de vista…

“Otra vez esclavos,” se habrá dicho. “Y otra vez el prínceps no me presta atención.” Y cada vez que Tito Livio pronunciaba la palabra Prínceps, lo hacía con un tono de burla suprimida.

El camino hasta Roma llevó tres días, en lugar de un día y medio, más que nada porque el Prínceps había ordenado máxima seguridad para Tito Livio.

Y aquí quisiera añadir que no fue el emperador mismo quien daba ese tipo de órdenes, sino su mano derecha, el buen Marco Agripa. Cuando lleguemos a esa época ya van a ver mucho, mucho más de eso.

Créanme que Augusto no hubiese sido ni un diez por ciento de lo que fue, si no hubiese sido por su amigo, Marco Agripa.

Bueno. Cuando Tito Livio finalmente sí llegó a Roma, Augusto lo recibió con novedades. La rebelión que causó todo ese tumulto fue apaciguada, y los cabecillas del grupo de esclavos fueron arrestados y mañana tendrían su día de juicio.

Comentario personal. ¡Como si no sabemos el resultado de eso!

Esa misma tarde, otro de los famosos, tal llamados, protegidos de Augusto, fue a visitar a Tito Livio. Y, en su típico estilo, ese visitante no esperó a que Tito Livio lo invitara. Él se invitaba a sí mismo a donde sea que iba.

Así es, ese personaje se invitaba a sí mismo, ¡hasta al palacio de del emperador de Roma!

Estoy hablando de Virgilio, el poeta que fue comisionado por Augusto a terminar de escribir la historia de la fundación de Roma, en su típica forma de poesía.

Sus poesías no eran como las poesías que conocemos hoy.

La primera cosa importante a saber sobre el estilo de la escritura de Virgilio es que él escribió en el verso de métrica—específicamente, en el metro conocido como “hexámetro dactílico.” Puse una imagen en el sitio web para que vean como se ve una poesía escrita de esa manera, y un pedacito de sonido, para que lo puedan escuchar. Suena realmente épico.

Ese tipo de relato no se puede imitar hoy en día en español o en inglés, pero en griego antiguo, y sobre todo en Latin, leer versos escritos en ese estilo hacia que a la gente se le ponía los pelos de punta. En más de una ocasión, mujeres se desmayaban cuando Virgilio contaba las aventuras de Eneas, y la defensa de la ciudad de Troya.

Y famosamente, entre ellas, la mujer de Augusto mismo. Así es, en una ocasión, Livia se desmayó durante una sesión de cuentos, frente al emperador mismo. Este evento fue retratado en obras de arte unos mil quinientos años más tarde.

Y dicho sea de paso, Tito Livio y Livia, la esposa de Augusto no eran parientes si bien pertenecían al mismo apellido, o sea, a la misma gens.

Bien.

Cuando Virgilio y Tito Livio se reunían a tomar un vaso de vino, no hablaban de poesía o de prosa.

Artistas de iguales alturas no hacen eso, ni siquiera en el riguroso clima de competencia de Roma antigua.

Pero si hablaron aquella noche de los que había pasado en la ciudad recientemente, y como esos rebeldes fueron capturados.

Y aquí va mi análisis. Como seres humanos, nosotros tenemos una capacidad increíble de poner a gente en cajitas, y pintar esas cajitas con colores, mentalmente dándoles significado a esas cajitas. En general esos colores significan bueno o malo.

Nada de gris. Good guys – bad guys! Así de simple.

¿A qué me refiero? A ver si me explico mejor.

¿La madrastra de Blanca Nieves, que mandó a matar a la niña de labios rojos como la sangre?

Mala. ¡Caja negra!

¿La sirenita que se enamoró del príncipe humano y sacrificó su lengua para obtener piernas?

Buena. ¡Cajita blanca! ¡Buen corazón y buena alma, un alma que sufrió por amor!

¿Ven a lo que me refiero?

Y ahora, creo que es el mejor momento de mencionar a las víctimas de Barcelona, y las localidades alrededor de Barcelona, con los recientes ataques terroristas.

Almas perdieron sus cuerpos, y familias perdieron a miembros queridos, y si no me equivoco, gente de como 13 países sufrieron pérdidas de vida en el ataque en Las Ramblas de Barcelona.

Y la razón es muy simple, pero lo más triste de todo esto es que esto no va a parar.

Así como los ataques del 11 de Setiembre del año 2001 se van a repetir, ataques de gente que odia nuestro estilo de vida tambien se volverán a repetir.

No es una cuestión de sí se van a repetir, es una cuestión de cuándo se van a repetir.

Lamentablemente es así.

Y antes de trazar un paralelo entre hoy y los tiempos de Roma antigua, necesito aclarar que POR LO MENOS, en Roma, casi siempre se trataba de esclavos que eran tratados mal, mientras que hoy en día, la gente que nos ataca es gente a la que le ofrecemos trabajos, asilo político, comida, alojo, y chances a una vida nueva en Europa.

Y hasta tarjetas verdes en el caso de los EEUU, Canadá, y otros países.

Pero siguen haciéndolo. ¿Por qué?

Las razones son muchas.

Mi razón favorita, creo, es razón número 318, y antes que alguien me pregunte de dónde saqué ese número, es simplemente una forma mía de decir.

La razón es que somos humanos. Envidiamos. No paramos de querer.

Por eso existe el décimo mandamiento. No codiciarás.

Y por eso, gente como Cincinato, y Numa Pompilio, y Publícola van a la historia. Y Jesús. Y Gandhi, y tantos otros.

Somos así porque el pasto del vecino siempre nos parece más verde.

En esta hora difícil les quiero dar mis condolencias a todos, y tengamos fuerza.

Esto… va a mí mismo tambien.

Y creo que ahora es la hora de crear una lista en la cual podemos comparar—o buscar diferencias entre Tito Livio y Virgilio.

Y para esto hice una lista de diez puntos, a saber:

[…]

Episodio 20 – Lucio Quincio Cincinato

En este episodio terminamos con la tortura de los hombres que crearon aquellas Doce Tablas, y vemos la vida y muerte de un personaje único en la historia de Roma: Cincinato. Tan único que los americanos compararon a George Washington con él.


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Transcripción Parcial

Hola, les habla Abel desde Dalian, Sur de Manchuria, China. Bienvenidos a mi podcast.

El Cuento de Roma, Episodio 20 — Lucio Quincio Cincinato.

“¡Marcia! Cuando padre te dijo lo que le pasó a tu mamá, ¿te dijo lo que un tal Apio Claudio hizo?”

“¿A mamá?”

“No, no a mamá. No le hizo nada a mamá, personalmente. Sino en general, en Roma.”

Marcia y Tía Julia se quedaron hablando hasta tarde esa noche, algo muy inusual en Roma antigua, donde la gente—especialmente los plebeyos, se iban a dormir antes de la puesta del sol, y se levantaban antes de la salida del sol.

Tía Julia le contó la historia de los malvados decenviros, esos diez hombres elegidos por el Senado, y como se entre ellos se pusieron de acuerdo a no devolver el poder al Senado de Roma, después del plazo vencido de un año.

En realidad, Roma necesitó de dos años para que esas tablas fuesen escritas y pulidas, porque cada pedacito de esas leyes era suficiente razón para que los Patricios, especialmente los Patricios viejos, se juntaran en los foros y discutieran ese pedacito de ley.

Y así, artículo por artículo.

Para cuando sí terminaron de escribir las Doce Tablas, y antes de que los plebeyos se dieron cuenta del truco metido dentro de la Tabla Once que mencionamos en el episodio pasado, Apio Claudio—el principal de estos diez decenviros, ya se había embriagado tanto del poder que ostentaba, que ni pensaba devolvérselo al Senado.

Además, ese mismo Apio Claudio, un buen día, mientras estaba caminando por las calles entre el Palatino y el Capitolino, vió a una muchacha trayendo agua de una fontana pública. Sin dudarlo por un minuto, Apio la siguió de cierta distancia, y así se hizo de la dirección de la muchacha.

Se juró que la tendría, pero pronto de enteró que la muchacha—si bien de origen plebeyo, no era una esclava, sino que provenía de una familia bien destacada de Roma.

Tambien se enteró tanto el hermano mayor de la muchacha, como el padre habían sido distinguidos con medallas de honores durante las recientes batallas, defendiendo a Roma.

Al parecer, eso no le hizo cambiar de idea, y Apio decretó que la muchacha era una esclava escapada.

“Marcia, tienes que saber que antes de que las tablas aparecieran en Roma, si una muchacha era acusada de ser una esclava, primero la arrastraban al palacio para interrogarla, y luego la mantenían en prisión por un mes.”

Marcia sintió que la respiración se le quebraba. Finalmente se atrevió a preguntar.

“¿Y durante ese mes…?”

“Marcia, ni pienses en eso.”

“¡Apsit!” Marcia se contenía el rostro con ambas manos en horror.

“Si, querida. Apsit, y que dios Esculapio, el dios de la medicina, lo castigue.”

Música para la PALABRA DE LA SEMANA

Y este es el mejor momento de dar un salto a la palabra de la semana. La semana pasada tuvimos la palabra APSIT.

Apsit es una interjección, algo que la gente dice sin siquiera pensarlo. Hoy en día, tenemos cientos—si es que no miles, de interjecciones dependiendo de la situación. Algunas de las más conocidas en castellano serian “Dios Mío,” o “a la—con tres puntos suspensivos,” donde la persona agrega cualquier otra palabra en lugar de los puntos suspensivos.

Por supuesto que yo podría agregar aquí un montón de ejemplos, y hasta hacer un recuento cuales palabras son más usadas por los hispanoparlantes de Miami, o en Argentina, o en España, o en Méjico, pero eso violaría las reglas de lenguaje apto para todas edades de este podcast, así que lo voy a dejar con los tres puntos suspensivos, ¡y ya!

En ingles, la interjección mundialmente más conocida que sería un buen equivalente de lo que nuestra Marcia siente, seria obviamente “Oh My God,” la cual se ha difundido tanto por el mundo gracias al internet y a la globalización del planeta, que no necesita traducción alguna. Hasta los chinos entienden “Oh my God.”

Las letras O-M-G son igualmente famosas en el mundo entero, tal vez ubicadas en el segundo puesto, después del súper-famoso L-O-L.

Pero bueno, volviendo a “APSIT” y al verdadero significado de esa palabra—o frase en Latin, lo que apsit realmente significaba era algo como “que Dios no permita algo así de suceder,” o “que Dios prohíba esto.”

Y ahora, vamos a la Palabra de la Semana de esta semana. La Palabra de la Semana de esta semana es…

¡No, no, no, no, no! ¡Nada de Latin!

¿Cómo dijo?

Así es. Aquí les tengo que dar una pequeña novedad con el tema de la Palabra de la Semana en Latin!

La semana que viene no vamos a tener LA PALABRA DE LA SEMANA. De hecho, por las siguientes veinte semanas no vamos a tener este segmento de nuestro podcast, y en lugar de esto voy a insertar un PODCAST DE LA SEMANA, donde voy a dedicarme a recomendar a otros podcasts en castellano, y que tambien tienen de que ver con historia antigua, o con la historia de Roma.

Yo ya tengo bien decidido a quien voy a mencionar durante el episodio que viene, y el episodio 22, como es una episodio de Biografía, no tenemos ningún tipo de segmento de este tipo.

Pero, después de eso—o sea, después del episodio 22, y hasta el episodio 40, estoy abierto a recomendaciones de vosotros, mis queridos oyentes.

Si sabéis de algún podcast que trata de historia antigua, y que lo hace en un buen sentido de la palabra, es decir, sin incluir vulgaridades, racismo o palabras obscenas, por favor déjenme un comentario con vuestra recomendación, y yo lo voy a analizar, y me voy a poner en contacto con el dueño de ese podcast.

Luego, lo voy a incluir en mi mención del PODCAST DE LA SEMANA.

Repito, las tres condiciones son:

UNO – Que el podcast trate de historia antigua.

DOS – Que sea apto para cualquier persona. Sin racismo, sin palabras malas, u otras locuras de esa índole.

TRES – Que no sea uno de esos podcasts gigantes, lo que en ingles llamamos un “800 pound gorilla.” Esto simplemente porque prefiero dar a conocer otros podcasts como el mío. Pequeños, humildes, bien diseñados, y con chances de crecer.

Ah, y por supuesto, que el podcast sea en castellano.

En cuanto a este PODCAST DE LA SEMANA, como siempre, podrán ver la recomendación listada en mi sitio web que se encuentra en elcuentoderoma.com, o pueden esperar hasta el episodio que viene, y escuchar a quien decidí mencionar.

Demás está decir, que la persona mencionada lo sabrá de antemano, puesto que me pondré en contacto con esa persona.

He disfrutado enormemente con este podcast hasta aquí, y las comunidades de IVOOX, ITUNES, y estaciones de radios como por ejemplo, La Calavera Podcast de México, y muchas otras me han tratado maravillosamente, en los cuatro meses que llevo haciendo esto.

Y creo que es hora de devolverle a la comunidad, y a mencionar a otros podcasts talentosos—de hecho, más talentosos que yo, aquí en EL CUENTO DE ROMA.

Así que ya saben, desde el episodio 21, y hasta el episodio 40, en vez de la PALABRA DE LA SEMANA, tendremos EL PODCAST DE LA SEMANA.

[…]

Episodio 15 – El Rey Porsena

Durante los primeros años de la república, Roma fue invadida, conquistada, y ocupada por el rey etrusco Lars Porsena. Hubo héroes y hubo cobardes. Tambien veremos lo que dice la leyenda romana acerca del rey de Clusium.


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Transcripción Parcial

Hola, les habla Abel desde Pekín, China. Bienvenidos a mi podcast.

El Cuento de Roma, Episodio 15 — El Rey Porsena.

La semana pasada nos habíamos quedado en que Tarquinio el Soberbio logró convencer al rey de la ciudad de Clusium, un rey llamado Lars Porsena, a invadir Roma con sus fuerzas.

Clusium, una de las ciudades más poderosas de la confederación de las doce ciudades etruscas, se encontraba sobre una colina y al margen de un rio llamado Clanis, al nor-noroeste de Roma.

La palabra Clusium era una modificación de la palabra latina cludere, que significa “cerca” ya que la ciudad se encontraba dentro de la esfera de influencia directa de Roma.

Si bien no era tan cercana como la ciudad de Veyes, llegar a Clusium desde Roma no era algo difícil en aquellos tiempos.

Los etruscos mismos la llamaban Clevsin.

Hoy en día, la ciudad italiana de Chiusi, en la región de Toscana se encuentra parcialmente construida sobre lo que en la antigüedad era Clevsin, o Clusium.

La población de Chiusi, según fuentes actuales en el sitio web de la misma ciudad, anda por los diez mil habitantes.

Llegar a Chiusi es muy fácil desde Roma, ya que la autopista A1 conecta a ambas ciudades. Naturalmente tambien hay formas de visitar Chiusi por tren, y en los tiempos del rey Porsena, el rio Clanis era perfectamente navegable entre Clevsin y Roma.

He puesto una foto de como se ve la pequeña ciudad de Chiusi hoy, en el sitio web.

Como mencioné, Chiusi es una atracción turística de renombre en esa región central de Italia hoy, tanto por su rica historia como por sus atracciones turísticas.

Si bien no hay muchas, entre las que vale mencionar el laberinto de Chiusi. Ese laberinto fue parte del sistema de las cloacas de desagüe públicas, construidas en el tiempo de los etruscos, y el recorrido de esas cloacas generalmente comienza en el lugar donde hoy se encuentra la catedral de Chiusi, que por supuesto fue construida siglos más tarde.

¡Se recomienda usar un guía turístico para entrar a laberinto!

Así que. Si van a Toscana, y si tienen tiempo de visitar Chiusi, no se pierdan esa reliquia del pasado.

En Cuanto a Toscana…

Los Apeninos a lo largo del este de la región le dan un sabor un tanto nostálgico a toda esa región, y aparte de la parte de historia romana, Toscana siempre representó unos de los cimientos de la cultura e idiosincrasia de los italianos.

Bueno, volvamos a nuestra época, y veamos qué andaba pasando en Roma y en Clusium, y antes de eso, vamos por un minuto y medio, a la palabra de la semana.

OK, la semana pasada tuvimos la palabra DEPUGIS.

Depugis en Latin significa flaco, en dos sentidos de la palabra, un tanto similares.

UNO, como flaco en si, como una persona no gorda.

DOS, como pobre y delgado debido a la falta de comida.

Así que hoy lo hacemos muy simple. Depugis es flaco, delgado de hambriento, y pálido.

Y ahora La Palabra de la Semana de esta semana.  La Palabra de la Semana de esta Semana es IN SITU.

Así es, otra vez una pequeña frase de dos palabras.

I – N – Espacio – S – I – T – U

[…]

Episodio 14 – Vida y Muerte de Junio Bruto

Junio Bruto, padre de la republica de Roma. Vengador de Lucrecia. Algunos misterios resueltos, y algunas preguntas sin respuestas. Roma se puso de luto por él por un año entero.


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Transcripción Parcial

Hola, les habla Abel desde Pekín, China. Bienvenidos a mi podcast.

El Cuento de Roma, Episodio 14 — Vida y Muerte de Junio Bruto.

Hace dos semanas nos habíamos quedado en el medio de la batalla de la Selva Arsia.

Por un lado, las fuerzas del ex rey Tarquino, junto a fuerzas de la ciudad etrusca de Veyes, y por el otro lado las fuerzas de Roma, dirigidas por Junio Bruto y Publio Valerio.

Cuando Arrunte vió que el ejército de Roma iba comandado por Bruto, exclamó

“¡Ese es el hombre que nos echó de Roma!

¡Miren como avanza orgullosamente, adornado con la insignia nuestra!

¡O dioses, vengadores de reyes, ayúdenme!

Como era costumbre y honor en esa época, tanto Arrunte como Junio Bruto echaron a sus caballos al galope, uno hacia el otro, sabiendo que si conseguían tan solo herir al otro, la batalla se inclinaría para un lado como la balanza de un vendedor de sal en el foro.

Pero, ambos lograron hundir las lanzas y penetrar al escudo del otro, y ambos cayeron de sus caballos en el instante.

Murieron al instante siguiente, lanzas clavadas en sus torsos.

Históricamente hablando, aunque estos tipos de duelos probablemente contienen un fuerte elemento mítico, expertos de estudios de Roma antigua dicen que este tipo de combate personal representaba un aspecto muy común de la guerra dentro del sistema militar romano y no debía descontarse como puro cuento.

La larga tradición de la tal llamada spolia opima, que involucra al comandante romano derrotando a un comandante enemigo en combate mano a mano, insinúa que este tipo de eventos si sabía suceder.

OK, ahora vamos a La Palabra de la Semana. Hace dos semanas tuvimos la palabra PINGUIS.

Pinguis es una palabra que tiene varios significados en Latin. En realidad, esa palabra tiene tres significados, pero todos están un tanto relacionados y el sentido lo da el contexto de su uso.

Entonces, PINGUIS puede significar gordo y espeso, cuando se habla de la apariencia física de una persona.

Puede significar estúpido o espeso en la cabeza cuando el tema es el nivel intelectual de una persona.

Y finalmente, puede significar fértil y rico, cuando el tema es tierra, en el sentido de tierra arable.

Bueno, ahora vamos a La Palabra de la Semana de esta semana.  La Palabra de la Semana de esta Semana es DEPUGIS

D – E – P – U – G – I – S   

[…]

Episodio 12 – Los dos Primeros Cónsules

Veremos quienes fueron elegidos como los dos primeros cónsules de Roma. Gobernarían por menos de un año.


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Transcripción Parcial

Hola, les habla Abel desde Pekín, China. Bienvenidos a mi podcast.

El Cuento de Roma, Episodio 12 — Los dos Primeros Cónsules.

La semana pasada vimos—por fin, el fin de la monarquía.

Vimos como Tarquinio el Soberbio se quedó afuera de la ciudad cuando salió a buscar a sus tropas para apaciguar la revuelta iniciada por Bruto y Colatino.

Sin soldados, y sabiendo que las puertas de Roma seguramente le estaban bloqueadas, tanto él como su estúpido hijo Sexto, se fueron al exilio.

Hoy vamos a ver cómo le fue con ese exilio, y que pasó dentro de la ciudad, durante aquellas primeras horas de Roma liberada.

La primerísima orden del Senado fue proclamar a Tarquino enemigo del estado, y que Roma jamás volvería a ser gobernada por un rey.

Tanto el rey como su esposa Tulia nunca podrán volver a la ciudad, y aquí quiero añadir que Tulia recibió un lugar muy especial en la memoria de la gente de Roma, como una persona non grata. Tambien recibió una maldición de parte de los augures de la ciudad, particularmente porque fue ella la que terminó de matar a su propio padre, décadas atrás.

Como segundo acto, el Senado votó por los dos hombres que deberían manejar los destinos de Roma por el primer año de la república.

La elección fue un tanto alborotada, pero los senadores no necesitaron demasiado tiempo en decidir que Lucio Tarquinio Colatino y Lucio Junio Bruto fueran los dos primeros Cónsules.

  • Lucio Tarquinio, porque fue su esposa la que se mató frente a su propio padre, marido, y a Junio Bruto, llena de vergüenza después de la violación.
  • Y Junio Bruto por sus acciones cuando era la hora de unir fuerzas en contra del rey dentro y fuera de Roma, y por convencer a las tropas en contra del rey.

Hay que mantener en cuenta que Junio Bruto tambien era el mandamás de los famosos céleres en aquellos tiempos, lo que resultaba en una doble ventaja para el senado, tenerlo como un aliado. Pero eso tambien le hizo el trabajo de convencer a las tropas mucho más fácil.

Y aquí les quiero dar una gran alerta roja, y no sé si se dieron cuenta de esto. ¡Ambos cónsules eran parientes del rey!

Lucio Tarquinio era primo de Tarquinio el Soberbio, y Junio Bruto era su sobrino.

Pero estos dos cónsules no gobernarían Roma por mucho tiempo.

En realidad, lo harían por menos del año por el cual fueron elegidos.

OK, vamos a ver esto en un minuto, porque…

… primero vamos a La Palabra de la Semana. La semana pasada tuvimos la palabra OB.

Ob es una palabra que tiene varios significados en Latin. En realidad, la palabra ob puede ir sola como tal, o puede convertirse en un prefijo de otra palabra, en cuyo caso se convierte en un modificador de la palabra en cuestión.

Veamos un par de ejemplos donde OB viene solo.

“Ob industriam” significa “a propósito”

Al parecer aquí la palabra industriam no tiene relación con industria alguna, sino con el hecho de alguien crear una situación con cierto propósito, o sea, industriosamente.

Ob industriam.

Otro ejemplo es “Ob eam causam,” lo que se puede traducir como “por tal causa” en Latin.

Ob eam causam.

Ahora, a veces ob viene como un prefijo de otra palabra, y aquí tenemos un montón de ejemplos en castellano.

Obstruir, obstáculo, obligación, obvio, obstinado, y tantas palabras más. Bueno, ¡obelisco no es una de esas palabras!

Casi en todos los casos, el prefijo “ob” viene a significar “en contra” de algo o alguien. Un obstáculo está puesto en contra de los que tienen que pasar por alguna ruta.

Obstinado es aquel que se pone en contra de la opinión de otros.

Obligación es un deber en contra de las ligaduras, por ende—ligación, por las cuales uno puede sentirse atado.

¿Ve la lógica ahí?

Bueno, ahora vamos a La Palabra de la Semana de esta semana.  La Palabra de la Semana de esta Semana es PINGUIS

P – I – N – G – U – I – S   

Como siempre, puede ver el significado en mi sitio web en www.abelakay.com/roma, o puede esperar hasta el episodio que viene.