Episodio 57 – Los Elefantes de Pirro

La derrota de los romanos en Heraclea, en una batalla que será el precursor de la frase mas famosa de Pirro de Epiro, en toda su vida.


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Transcripción Parcial

Hola, les habla Abel, desde Pekín, China. Bienvenidos a mi podcast.

El Cuento de Roma, Episodio 57 — Los Elefantes de Pirro.

Esta semana tuvimos otro 21 de Abril.

Y el 21 de Abril, es el cumpleaños de Roma.

Y tambien es el cumpleaños de “El Cuento de Roma,” es decir — el 21 de Abril del año pasado lanzamos este podcast en iTunes.

Claro que comencé a escribir y grabar, y diseñar, y sobre todo — planear todo eso, mucho antes, eso ya lo saben si escucharon nuestro Episodio 50 — Feliz Cumpleaños.

Pero, hoy hace un añito que este podcast anda por iTunes, iVoox, y otros lugares. Y esto hace sentido, porque bueno — un año tiene 52 semanas, y ahora estamos a 57 episodios.

Y eso tiene sentido, porque a la hora de lanzar el podcast, publiqué 5 episodios juntos.

Entonces, 52 + 5 = 57.

Ya. Feliz Cumpleaños Roma, y feliz cumpleaños, El Cuento ode Roma.

Pero, en Roma misma, y en el año 280 AC, nadie se pasaba mucho tiempo pensando en el cumpleaños de Roma.

Y eso era por culpa de un rey llamado Pirro, que había desembarcado en Italia, desde su propio reino, un lugar llamado Epiro.

Y después de haber desembarcado — con elefantes y todo, Pirro de dirigió a la ciudad de Tarento, porque la gente de esa ciudad lo llamó a que les ayudase.

Bueno. Hasta ahí llegamos en nuestro ultimo episodio, que fue hace como 14 días, por dos causas que quiero nombrar aquí — muy brevemente.

UNO — El podcast de “El Cuento de Roma” en chino. Así es, conseguimos lanzar este mismo podcast, en idioma chino. Así que, si saben de alguien en su barrio, o colegio, que habla chino, pues — a promover el podcast!

Y DOS — La página de Patreon, que estoy organizando en un sitio llamado Patreon.com.

En ese sitio voy a publicar cuatro cosas que no tengo ni manera de meter en el podcast propiamente dicho.

Esas cuatro cosas son:

UNO — Mapas. Mapas como me gustan a mí — mapas gigantes, de aquellos tiempos.

DOS — Arboles genealógicos de nuestra Saga Familiar, y de otras familias romanas.

TRES — Listas de nombres, personas, y demás, traducidas entre castellano e ingles.

CUATRO — Y esto es lo mas importante. Todo, lo que verdaderamente iba pasando entre los miembros de nuestra Saga Familiar.

Honestamente, ya estoy cansado de tener que solamente dar detalles, como por ejemplo, fulano se casó, o mengana tuvo mellizos, y quiero poder hablar de eso tambien. Pero si meto eso en el podcast bueno — estaríamos hablando de episodios de una hora, y no de veinte-y-pico de minutos.

Así que, bueno, si les interesa esa parte del podcast en sí, vayan a patreon.com/elcuentoderoma, y háganse mecenas de nuestro sitio allí. Por solo una moneda al mes, van a recibir mucho mas que una moneda en retorno, y Tito Livio y yo, les estaremos agradecidos.

Listo. Con eso considero la demora de una semana de este Episodio — explicada.

Ahora, al tema nuestro, y al peligro que se avecinaba de allá en el sur.

En Tarento.

Y — como ya es costumbre, primero veamos donde estamos, digo — en qué año estamos.

Estamos en el año 280 AC, y en ese año los dos Cónsules elegidos fueron un hombre llamado Tiberio Corunciano — un hombre que provenía de Tusculum, y otro hombre llamado Publio Valerio Levino. Este último provenía de Roma misma, y fue mencionado en los libros de Plutarco.

Esos libros llamados “Vidas Paralelas.”

De eso voy a decir mas, como al final de este Episodio.

Bueno, veamos un poco de estos dos hombres, porque ambos — si bien no pertenecen al club de héroes de Roma antigua, sí aportaron lo suyo, cada uno en su propio ámbito.

Porque una cosa está muy, muy en claro.

Tiberio Corunciano y Publio Valerio Levino no pudieron haber sido mas diferentes.

Corunciano, de origen plebeyo, estaba ocupado con operaciones militares de menor escala en Etruria cuando el Senado de Roma lo proclamó Cónsul.

El Senado, ya sabiendo de la llegada de Pirro en el sur, decidió llamar a Corunciano de regreso a Roma, y preparar una campaña en contra de Pirro, y esto es lo que veremos hoy.

Pero cuando Corunciano regresó a Roma, y cuando comenzó a organizar esa campaña, algunos de los Senadores cambiaron de idea, y decidieron que no será Corunciano, el que iba a enfrentarse a Pirro de Epiro, sino el otro de los dos Cónsules.

Es decir, Publio Valerio Levino.

Y antes de hablar un poco de ese Cónsul, quiero dar cuatro notas muy breves, de este Tiberio Corunciano.

Dos de esas notas son notas de pasado, y las otras dos, son notas de futuro, o eventos futuros, y obviamente vosotros, mis queridos oyentes, sabrán identificar cual es cual, porque voy a listar esas cuatro notas juntas, sin separarlas en pasado y futuro.

Basta que se acuerden que estamos en el 280 AC.

[…]

Episodio 44 – Plutarco y Dionisio de Halicarnaso

La segunda entrega de nuestros episodios de biografías. En esta ocasión le damos el honor a Plutarco y a Dionisio de Halicarnaso.


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Transcripción Parcial

Hola, les habla Abel, desde Pekín, China. Bienvenidos a mi podcast.

El Cuento de Roma, Episodio 44 — Plutarco y Dionisio de Halicarnaso.

Plutarco y Dionisio de Halicarnaso, dos nombres que hemos oido una y otra vez durante este podcast, y esto significa que — como estudiantes de la historia de Roma, dependemos de ambos personajes, al igual como dependemos de lo que Virgilio y Tito Livio escribieron, lo cual he relatado en el episodio 22.

Dependemos de Plutarco por sus relatos de los comienzos de Roma, aquellos primeros amaneceres de la ciudad de las siete colinas. Y tambien por otra de sus obras, la tal llamada “Vidas Paralelas” — una obra que vamos a analizar en unos minutos aquí.

Y dependemos de Dionisio de Halicarnaso por su estilo de pensar, de escribir, y de dar a conocer la historia, y por su sobriedad a la hora de escribir.

Hace 22 episodios hemos hablado de Tito Livio y de Virgilio, y aquí van las dos mayores diferencias entre aquellos dos personajes — ambos verdaderas estrellas de su época, y estos dos personajes, nada menos conocidos, apreciados, y leídos.

UNO — Mientras Tito Livio y Virgilio se embarcaban en sus viajes mentales a medida que iban atravesando el océano de sus imaginaciones — sin importar donde echarían anclas al final de cada capitulo, libro, o cada oración en el caso de Virgilio, Plutarco y Dionisio de Halicarnaso obtenían todos los mapas pertinentes, todos los detalles de puertos a visitar, y hasta sabían las profundidades del mar en cada uno de los puntos claves de sus piezas, a la hora de imaginar esa obra, una vez terminada.

En otras palabras, Tito Livio y Virgilio — si bien este ultimo raramente se sintió contento con sus propias obras, ambos eran lo que hoy en día se llama “pantsers” en el mundo de escritores, es decir que escribían primero, y analizaban luego.

La palabra “pantsers” dicho sea de paso, es una palabra en ingles, que proviene de la frase inglesa “writing by the seat of your pants” que, traducido al castellano literalmente significa algo así como “escribir agarrándose de la silla con el borde de los pantalones”, pero que en realidad significa algo así como “escribir hasta que a uno se le quemen los dedos, y sin importar a donde esa historia vaya.”

Mientras tanto, tanto Plutarco como Dionisio de Halicarnaso, escribían de una forma mucho, mucho mas coordinada, y ambos sabían a donde llegarían antes de siquiera haber empezado a escribir.

En ingles, eso se llama “outliner” — algunos escritores son puramente outliners, y otros son puramente pantsers.

Como un ejemplo clásico, Ernest Hemingway era un perfecto ejemplo de un outliner.

Si bien él no usaba diagramas o bosquejos, para sus capítulos y escenas, él sabía perfectamente, cómo y dónde su obra terminaría, aun antes de haber empezado a escribir su pagina numero uno.

DOS — Mientras Tito Livio y Virgilio se aislaban de las penurias por las que ciudadanos comunes, legionarios, esclavos, y hasta emperadores pasaban en sus vidas privadas, Plutarco y Dionisio sabían como ponerse en los pies de otras personas.

Bueno, esas fueron las dos diferencias mas importantes, literariamente hablando, y ahora quiero mencionar la tracalada de diferencias que estos dos personajes mostraban en todos los otros ámbitos de la vida, incluyendo apariencia física, lugar de origen, educación, y — últimamente, el por qué escribían lo que escribían.

Porque — al final y al cabo, cuando uno se encuentra frente a un escritor, la primera pregunta que uno se pregunta, o que se tendría que preguntar, es por qué esa persona escribe lo que escribe, verdad?

Cervantes Saavedra, Jorge Luis Borges, Ernesto Sábato, Isabel Allende, Gabriel Garcia Marquez, José Eustacio Rivera, Manuel Argüello Mora, Alejo Carpentier, Flavio Herrera, César Atahualpa Rodriguez, Mario Vargas Llosa, Vicente Blasco Ibañez, Pedro Calderón de la Barca, Tomás de Iriarte, Manuel Machado, Francisco de Quevedo, y todos en esta larga lista — que dicho sea de paso, pudo haber sido tanto mas larga, repito — todos estos autores tenían sus propias, únicas — y diferentes razones para escribir.

Y Plutarco y Dionisio de Halicarnaso no eran la excepción a esta regla.

Entonces, vayamos a una breve lista de las diferencias físicas, históricas, educacionales, y demás ámbitos, entre estos dos autores, y los autores de nuestro Episodio 22.

Luego tendremos otra lista de diferencias entre Plutarco y Dionisio, sin cuidado.

UNO — La primera diferencia es obviamente la barba. Si bien, ambos vivían en mas o menos la misma época que Tito Livio y Virgilio, bueno — mas o menos, ambos estos autores tenían barba. Tito Livio y Virgilio, por cualquiera que sea la razón siempre fueron retratados sin barba. No voy a entrar en el por qué de todo eso, simplemente lo nombro.

DOS — Al contrario de Tito Livio y Virgilio, tanto Plutarco como Dionisio de Halicarnaso no nacieron en Italia, sino que eran hijos del mundo griego. Esto, como veremos mas tarde, será una buena pista para averiguar el por qué escribían lo que escribían, una vez que sepamos las condiciones entre Roma y Grecia en esos tiempos, con mas detalle.

TRES — Ambos — Plutarco y Dionisio de Halicarnaso tenían un buen conocimiento de las relaciones entre Roma y las partes del mundo que en el tiempo de sus vidas, estaban bajo el control de Roma. Y ambos — creo yo, apreciaban el nacimiento de la tal llamada Pax Romana, aun si todavía harían falta un par de décadas hasta que esa paz sea llamada así. Tito Livio y Virgilio, por el otro lado, no tenían mucha idea de lo que verdaderamente pasaba entre Roma y el resto del mundo, con la excepción de relatos tomados de lo que otros testigos les decían, como para poder crear sus historias.

Y por supuesto, Plutarco y Dionisio veían las cosas desde afuera de Roma.

Si uno quiere apreciar la belleza de la playa, uno tiene que pararse en la playa y mirar, y no estar metido en el agua del océano, hasta el cuello.

[…]