El preludio de las guerras Pírricas. Una ciudad pide ayuda. Roma acude. Tarento se ofende, y hunde naves romanas. Roma declara la guerra. Un verdadero ping-pong de eventos.
Hola, les habla Abel, desde Pekín, China. Bienvenidos a mi podcast.
El Cuento de Roma, Episodio 55 — Las Naves hundidas de Tarento.
Si bien en este Episodio tratamos de problemas que ocurren en el sur de Italia, nuestra historia comienza en el norte.
Al norte de Roma.
Así es — a unos dos días a caballo desde Roma, se situaba una ciudad etrusca fortificada, llamada Populonia.
Bueno, hoy en día se llama así, pero en aquellos tiempos no era así.
Porque esa ciudad — Populonia, era parte del mundo Etrusco, hasta que toda Etruria cayó — de a poco, bajo el poder de los romanos.
En ese entonces, Populonia se llamaba Pupluna, o Fufluna, pero siendo que ese era el nombre que los etruscos le daban a la ciudad, y siendo que los romanos, ya en ese entonces, la llamaban, pues — Populonia, bueno — nosotros tambien la vamos a llamar…
Populonia.
Pegada a la costa del Mar Mediterráneo, y a muy poca distancia de la isla Elba, esa ciudad formó parte de las 12 ciudades que conocemos como la Confederación Etrusca.
Y de esas 12 ciudades, solo Populonia y otra ciudad mas, tenían acceso directo al mar.
Ah — y ademas de eso, Populonia tenía riquezas minerales casi ilimitadas de hierro y de cobre.
Y finalmente, como una nota de al lado muy interesante, Virgilio afirma que ciudadanos de Populonia mandaron soldados, y hierro crudo en grandes cantidades, para darle una ayuda a los romanos, cuando Eneas había desembarcado en Italia, allá por el año 1150 AC, y mucho, mucho antes de que Populonia formara parte de los Etruscos, y claro — mucho antes de que Roma existiera.
Muy interesante, eso!
Y por qué estamos diciendo todo esto?
Porque en nuestro año, el año 282 AC, Populonia fue el lugar de la verdaderamente última, última batalla, de la larga lucha entre romanos y etruscos.
Así es — me escuchó bien.
No hace ni dos años, que Roma acababa de darle una paliza a los galos y etruscos en la Batalla del Lago Vadimo, pero — ahí lo tenemos…
El Senado, otra vez tiene que mandar a uno de sus Cónsules, a volver a darles otra paliza.
Ah! Estos chicos, que no aprenden la lección!
Entonces vamos a ver esa batalla — la Batalla de Populonia, en unos minutos mas, pero ahora tenemos que prestarle atención al sur de Italia.
Grecia Magna.
Y aquí hay que mantener en mente una cosa muy, muy en claro.
Las ciudades que los griegos sembraron por toda la costa del sur de Italia, no funcionaban como un grupo homogéneo.
En realidad — la gran mayoría de esas ciudades se odiaban entre ellas, y cada una de ellas consideraba que era la mejor, la mas hermosa, la mas rica, la mas destacada en su cultura e historia, y — sobre todo, la mas importante en los ojos de TODA GRECIA.
Repito — TODA GRECIA.
Dorios, Jonios, y Corintios.
Y si no han visto un mapa de como esas colonias estaban repartidas, por toda la costa de la bota de Italia, bueno — se están perdiendo un buen momento de risa.
Mas que un conglomerado, o un bloque, de digamos, ciudades fundadas por los Jonios aquí, por los Dorios allá, y por los Corintios mas allá, la distribución de las ciudades me recuerda de un mapa de Roma misma.
Pero — por supuesto, sabemos que Roma era un desastre, urbanísticamente hablando, por el tema del saqueo, que vimos en nuestros episodios 25, 26 y 27.
Pero aquí, no existió un motivo así.
Si bien, en las ultimas décadas, no les iba muy bien a estas ciudades, por las incursiones de los Lucanos, y los Brutios, o Brucios — en general, las colonias griegas vivieron en relativa estabilidad, ya por muchos siglos.
Y como para darles una perspectiva de como esa distribución de ciudades de diferentes orígenes realmente se veía, les quiero decir esto:
Si uno tomaba un caballo en la ciudad de Tarento, que se sitúa en la parte mas profunda de la bahía del mismo nombre, y si uno empieza a cabalgar hacia el oeste bordeando la costa, uno va a pasar por unos diez diferentes pueblos, en menos de un día.
Pero, ni siquiera dos de esas ciudades tenían vecinos de los mismos colores.
Hola, les habla Abel, desde Pekín, China. Bienvenidos a mi podcast.
El Cuento de Roma, Episodio 52 — Estado de la Unión – 286 AC.
Hemos llegado a nuestro cuarto Episodio de “El Estado de la Unión,” y esta vez nos encontramos justo en el medio entre las guerras samnitas y las guerras pírricas.
Los Samnitas ya no nos molestarán en gran medida, y si bien Pirro tratará de hacer que mas pueblos de la península italiana se unan a su causa, en gran medida no lo va a conseguir.
Por otro lado, este es nuestro episodio 52, lo que — según un calendario, equivale a un año de trabajo acumulado.
Un año — 52 semanas.
Y creo que con eso, sale un poco a luz el por qué hice que cada 13 episodios he decidido hacer un episodio — digamos, de repaso.
Si, el numero 13 ha sido un tanto significativo en mi vida, y a veces, hasta digo, que el numero 13 es uno de mis números favoritos.
Pero en este podcast, el numero 13 equivale a un 25% de un año.
O sea, que cada 13 episodios, cuando tenemos un repaso, en realidad tenemos una estación por detrás. Verano. Invierno. Otoño. Primavera.
Y como un dato de futuro, aun nos quedan exactamente 34 episodios de “El Estado de la Unión” en este podcast, y trato de hacer que con el tiempo estos episodios se transformen en un valioso juego didáctico de aprendizaje.
Bueno — hablando de aprender, vamos a trabajar.
Primeramente vamos a ver qué está sucediendo en Roma.
Aquí vamos a incluir 4 partes, a saber:
UNO — Un poco de la vida cotidiana en Roma misma, tanto en la ciudad, como en un cuartel de un ejército romano cualquiera.
DOS — Vamos a leer una breve lista de las altitudes sobre el nivel del mar de cada una de las siete colinas de Roma.
TRES — Vamos a ver la relación entre Roma y tres culturas de ese tiempo.
UNO – Roma y Egipto.
DOS – Roma y Grecia.
Y TRES – China, ahora que estamos a solamente dos generaciones de la fundación de la dinastía Qin, un punto pivotal de la historia de ese país.
Y CUATRO — Veremos tres cosas un tanto extrañas que sucedían en ese tiempo en Roma.
Hombres perdiendo la cordura, y mujeres envenenado a sus maridos.
Luego, viene nuestro vuelo de águila.
Lógicamente, en nuestro ya conocido vuelo de águila, iremos en el sentido del reloj, por todo el mundo que pronto, será parte de Roma y los romanos.
El norte de Italia.
Iliria y Macedonia — como olvidarse de Macedonia esta vez, verdad?
Grecia y Tracia.
De ahí, seguiremos por el Oriente Cercano hasta llegar a ver cómo se ha dividido ese inmenso imperio que Alejandro Magno logró amasar en su breve vida, y que luego fue despedazado en cuatro partes.
Después de ahí — Egipto.
Luego — Cartago.
De ahí cruzamos el estrecho del Gibraltar, e iremos a la futura provincia romana llamada Hispania, donde solamente vamos a listar los pueblos que vivían en esa parte de Europa, ANTES de la llegada de los romanos.
Luego de eso, nuestro homenaje a Piteas, el famoso navegante griego que vivió la mayor parte de su vida en Massilia, en el sur de las Galias.
Y tal como les dije durante nuestro Episodio pasado, en nuestra tercera parte, listaremos todas las guerras de Roma, en orden cronológico, una por una, desde el comienzo hasta hoy — es decir, hasta el año 286 AC.
Alejandro I del Epiro cruza el Adriático, en ayuda de colonias griegas. Allí lucha en contra de Samnitas y otros pueblos, y luego muere en una batalla en contra de las ciudades que vino a rescatar.
Hola, les habla Abel, desde Pekín, China. Bienvenidos a mi podcast.
El Cuento de Roma, Episodio 35 — Alejandro de Epiro.
La semana pasada quedamos con hilos pendientes de cinco eventos diferentes, los cuales veremos en este episodio.
Ellos son.
UNO – Nuestro reporte semanal de Ostia, traído por nuestro fiel esclavo, que se pasa días enteros en los muelles y mercados de la ciudad portuaria. De esta manera sabremos que anda pasando en Grecia, ya que estamos en los tiempos de Alejandro Magno, y esos eventos son demasiado importantes como para esperar nuestro Episodio del Estado de la Unión.
DOS – Las tácticas de la falanges, tales como fueron importadas desde Grecia, en tiempos del rey romano Servio Tulio. La semana pasada hizo el error de decir que las falanges fueron introducidas por, primeramente — Rómulo, y luego — por Servio Tulio, y eso no es correcto. En tiempos de Rómulo, Roma peleaba utilizando un sistema de un líder fuerte y una lucha mano a mano, hombre a hombre, sin ningún tipo de falanges.
TRES — La continuación de la situación entre Roma y los pueblos Latinos, después de que el Senado rechazó lo que los Latinos le pedían a Roma.
CUATRO — La continuación de nuestra saga familiar, ahora que sabemos dónde andan Marco, el hijo de Espurio, y el nieto de Marcia.
Y CINCO – La parte donde Alejandro de Epiro, el tío de dos sobrinos famosos, llega a Italia, hace lo suyo, y termina muriendo en Italia.
Empezamos ya.
Estamos entre los años 340 y 339 antes de Cristo.
Noticias desde Ostia.
Esta vez nuestro esclavo recibía más noticias desde el sur, es decir, desde Sicilia.
Resulta que en un gran esfuerzo para recuperar pérdidas anteriores, Cartago envió un enorme ejército en contra de Siracusa, bajo el mando de does de sus geniales, llamados Asdrúbal y Amílcar. Según Plutarco, la fuerza constaba de 70 000 hombres, pero — personalmente, no creo ni por un minuto que los Cartaginenses evitarían tanta gente a una misión que no tenia ningún tipo de sello de garantía de victoria.
Así es — sin duda, estas cifras son exageradas.
Lo que si tenían, eran muchos carros de guerra.
Del otro lado del campo de batalla, un tal Timoleón comandaba sólo 5,000 hombres de infantería y 1,000 de caballería.
Creen esas cifras?
Así es — yo tampoco.
Otros autores calculan estas cifras más bien en torno a 12,000 hombres.
Timoleón fue capaz de sorprender a los cartagineses cuando cruzaban un rio llamado Crimiso.
Enviaron a la caballería contra las fuerzas de Cartago para desordenar sus filas, y para prevenir que los cartagineses formaran un frente de batalla, del otro lado del río.
Y como por obra de un milagro, justo cuando la infantería griega atacó, estalló una tormenta y el viento sopló de cara a los cartagineses, que empezaron a tener más dificultad para luchar.
Mientras los ejércitos estaban trabados en la lucha, la caballería griega cargó contra el flanco púnico.
El ejército cartaginés rompió filas, y una legión llamada la Legión sagrada fue la última en caer, luchando, según las fuentes, “con bravura hasta el último hombre.”
Los cartagineses fueron derrotados, y Timoleón capturó su campo de provisiones, apropiándose de un importantísimo botín.
Las bajas griegas no debieron de ser muchas, pero las bajas púnicas — según las cifras de Plutarco (que personalmente creo son bastante fiables), eran unos 5,000 muertos,y unos 3,000 prisioneros.
Y aquí quisiera insertar un par de palabras acerca de la tal llamada Legión Sagrada de Cartago.
Hola, les habla Abel desde Pekín, China. Bienvenidos a mi podcast.
El Cuento de Roma, Episodio 21 — Décadas de Peste y Muerte.
La Semana pasada vimos la vida de Lucio Quincio Cincinato, y vimos una época cuando Roma se encontraba a un siglo de una nueva grandeza, si bien Roma no lo sabía.
Y Roma no sabía eso por buena razón, porque las cosas no andaban bien en Roma.
Y cuando digo “cosas” me refiero a los siguientes cinco detalles:
UNO – Desde el sur de Italia, caravanas comerciales llegaban con menos y menos frecuencia, y las que si llegaban a Roma, no traían noticias buenas.
Una nueva tribu, bueno, nueva en nuestro podcast, y relativamente nueva para los oídos de los romanos comunes, se empezaba a hacer sentir en lo que hoy conocemos como Campania.
Estoy hablando de la tribu de los Samnitas.
Campania se extiende desde el sur del Lacio y hasta los montes Apeninos en el este. Hacia el sur va hasta las bahías de lo que hoy conocemos como Nápoles, junto al famoso volcán llamado Vesubio.
Una de las peores noticias, como veremos, era la caída de una ciudad llamada Capua, después de un largo asedio, creado por esos Samnitas.
Pero aun no llegamos ahí, así que vamos al punto siguiente.
DOS – El clima ha comenzado a declinar por razones que los romanos no tenían ni modo de entender. Hoy conocemos esto como una ola de variación climática en todo el Oeste de Europa, y que se extendía hasta el centro del mar Mediterráneo.
Si bien científicos hoy tienen un nombre muy definido para esta breve época de caídas de temperatura, en antigua Roma esto fue interpretado como un mal augurio de los dioses que se habían puesto en contra de Roma misma.
Y créanme, cada uno de los ciudadanos de Roma tenía una explicación personal del por qué los dioses abandonaron a Roma.
Plebeyos afirmaban que era porque los Patricios seguían siendo cabeza dura con el tema de la igualdad de derechos entre patricios y plebeyos, mientras que los Patricios culpaban a los plebeyos por el desastre que se iba desatando.
En unos veinte años, el rio Tiber se congelará por primera vez en la historia de Roma, y lo volverá a hacer dos años más tarde.
Esto será suficiente razón para poner a los romanos en un estado perpetuo de pánico.
TRES – Cosechas en la región del Lacio, y en toda la parte meridional de Italia, fallaron dos veces por cinco años consecutivos, entre los años 430 y 400 antes de Cristo.
Dos de estas cosechas fueron tan malas que ni siquiera tierras de pastura le daban alcance al ganado de la región.
Otras cosechas, como por ejemplo la cosecha del año 413 antes de Cristo—si es que podemos creer a nuestras fuentes bibliográficas, parecía que iba a salvar a la población de Roma, prometiendo ser abundante.
Pero, como si a propósito, un mes antes de la cosecha, y mientras toda Roma mantenía un festejo dentro de la ciudad—un festejo dedicado a Vulcano, el dios del fuego, las tierras fueron asechadas por un enjambre de millones y millones de langostas que no dejaron nada que fuese de color verde.
Obviamente, nosotros podemos conectar este punto con la abrupta caída de temperaturas, pero en Roma antigua, todo se conectaba a través de la benevolencia—o la furia, de los dioses.
Nunca antes, en las tierras alrededor de Roma antigua, hubo tantos altares dedicados a la diosa Ceres, diosa de la agricultura, la fecundidad, y de la cosecha.
Cabe añadir aquí, que la palabra cereales, que a menudo tenemos para desayuno, proviene del nombre de la diosa de Ceres.
Ceres – cereales.
CUATRO – Desde Atenas, aún peores noticias llegaron.
Lo que hoy conocemos como la terrible plaga de Atenas fue una virulenta explosión epidémica que afectó a la ciudad-estado de Atenas mientras esa ciudad estaba en guerra con Esparta.
El peor ataque de esa epidemia fue durante el segundo año de la Guerra del Peloponeso, es decir, el año 430 AC.
Un historiador griego llamado Tucídides,
…a ver si pueden repetir este nombre otra vez… Tucídides,
Bueno, este Tucídides escribió acerca de la Guerra del Peloponeso, y por ende, de la Plaga de Atenas. En realidad, ese hombre sobrevivió la plaga, y lo que él nos cuenta viene de fuentes de primerísima mano.
En su libro llamado Historia de la Guerra del Peloponeso, Tucídides describe la llegada de la epidemia, y como comenzó en Etiopía, atravesó Egipto y Libia y luego llegó luego al mundo griego.
La epidemia misma probablemente entró por el puerto de Atenas, llamado el Pireo.
La epidemia brotó en la ciudad, demasiado llena de gente, debido a que los campesinos fueron albergados dentro de las murallas de la ciudad.
Atenas perdió posiblemente un tercio de las personas que se cobijaban tras sus muros.
La visión de las piras funerarias ardiendo hizo que el ejército espartano se retirara por temor a la enfermedad.
La plaga mató a gran parte de la infantería ateniense, algunos de los marinos más expertos y, para colmo de males, mató al líder de Atenas, el famoso Pericles, quien murió en uno de los brotes posteriores en el año 429 AC.
Aquí hay un dato muy interesante:
En el año 2005, se realizó una correlación entre el ADN extraído de la pulpa dentaria de tres dientes recuperados del cementerio Kerameikos en Atenas, y al final de ese estudio de ADN, un conocido patógeno surgió como el culpable de la peste:
La fiebre tifoidea.
Esto significa que gente moría después de una infección de dos a tres semanas de ser expuestos a la bacteria.
Durante la primer semana, le gente sentía escalofríos y altibajos de temperatura, seguidos por tos y un fuerte dolor de cabeza. Fiebre empezaba al quinto o sexto día.
A la segunda semana los enfermos entraban a una fase de fiebre extremadamente alta, seguida por constantes diarreas, y fallas de órganos tales como el bazo y el hígado. Puntos rojos en el abdomen y el pecho indicaban el grado de infección, y me imagino, que cuando la gente tenía esos puntos, ya se entregaba a los dioses.
Al cabo de esa semana, la persona o vivía, o moría, y los sobrevivientes resultaban ser inmunes a futuras infecciones, casi en un 99% de los casos.
Si la persona seguía con malestares durante una tercera semana, muerte generalmente llegaba en la forma de hemorragias internas, y perforaciones intestinales creadas por la duración de la enfermedad y la falta de tratamiento.
En Roma, mientras tanto, y como una nota de al lado, enfermos solían pasar un noche en el templo del dios Esculapio, y si no había lugar en ese templo, tambien iban a otros templos.
La creencia popular era que si dormían una noche dentro del templo, obtendrían un sueño, el cual les daría una interpretación de qué es lo que tenían que hacer para curarse de la enfermedad.
Pero, si no tenían ningún sueño durante esa primera noche, los pacientes solían quedarse hasta tres noches consecutivas en el templo, después de lo cual, los sacerdotes generalmente les decían que se vayan a su casa, porque obviamente los dioses no querían comunicarse con ellos, y los preferían muertos.
CINCO – Si bien muchas fuentes bibliográficas solamente citan el año 441 AC como un año de hambre en Roma, estas mismas fuentes sí admiten que muchas otras hambrunas siguieron.
Los ciudadanos de Roma, si bien tenían cierto acceso a agua, y si bien las cloacas de Roma ya funcionaban de una manera bastante satisfactoria, y si bien la medicina de Roma no era la peor en el mundo de aquel entonces, aquí necesito destacar tres detalles que hicieron lo suyo para agravar la situación de Roma.
Como primero, los romanos en aquel entonces empezaban a construir rutas. Muchas rutas, a otras localidades alrededor de Roma. Esto, por supuesto trajo gente, y gente trae cosas.
Entre ellas, virus.
Algunos virus no hubiesen hecho tanto daño si una combinación de los otros factores, tales como el clima, no hubiesen ocurrido.
Como segundo, este fue el tiempo cuando Roma empezó a utilizar monedas como medio de pago. Si bien los romanos no imprimieron sus propias monedas hasta que lleguemos a la parte de los asedios de las ciudades de Veyes y Fidenas, sí existían monedas en circulación, mayormente provenientes de las ciudades de Grecia Magna.
Y como bien sabemos, monedas pasan de mano a mano, como casi ningún otro objeto en Roma.
Y como tercero, en el norte de Italia se comenzó a producir un efecto de dominó entre pueblos galos y otros pueblos dentro de la parte norte de Italia. Este contacto entre pueblos, cada uno con sus propias infecciones, debilidades, o resistencias hicieron lo suyo para que las pestes de Roma fuesen lo que fueron.
Bien.
Ahora vayamos a nuestro nuevo segmento de El Cuento de Roma, llamado el PODCAST DE LA SEMANA.
Como les conté durante el episodio pasado, cada semana, y por veinte semanas, voy a mencionar un podcast aquí. Un podcast que, tal como el mío, es joven, chiquito, sin muchas pretensiones, y con un buen estilo, y con buenas chances de crecer.
Entonces, el PODCAST DE LA SEMANA de esta semana es “La Vendetta de Remo”.
Finalmente, las leyes se pueden leer, tocar y aprender de memoria. Y esto es exactamente lo que tanto analfabetos como abogados hacen en Roma. Se aprenden las doce tablas de leyes romanas.
Hola, les habla Abel desde Pekín, China. Bienvenidos a mi podcast.
El Cuento de Roma, Episodio 18 — Las Doce Tablas.
La semana pasada vimos como la instalación de un nuevo cargo en la republica de Roma: el Tribuno plebeyo.
Tambien les recordé de un general romano, en mi opinión personal, un general cobarde, llamado Cayo Marcio Coriolano, y vamos a ver los que ese hombre hizo en el año 491 AC.
Pero primero vamos a ver el panorama general de Roma, ahora que Roma venció a los latinos, y ahora que supuestamente Roma no tenía que tener problemas, ya no más.
Bueno, si piensan así, se equivocan. ¡Los problemas de Roma están por empezar!
Como un cuadro muy general, Roma ahora estaba rodeada de tres enemigos.
Los etruscos al norte, con la ciudad de Veyes como su protagonista principal.
Los terribles volscos al sur, y los ecuos al este, donde empiezan las colinas.
La mayor diferencia entre los etruscos y los otros dos enemigos era que los etruscos formaban parte de una civilización propiamente dicha, tal como Roma.
En otras palabras, Roma sabía cómo pelearlos, y sabía cómo hacer la paz después de una guerra, y tambien cómo mantener relaciones comerciales con ellos.
Pero los volscos, y los ecuos, esas eran tribus, que no se adherían a los métodos de Roma.
No peleaban en falanges, no se atenían a contratos escritos, y solo reconocían una fuerza. La fuerza de la espada.
Pronto veremos cómo éstos volscos se convertirán en el peligro más grande de Roma por un largo rato, hasta que los Samnitas (la gente que vivía en la parte más alta de los Apeninos), hagan su aparición dentro de unos cien años.
Durante los primeros años de la república, Roma fue invadida, conquistada, y ocupada por el rey etrusco Lars Porsena. Hubo héroes y hubo cobardes. Tambien veremos lo que dice la leyenda romana acerca del rey de Clusium.
Hola, les habla Abel desde Pekín, China. Bienvenidos a mi podcast.
El Cuento de Roma, Episodio 15 — El Rey Porsena.
La semana pasada nos habíamos quedado en que Tarquinio el Soberbio logró convencer al rey de la ciudad de Clusium, un rey llamado Lars Porsena, a invadir Roma con sus fuerzas.
Clusium, una de las ciudades más poderosas de la confederación de las doce ciudades etruscas, se encontraba sobre una colina y al margen de un rio llamado Clanis, al nor-noroeste de Roma.
La palabra Clusium era una modificación de la palabra latina cludere, que significa “cerca” ya que la ciudad se encontraba dentro de la esfera de influencia directa de Roma.
Si bien no era tan cercana como la ciudad de Veyes, llegar a Clusium desde Roma no era algo difícil en aquellos tiempos.
Los etruscos mismos la llamaban Clevsin.
Hoy en día, la ciudad italiana de Chiusi, en la región de Toscana se encuentra parcialmente construida sobre lo que en la antigüedad era Clevsin, o Clusium.
La población de Chiusi, según fuentes actuales en el sitio web de la misma ciudad, anda por los diez mil habitantes.
Llegar a Chiusi es muy fácil desde Roma, ya que la autopista A1 conecta a ambas ciudades. Naturalmente tambien hay formas de visitar Chiusi por tren, y en los tiempos del rey Porsena, el rio Clanis era perfectamente navegable entre Clevsin y Roma.
He puesto una foto de como se ve la pequeña ciudad de Chiusi hoy, en el sitio web.
Como mencioné, Chiusi es una atracción turística de renombre en esa región central de Italia hoy, tanto por su rica historia como por sus atracciones turísticas.
Si bien no hay muchas, entre las que vale mencionar el laberinto de Chiusi. Ese laberinto fue parte del sistema de las cloacas de desagüe públicas, construidas en el tiempo de los etruscos, y el recorrido de esas cloacas generalmente comienza en el lugar donde hoy se encuentra la catedral de Chiusi, que por supuesto fue construida siglos más tarde.
¡Se recomienda usar un guía turístico para entrar a laberinto!
Así que. Si van a Toscana, y si tienen tiempo de visitar Chiusi, no se pierdan esa reliquia del pasado.
En Cuanto a Toscana…
Los Apeninos a lo largo del este de la región le dan un sabor un tanto nostálgico a toda esa región, y aparte de la parte de historia romana, Toscana siempre representó unos de los cimientos de la cultura e idiosincrasia de los italianos.
Bueno, volvamos a nuestra época, y veamos qué andaba pasando en Roma y en Clusium, y antes de eso, vamos por un minuto y medio, a la palabra de la semana.
OK, la semana pasada tuvimos la palabra DEPUGIS.
Depugis en Latin significa flaco, en dos sentidos de la palabra, un tanto similares.
UNO, como flaco en si, como una persona no gorda.
DOS, como pobre y delgado debido a la falta de comida.
Así que hoy lo hacemos muy simple. Depugis es flaco, delgado de hambriento, y pálido.
Y ahora La Palabra de la Semana de esta semana. La Palabra de la Semana de esta Semana es IN SITU.
Así es, otra vez una pequeña frase de dos palabras.
Hola, les habla Abel desde Pekín, China. Bienvenidos a mi podcast.
El Cuento de Roma, Episodio 13 — Estado de la Unión – 509 AC.
Este es nuestro primer episodio de El Estado de la Unión, y tal como muchas cosas que sucedieron en Roma por primera vez, este episodio tendrá el honor y el deber de establecer normas, estilos, y otros precedentes para futuras ediciones de episodios de El Estado de la Unión.
Si escuchó el episodio pasado, sabrá que esta semana tendemos un episodio un poquito más largo, y no tendemos el corte usual de la Palabra de la Semana, en Latin.
Así que empecemos ya mismo, porque no tenemos todo el día, y tenemos un vuelo de águila de muchos kilómetros de circunferencia.
Nuestro vuelo de águila va a empezar en Roma misma. Vemos qué pasa en Roma, Etruria, y Grecia Magna.
De ahí vemos las tres islas grandes cerca de Roma. Sicilia, Córcega, y Cerdeña.
Luego vamos para el norte, y cuando lleguemos a los Alpes, vamos a dar un gigantesco círculo en el sentido del reloj que nos llevará por todas las partes que tarde o temprano tendrán influencia en la historia de Roma.
Así que vamos a ver Dalmacia, Macedonia, el Epiro, y Grecia.
De ahí a Asia Menor, y entonces a las tierras de Siria, Palestina, y Egipto, que en ese momento estaban bajo el yugo de los persas.
Entonces nuestro vuelo tomará un rumbo hacia la puesta del sol, hacia Cartago y la costa norte de África, para luego sobrevolar las columnas del Gibraltar, que según la leyenda fueron abiertas, o cerradas por Hércules mismo—dependiendo de cuya versión ha escuchado.
Esto nos llevará de regreso a Europa, donde veremos a los pueblos que habitaban lo que hoy es España y Portugal, y las Galias. Haremos un pequeño desvío para mencionar a las Islas Británicas, y de ahí volveremos hacia Roma, sobrevolando a los pueblos de los Países Bajos y Germania.
Por último, dos tiritos de penal más, puramente honoríficos: India y China.
¿Qué les parece?
Bien. Ahora, Roma.
En el año 509 AC, el dominio de Roma se estrechaba desde el pie de los Apeninos en el este, hasta el mar Mediterráneo en el oeste. Iba desde el rio Tiber en el norte, hasta la ciudad de Capua, en las cercanías de lo que hoy seria Nápoles.
En ese entonces, los vecinos de Roma eran los Samnitas. De ellos vamos a escuchar un montón, más tarde.
Alrededor del comienzo de la república, Roma contaba con unas 130,000 personas, en total.
Pero, aquí cabe la pregunta.
¿Eran los romanos un hormiguero de gente que iban y venían al unisón de los intereses de la ciudad, como una mansa masa, sin voluntad propia?
No, por el contrario.
La Roma de ese entonces ya tenía un tono cosmopolita, y era difícil distinguir por las calles, quien era un romano y quien era un etrusco, o un griego asentado en Roma.
La ciudad hervía con diferentes colores y olores, vestidos y sonidos.
Las calles de Roma estaban repletas de hombres y mujeres, ancianos y niños, esclavos y nobles, gladiadores y soldados, profesores y mendigos, y todo el mundo solamente se preocupaba de su propio bienestar, y solamente luchaba por control, o por la libertad del control ejercido por otros.
Roma tenia mercaderes y maestros, trabajadores y vagos, gente de literatura y gente iliterata, prostitutas y vírgenes vestales, deudores y colectores de deudas, gente que se despertaba con el sol y gente que se iba a dormir a esa hora.
Las dos diferentes clases sociales más numerosas de Roma nunca se ponían de acuerdo en nada, y si bien la nueva república aparecía como la solución a todos los problemas de Roma, para la gente de las clases más bajas, la diferencia entre tener un rey o tener un cónsul, era igual a cero.
Prontamente Roma se verá entroncada en revueltas y huelgas, y luchas internas entre aquellos que tenían el poder, y aquellos que no lo tenían y consideraban que se lo merecían.
Miles de plebeyos, especialmente aquellos que se habían enriquecido durante las generaciones, lloraban en las plazoletas y los fórum, demandando justicia y el derecho al voto, o a un voto más de acuerdo a las realidades numéricas de Roma.
Pero esos mismos plebeyos se hubiesen rebelado totalmente si el gobierno hubiese decidido darles esos mismos derechos a las mujeres, o a los esclavos, o a los inmigrantes.
Esta última capa de la sociedad, presente pero ignorada, no tenía ni voz ni voto, pero sostenía el futuro de Roma.
Imagínese a los blancos pobres de los EEUU en el tiempo de antes de Lincoln, y lo que hubieran hecho si el gobierno les hubiese dado más derechos a mujeres, esclavos e inmigrantes.
Y fíjese que la tal llamada democracia de Roma no era un acto de restricciones al estilo de las democracias de hoy, donde es posible impugnar a un presidente, o botar a un primer ministro de su oficina.
No. Aquí no se trataba de limitar el poder que un cónsul ejercía. Los poderes de un cónsul no diferían en nada del poder que los reyes tenían antes.
La diferencia era que al cabo de un año, el cónsul tenía que devolver ese poder.
Punto y aparte, y así de simple.
La otra característica de Roma era que cuando amenazas aparecían por el horizonte, todas las diferencias entre patricios y plebeyos se esfumaban, y todo el mundo se unía a la defensa de la patria. Los ricos, porque de ellos eran las tierras. Los pobres, porque en cualquier otro sitio, estarían en cadenas por haber perdido la batalla. O peor aún.
Pero apenas esa amenaza desparecería, las dos partes reanudaban con sus rencillas y peleas, en el lugar exacto donde habían parado la música, antes de ir a defender Roma.
Veremos mucho más de las dos clases sociales de Roma muy pronto, pero cabe decir que la gran mayoría de los romanos, y cuando digo gran mayoría, estoy diciendo más del 90% de la población, no vestían togas, no iban al teatro, y no comían de platos de cerámica hechos en Grecia.
Roma cambió mucho en los 250 años de su existencia. De un pueblo de pastores y ladrones que no tenían ni libros ni comercio, se convirtieron a un pueblo de agricultores y terratenientes, que tenían libros, comercio, y un ejército extremadamente disciplinado.
Para darles una perspectiva del tiempo, quiero decirles esto antes de echar a nuestra águila a volar:
Los romanos de aquel tiempo sabían perfectamente de las leyendas de Eneas, y su llegada a Italia, y de todas las historias de Albalonga, y todo eso.
Pero eso era algo que pasó hace siglos. En un podcast, esto se escucha como un cuento, pero aquí hay un gran precipicio. Un precipicio de siete siglos, entre Eneas y la república.
Los romanos hablar de Albalonga, es como nosotros hablar de La Española, el primer asentamiento fundado por Colón. El tiempo pasó, y el mundo cambió.
Y ahora veamos cómo exactamente cambió ese mundo.
Etruria.
De Etruria vamos a escuchar mucho más en el futuro cercano, así que aquí solamente quiero destacar dos cosas que vienen a la mente, cuando hablamos de las relaciones entre Roma y Etruria. Si bien existían rutas y envíos oficiales entre las ciudades etruscas y las localidades romanas, la relación siempre fue una relación comparable a la Guerra Fría de nuestro siglo pasado.
Un enorme porcentaje de la populación romana era de origen etrusco, y las culturas y los pueblos se entremezclaron tanto que era difícil distinguir entre los dos.
Las lenguas no se parecían, y eso si marcaba una línea muy clara en la arena.
El idioma Latin todavía estaba en su época de desarrollo—sintácticamente hablando, pero aun así, los etruscos lo hablaban con un acento bien pesado, mientras que la gran mayoría de romanos no hablaban el etrusco, a no ser que eran mercaderes que iban y venían entre las dos regiones, y a no ser que eran miembros de familias bilingües.
Tambien puede imaginarse algo como Alemania y los EEUU, hoy.
El 99% de los alemanes y austríacos habla inglés perfectamente, pero se los reconoce en menos de un minuto cuando abren la boca.
La idiotez de Sexto Tarquinio. El asedio de Ardea. El fin del reino de Tarquinio el Soberbio. Pero no es el fin de su vida, y no es el fin de los dolores de cabeza de Roma. Tambien veremos como Roma le va ganando a Atenas, cuando se trata de una palabrita muy interesante: la democracia.
Hola, les habla Abel desde Pekín, China. Bienvenidos a mi podcast.
El Cuento de Roma, Episodio 11 — Roma 1 – Atenas 0.
El título de este episodio—un tanto futbolístico, se debe a que Roma dice; repito: Roma dice que la Republica de Roma empezó en el año 509 antes de Cristo.
Personalmente, no creo ni por un minuto que eso sea cierto, pero como solamente tenemos a historiadores y escritores romanos en quienes basarnos, y siendo que no poseemos una máquina del tiempo, nos tenemos que conformar con esa fecha.
Al los romanos no les gustaba ser segundos en nada, y especialmente no en algo que les daba tanto orgullo: la democracia.
Resulta que en el año 508 antes de Cristo, según algunas fuentes, en el año 507 antes de Cristo, en Atenas, un hombre llamado Clístenes hizo reformas democráticas en Grecia, de tal manera que la tiranía que había asechado a los atenienses por varias generaciones, no podía retornar al poder.
Así que—muy simple.
Firmemente considero que los romanos modificaron el año exacto de la llegada de la república y que pusieron que la democracia llegó a Roma un año antes que a Atenas.
Un buen gol.
Resultado parcial del partido: Roma 1 – Atenas 0.
Y fíjese que he dicho “resultado parcial,” porque ese partido entre Roma y Atenas está muy, muy lejos del silbato final.
La semana pasada vimos como Tarquinio el Soberbio maltrataba a su gente, en Roma y fuera de Roma, de clase alta y baja, y a todos los que estaban en el medio. Y quedamos en el momento en que el rey estaba ocupado poniéndole un asedio a la ciudad de Ardea.
Antes que nos vayamos a la Palabra de la Semana, quiero que se imaginen por un minuto, esto:
Primavera en Roma, temprano… antes de la salida del sol.
Las nieves de las montañas en el este y en el norte llenaban ríos y riachuelos, causando torrentes, y a veces pequeños puentes de madera eran arrastrados por la quieta fuerza de la naturaleza.
A través de esa naturaleza, en las afueras de Roma, un hombre iba cabalgando a todo galope. En el cielo, un color lapislázuli anunciaba la llegada de un nuevo día. Los romanos se levantaban temprano, y el hombre cortaba caminos, evitando pantanos y tratando de no ser visto.
Alejándose de Roma, el hombre cabalgaba hacia el sur.
Ese hombre era Sexto Tarquinio, el hijo del rey, y él acababa de violar a una mujer.
Y ahora sí, vamos a La Palabra de la Semana. La semana pasada tuvimos la palabra PANIS.
Panis significa pan. ¿Pude haberlo hecho más simple, esta vez? No lo creo. ¿Quién en el mundo latino, no es familiar con la frase Panem et Circenses?
Esa frase era el símbolo de la Roma que todavía tenemos en el futuro, por ahora. Era una locución latina—una forma peyorativa de la práctica que el gobierno de Roma ejercía con su gente, manteniendo a las masas tranquilas con entretenimientos y alimentos de baja calidad. Económicamente hablando, el costo de esos entretenimientos y esos alimentos venia directamente de los bolsillos de los súper-ricos de Roma. Los terratenientes. Los Patricios. Aquellos que podían unir sus líneas genealógicas con los primeros 100 senadores, elegidos por Rómulo.
En sí, ese costo no representaban ni la mugre debajo de las uñas de aquellos verdaderamente ricos, en Roma.
Panem et Circenses tambien nos muestra que ambos sustantivos cambian en el caso acusativo singular, ya que pan es panis en Latin, tal como lo dije en el episodio anterior.
En Latin, los sustantivos cambiaban mucho de acuerdo con el caso, especialmente con los casos acusativo y dativo.
Finalmente quiero añadir que los intelectuales españoles de los siglos 19 y 20 solían quejarse de manera similar, usando la frase “pan y toros.”
Y ahora vamos a La Palabra de la Semana de esta semana. La Palabra de la Semana de esta Semana es OB.
Hijo de un refugiado. Conocedor de las matemáticas y de filosofía. Educado en Grecia. Despilfarrador y gran urbanista. Guerrero y diplomático. Tarquinio “el Viejo” fue de todo. Y hasta fue el primer rey de la dinastía Tarquinia de Roma.
Hola, les habla Abel desde Pekín, China. Bienvenidos a mi podcast. El Cuento de Roma, Episodio 8 — Tarquinio el Viejo.
La semana pasada vimos la vida de Anco Marcio, y la expansión de Roma hasta las orillas del Mar Mediterráneo.
Esta semana, veremos la vida del Tarquinio, prontamente apodado “el viejo” después de haber enviado a los hijos de Anco Marcio fuera de Roma, y después de haber sido elegido rey por el senado romano.
Podemos decir que los siete reyes de Roma se pueden dividir en dos secciones generales.
La primera parte consistió de Rómulo, Numa Pompilio, Tulo Hostilio y Anco Marcio.
Primero un luchador, luego un pacifista, luego otro luchador, y finalmente otro pacifista que se vió forzado a ir a la guerra.
Entonces, hoy empezamos con la segunda parte de la monarquía romana, ya que los tres reyes que nos faltan, pertenecían a una misma familia. Los Tarquinos.
Primero Lucio Tarquinio Prisco, el primero de ellos.
Luego su hijo adoptado Servio Tulio, y finalmente su hijo verdadero, Tarquinio el Soberbio, quien usurpó el trono, y quien fue un rey tan malo, que los romanos decidieron echarlo de la ciudad, y nunca más tener reyes.
Pero primero vamos a La Palabra de la Semana. La semana pasada tuvimos la palabra galea.
Galea significa yelmo en Latin, y era lo que los soldados romanos usaban para la protección de la cabeza.
A medida que los siglos pasaron, la forma de la galea romana cambió varias veces, pero sabemos que en los tiempos de la monarquía de Roma, los romanos copiaron el diseño de la galea de los etruscos y de los griegos, al sur de la península italiana.
Siglos después, la galea adoptaría la forma de los yelmos de origen galo, y la característica más importante de la galea romana era que siempre tenía algún tipo de decoración en la cresta.
A veces era un simple casco con una punta o esfera en la parte superior del casco mismo.
Otras veces una galea llevaba plumas u otras decoraciones de animales—eso era el caso de los centuriones y generales del ejército romano, y los gladiadores, muy a menudo tenían galeas con crestas de un pez de bronce sobre sus yelmos.
Y ahora vamos a La Palabra de la Semana de esta semana. La Palabra de la Semana de esta Semana es oblitus sum. Así es, esta vez tenemos dos palabras:
Hola, les habla Abel desde Pekín, China. Bienvenidos a mi podcast. El Cuento de Roma, Episodio 7 — El nieto quieto.
La semana pasada vimos la vida de Tulo Hostilio, y como Roma volvió a ser sinónimo de guerra y odio.
Esta semana, veremos la vida del cuarto rey de Roma, un nieto de Numa Pompilio, quien—como se acordará, fue el segundo rey de Roma.
Pero primero vamos a La Palabra de la Semana. La semana pasada tuvimos la palabra qúo.
Y me acuerdo que les pregunté si sabían de una película llamada Quo Vadis?
La frase QUO VADIS fue introducida al lenguaje cotidiano de la generación de los americanos de los cincuenta, casi de un día al otro.
Y eso se debía a una película de ese mismo nombre, basada en una novela de ese mismo nombre, escrita por el escritor polaco Henryk Sienkiewicz, Premio Nobel de Literatura en el año 1905.
No solo fue una de las mejores películas del año 1951, sino que tambien fue creada usando una tecnología llamada Technicolor, que era algo muy nuevo en Hollywood, en aquellos días.
Y si bien la película no ganó ni un solo Oscar de sus ocho nominaciones, obtuvo muy buenas críticas. La película relata la vida de los primeros cristianos en Roma, en los tiempos de las primeras persecuciones.
El nombre de la película, que en Latin significa “¿A dónde vas?” se refiere a la pregunta que el apóstol Pedro le hizo a Jesús cuando lo vió en una aparición, caminando por la Vía Apia, mientras que él intentaba escaparse de Roma.
Cuando Jesús le respondió a Pedro que iba a Roma a ser crucificado de nuevo, Pedro se sintió avergonzado del hecho de que él estaba huyendo del emperador Nerón.
Inmediatamente Pedro volvió a Roma, y continuó con su ministerio, últimamente siendo crucificado cabeza para abajo por los romanos.
Entonces, la palabra qúo significa donde, o hacia dónde, y Quo Vadis significa ¿A dónde vas?
Y ahora vamos a La Palabra de la Semana de esta semana. La Palabra de la Semana de esta Semana es galea.