Episodio 36 – Bajo la Sombra del Vesubio

Los romanos contra los latinos. Una batalla que se llevó a cabo en las colinas del volcán Vesubio, en Campania. Una batalla que se llevó a nuestro conocido Decio Mus – si, ese que se había ganado la corona gramínea años atrás.


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Transcripción Parcial

Hola, les habla Abel, desde Pekín, China. Bienvenidos a mi podcast.

El Cuento de Roma, Episodio 36 — Bajo la Sombra del Vesubio.

— “¡Serpiente!”

— “¡Tú eres la serpiente!”

— “¡Cobarde!”

— “Te enseñaré quién es el cobarde aquí!”

— “A que no te animas!”

Cuando Decio quiso dar un paso hacia adelante, corazón latiendo como un tambor, chocó contra el piso de tierra seca bajo su cama. Dolorido y gritando un insulto, el Cónsul despertó de su sueño.

En ese sueño, el volcán mismo le hablaba a Decio, expulsando miles de serpientes de fuego, y amenazando al ejército romano.

— “Uno de los dos morirá antes de la puesta del sol,” eran las palabras del volcán que aun bailaban en la cabeza de Decio, cuando éste le contó el sueño a Manlio Torcuato.

Normalmente, Torcuato siempre prestaba profunda atención a los sueños de su co-comandante, porque eso era algo que los romanos tomaban muy en serio.

Pero esta vez, Torcuato, no respondía.

Boquiabierto, y mirando a Decio en terror, a Torcuato no le salían palabras.

— “Qué te pasa,” preguntó Decio. “Un volcán escupiendo serpientes no es algo demasiado fuera do lo común, en un sueño…”

— “Decio. Yo también soñé que el volcán me llamó cobarde!”

— “¿Cómo?”

— “Te pregunto. El volcán te dijo que uno de los dos… uno de nosotros…”

— “Por Jupiter, y por Marte, y todos los dioses del inframundo” exclamó Decio, arrojando su copa al piso. Ya no tenía apetito.

Resulta que ambos — Manlio Torcuato y Decio Mus, tuvieron el mismo sueño, esa noche.

Y en ese sueño, los dioses les habían dicho que uno de los dos Cónsules debía sacrificarse en batalla, si Roma iba a ganar.

Para decirlo con un poco más de claridad, y según el relato de Tito Livio, en el sueño que ambos líderes tuvieron, uno de los dos flancos del ejército iba a quebrarse durante la batalla, y si el comandante de ese flanco iba a sacrificarse junto a sus soldados, el otro flanco — es decir, la otra mitad de las fuerzas de Roma saldrían victoriosas de la lucha.

Si siquiera dudarlo por un minuto, entre Manlio Torcuato y Decio Mus decidieron que el flanco que se quiebre primero bajo la presión de la lucha, tanto su comandante como el ejército mismo tendrá que sacrificarse, y lanzarse al enemigo en una misión suicida, como para permitirle al otro lado vencer.

Ya. El plan estaba formado.

Los oficiales que estaban alrededor de los dos líderes, temblaban de miedo cuando Torcuato se puso de pie, desayuno terminado.

En realidad, con cada día que pasaba, el campo romano entero odiaba y temía a Torcuato más y más, y eso se debía a lo que había pasado cuatro días antes, en las afueras del campo romano, cuando uno de los hijos de Torcuato volvió de una patrulla alrededor del campo militar.

Les cuento lo que pasó, pero antes de eso quisiera recordarles de nuestro último episodio, donde les conté que una de las ordenes del campo romano era que estaba totalmente prohibido entrar en cualquier forma de combate, o duelo, con el enemigo.

Torcuato mismo había dado esa orden, y el castigo por desobedecerla era pena de muerte, sin apelación, sin excepción, y sin demora.

Resulta que ese hijo de Torcuato, también llamado Manlio se encontró con un contingente de los Latinos, a menos de una hora a caballo, del campo mismo.

Cuando las dos patrullas se reconocieron, y mientras se medían a la distancia, uno de los Latinos, proveniente de Tusculum, y según Tito Livio, llamado Metio Geminio, se puso a gritarles a los romanos.

Metio Geminio desafiaba a cualquiera de los romanos a una lucha mano a mano. Los romanos simplemente seguían cabalgando de flanco, no dándoles la espalda a los Latinos, pero tampoco dándoles el frente.

Como al minuto, ese Latino reconoció que Manlio era el más destacado dentro del grupo de los romanos, y comenzó con insultos personales en contra del muchacho.

Entre otras cosas, el Latino le gritó uno de los insultos más comunes en esa época en el mundo militar, entre Romanos y Latinos; y ese insulto era una referencia a la habilidades femeninas del hijo de Manlio Torcuato.

El joven Manlio recordaba las órdenes dadas por su padre, pero los insultos continuaban.

— “¡Serpiente!”

— “¡Tú eres la serpiente!”

— “¡Cobarde!”

— “Te enseñaré quién es el cobarde aquí!”

— “A que no te animas!”

Lo que sucedió a continuación, fue el resultado de la destreza militar del joven Manlio, a pesar de que el hombre de Tusculum era mucho más alto y mucho más fuerte que el romano.

En menos de lo se necesita en subir las escalinatas al Monte Capitolino desde el foro, Manlio mató y degolló a Metio Geminio, y luego decidió llevar la cabeza del Latino como su recompensa del enfrentamiento.

Con la cabeza del Latino ya no insultando a nadie, las dos patrullas decidieron seguir sus caminos, y al rato, la patrulla volvió al campo romano.

— “¡Padre!”

Manlio agitaba la cabeza del Latino en la punta de su lanza, rodeado de gritos, risas, y aplausos de la patrulla, y de los soldados en el campo, a medida que estos se iban dando cuenta de lo que había pasado.

Pero el padre del joven no veía ese trofeo como causa de risas, sino como causa de una desobediencia que necesitaba ser corregida.

Y el viejo Manlio Torcuato decidió corregir esa desobediencia.

El joven Manlio fue arrestado frente a su propios hombres, y en frente al ejército entero, y luego fue atado a un poste por lictores, por ordenes directas del Cónsul romano.

Sin siquiera mover un músculo de la cara, Torcuato les ordenó a los lictores a castigar al su hijo, primero con las varas, y luego con el hacha.

Así es.

Una hora más tarde, el joven Manlio fue decapitado públicamente frente a las tropas del campo romano por la transgresión, y desde ese día el ejercito romano, aborrecía y temía al Cónsul romano.

Como un comentario personal, veremos que el flanco de Manlio Torcuato peleó en la próxima batalla con tanta más disciplina, y con tanto más furor, que a veces me pregunto si eso no era por el temor infundido por el viejo Torcuato, después de ver como el viejo decidió ejecutar a su propio hijo.

Ahora, volvamos a la batalla que estaba a punto de empezar, y para eso, comenzamos así.

[…]

Episodio 33 – Latinos y Romanos

Latinos y Romanos hablaban el mismo idioma y veneraban a los mismos dioses. Pero después de la primera guerra samnita, los Latinos sintieron que eran más fuertes que Roma. Y empiezan a crear planes, junto a los Campanios.


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Transcripción Parcial

Hola, les habla Abel, desde Pekín, China. Bienvenidos a mi podcast.

El Cuento de Roma, Episodio 33 — Latinos y Romanos.

Noticias no llegaban a Roma—o a cualquier otra ciudad, como lo hacen hoy en día.

Noticias viajaban con viajeros de aquellos tiempos, y los viajeros más conocidos tradicionalmente eran mercaderes, soldados, y prisioneros de guerra.

Y me animo a decir que era precisamente en ese orden.

Y como ahora estamos entrando a una época pivotal en la historia de Grecia, Persia, y Macedonia, vamos a poner a uno de nuestros empleados a residir en el puerto romano de Ostia. Le alquilaremos un cuarto en uno de los edificios de la calle central de Ostia, la que sale de la ciudad para convertirse en una vía romana, típicamente marcada a cada milla romana con una piedra que denotaba la distancia de Roma.

Bueno—ese empleado vivirá en Ostia por un tiempo, y él tiene una función muy claramente definida—recibir noticias desde afuera.

Cada mañana bajará de su cuarto en el tercer piso—el peor, y se dirigirá a los muelles, donde comerá un desayuno de pan untado en aceite de oliva, con un estofado caliente de legumbres y col. En invierno, ese estofado tambien podrá tener carne, y en verano será más pan y menos estofado.

Nuestro esclavo permanecerá en los muelles hasta horas vespertinas, y estará al pendiente de noticias que barcos traerán.

Más precisamente, de lo que andaba sucediendo entre Alejandro Magno, y el Imperio Persa.

Y como estos años, casi todo el tiempo existían cambios, pues—nuestro empleado en Ostia tendrá mucho trabajo, y su reporte será al comienzo de cada episodio.

O al final, dependiendo de la situación.

—- Música —-

Noticias desde Ostia. El rey Filipo el Segundo de Macedonia invita al filósofo griego Aristóteles a Macedonia, para que eduque a su hijo Alejandro, y lo prepare para ser el heredero del trono de Macedonia.

Esto, en otras circunstancias normales, nunca hubiese llegado a Roma, como una noticia vía barcos, si no hubiese sido que el dominio de Macedonia se hacia más y más obvio, con cada año que pasaba. Felipe el Segundo estaba conquistando y anexando territorios, islas, y provincias de Tracia, la actual Bulgaria, y en nuestro año actual, el 342 AC, la península de Gallipoli fue entregada casi sin lucha.

Atenas estaba cerca de otra de sus fechas negras.

En unos seis años la capital griega caerá bajo el poder de Macedonia.

Nuestro empleado también notó que desde otro barco, noticias de otro de los familiares del rey Felipe de Macedonia llegaban a Roma. Se trata de Alejandro de Epiro, el tío de Alejando Magno, a quien dedicaremos un episodio entero prontamente, por lo que va a suceder en Campania, muy prontamente.

Bueno, escucharemos de nuestro esclavo en Ostia, la semana que viene.

[…]

 

Episodio 32 – Marco Valerio Corvo

Cónsul de Roma a la edad de 23. Luego, fue elegido Cónsul cinco veces más, y dictador dos veces. Llegó a vivir hasta los 100 años. Este es nuestro homenaje.


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Transcripción Parcial

Hola, les habla Abel, desde Pekín, China. Bienvenidos a mi podcast.

El Cuento de Roma, Episodio 32 — Marco Valerio Corvo.

El año 342 fue caluroso por demás, y los legionarios estacionados en Campania lo sintieron de primera mano.

Al contrario de los habitantes de Capua, y otras ciudades en las suaves y fértiles llanuras de Campania, soldados romanos vivían con todo el rigor de una legión que había prestado un juramento a sus dioses, de proteger y de mantener esta región bajo el apto mando de la República Romana.

Y eso era lo que los legionarios de aquellos dos contingentes hacían. Tanto el grupo de Aulo Cornelio Coso, como el grupo que estaba bajo el comando de Marco Valerio Corvo cumplían con sus deberes, pero dentro suyo hubiesen querido estar en Roma.

Más al norte, y con un poco menos de calor, ¡por Mercurio!

Así es. Mientras sus compañeros se habían ido a Roma, a celebrar una marcha triunfal, estos dos grupos solo tenían a sus vecinos inmediatos—la gente de Capua, como único entretenimiento y contacto.

Y no era mucho entretenimiento en sí, porque muy pronto, los romanos decidieron que no era justo que la gente de Capua, una gente que ni siquiera se podía defender a sí misma de los Samnitas, disfrutaba de tanto, mientras ellos—los legionarios que establecían la paz en la región, no disfrutaban de nada.

En menos de los que una tormenta necesita para juntarse a crear nubes oscuras, los cabecillas de las dos facciones empezaron a formar un plan de rebelión.

Realmente no era justo, que los legionarios solo tenían olivas, pan duro, un poco de carne, y agua, en una región que tenía tanto más que eso!

[…]

 

 

Episodio 23 – No llores por mí, Veyes

En este episodio vemos el fin de Veyes. Para siempre.


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Transcripción Parcial

Hola, les habla Abel desde Pekín, China. Bienvenidos a mi podcast.

El Cuento de Roma, Episodio 23 — No llores por mí, Veyes.

No es por nada que existe la expresión “hogar dulce hogar,” o “home sweet home” en inglés.

No creo ni por un minuto que exista un idioma que no tenga una frase o expresión que no sea un buen equivalente de esto, y creo que eso tambien vale para los antiguos romanos.

Pero, como veremos en este episodio, esto tambien cuenta para los enemigos de Roma, y hoy hablamos de dos de estos enemigos: Fidenas y Veyes.

La primera fue la única ciudad al sur del rio Tiber, y la segunda era la ciudad etrusca más conocida y probablemente la más fuerte de toda la confederación etrusca.

Como primero, recordemos que Veyes y Roma eran algo así como una imagen reflejada en un espejo, cada una de ellas teniendo poder de un lado del Tiber, y cada una manteniendo un pequeño enclave del otro lado del rio.

El enclave de los etruscos del lado sur del Tiber estaba a unos 8 o 9 kilómetros rio arriba de Roma, mientras que los romanos mantenían control del lado norte del Tiber justo en frente a su propia ciudad.

Después de la primera tal llamada guerra veyense, la ciudad de Fidenas no fue exactamente conquistada por los Romanos, pero tampoco quedó explícitamente bajo el control de los etruscos. Estoy hablando de la guerra del 484 al 474 AC, en la cual la familia de los Fabios fue aniquilada.

A medida que el tiempo avanzaba, y en parte debido a todas las plagas que decimaron a los romanos, no hubo una clara delineación de guerra o paz hasta el año 437 o 434 AC, según nuestras fuentes.

Hasta ese entonces los romanos tenían  relativa influencia sobre Fidenas, y además había muchos residentes romanos viviendo allí. Pero todo cambió cuando los fidenitas cambiaron de partido, poniéndose voluntariamente bajo el dominio del rey de Veyes, un hombre llamado Lars Tolumnio.

Inmediatamente, Roma envió a cuatro embajadores a Fidenas para investigar si esto era real, y cuáles eran las razones por ese cambio de rumbo. Los Fidenitas, no sabiendo que decirles a los embajadores romanos, rápidamente enviaron sus propios embajadores a Veyes para preguntarle a Lars Tolumnio qué hacer con los romanos.

Según la leyenda, Tolumnio quien estaba jugando a un juego de dados en el momento en el que recibió las noticias, hizo una broma acerca de estos embajadores, diciendo algo como por qué no se morían todos los romanos, y los fidenitas inmediatamente volvieron a Fidenas y reportaron el mensaje, que por supuesto, fue totalmente malentendido.

Pero, ni dos por tres—los fidenitas mataron a los embajadores romanos.

Cayo Fulcinio, Clelio Tulo, Espurio Antio, y Lucio Roscio fueron ejecutados en la plaza pública de Fidenas, sin siquiera tanto como un juicio provisional.

[…]

Episodio 22 – Tito Livio y Virgilio

Este es nuestro primer episodio de BIOGRAFIAS, y para este episodio he elegido a Tito Livio y a Virgilio. Un historiador y un poeta. Ambos eran contemporáneos del emperador Augusto.


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Transcripción Parcial

Hola, les habla Abel desde Zagreb, Croacia. Bienvenidos a mi podcast.

El Cuento de Roma, Episodio 22 — Tito Livio y Virgilio.

Virgilio y Tito Livio – Tito Livio y Virgilio.

Al final y al cabo el orden no es tan importante, pero aquí les cuento la principal razón por la cual he decidido llamar este episodio así.

Sin bien en nuestro Episodio 1 comenzamos a narrar la historia de Eneas y su huida de Troya, que obviamente viene de una obra de Virgilio, y si bien Virgilio fue mucho más mencionado en los primeros episodios de nuestro cuento, el diseño de la cubierta le favorecía mucho más a Tito Livio que a Virgilio.

No, no estoy hablando de una competición estética o de una audición literaria entre los dos hombres, sino que, al cabo de elegir las dos caras que pondría en la tapa mi episodio con Photoshop, pues… he decidido poner a Tito Livio de frente y a la izquierda, y a Virgilio de perfil y a la derecha.

Y como nosotros pertenecemos a una cultura que escribe de izquierda a derecha, pues ahí lo tiene: Tito Livio y Virgilio.

En cuanto a mi vida privada, aquí estoy en Zagreb, la capital de Croacia.

Un país en el que no nací, no fui a la escuela, y no tengo ningún derecho a pensión o jubilación, porque nunca trabaje aquí. Si sumo todas las visitas que hice aquí, tengo algo así como un año uy medio de estar en Croacia. Es por esto que los croatas, cuando me oyen hablar en croata, me miran raro, y no pueden adivinar de qué parte provengo, a pesar de que no hago errores de gramática, de inclinación de sustantivos, o de conjugación de verbos.

Y además, comparado con 12 años que viví en Alemania, 13 años y pico en Argentina, 17 años en los Estados Unidos, y siete años en China, todo lo que viví en Croacia no llega ni a un 3% de mi vida.

Y aquí estoy, recuperándome de un golpe que la vida me dió.

Hoy hace ya (con la palabra ya subrayada), hoy hace ya una semana entera que enterré a mi mamá. Como vuela el tiempo.

Y al igual que los romanos, sentí que el mundo se derrumbaba alrededor mío.

Cuando en el año 18 antes de Cristo, un barco proviniendo de Grecia ancló en el puerto de Roma, noticias de terror cundían por las calles de la ciudad eterna.

Quiero resaltar aquí que barcos que provenían de lugares lejanos, tal como Grecia, no hacían puerto en Ostia, que si se acuerdan, fue fundada por aquel cuarto rey de Roma, Anco Marcio, sino que tomaban refugio en el puerto llamado Portus Julius que fue construido durante la época de la dinastía Julia en Roma.

Construcción comenzó durante los últimos anos de la vida de Julio Cesar, pero la mayor, y mejor parte del puerto fue diseñada por Marco Agripa, quien, como sabrán, verdaderamente fue la mano derecha el primer emperador de Roma.

La construcción de ese puerto va a merecer un episodio para sí mismo, pero para eso falta rato, así que vamos a ir cerrando el paréntesis del tema del puerto de Roma, y vamos a volver al tema del pánico que cundía desde el Puerto Julio, y hasta Roma misma. Eso era una distancia de unos 220 kilómetros en total.

Cuando uno de los pasajeros más distinguidos que viajaba en ese barco descendió al muelle de piedras de basalto poligonales, dos esclavos inmediatamente lo cubrieron con una especie de paraguas, a pesar de que la lluvia era mínima.

Fue ahí que Tito Livio se enteró que un grupo de esclavos se había escapado de una granja perteneciente a uno de los terratenientes más ricos del área del golfo de Nápoles, y que estaban aterrorizando las periferias de Roma, y ganando tracción a medida que avanzaban.

Según los reportes más recientes, unos 400 hombres se les habían unido a esos esclavos, y a medida que avanzaban, se habían dividido en dos grupos. Un grupo tomó rumbo al norte, hacia Roma, mientras que el otro iba directamente hacia Puerto Julio.

Era por eso que protegían la imagen de Tito Livio de las masas, con paraguas hechas de hojas de palmas y finas cañas de Mesopotamia. Por si acaso, entre esas masas se encontraba un rebelde.

Me puedo imaginar la reacción de Tito Livio, con su carácter quieto, pero firme en sus puntos de vista…

“Otra vez esclavos,” se habrá dicho. “Y otra vez el prínceps no me presta atención.” Y cada vez que Tito Livio pronunciaba la palabra Prínceps, lo hacía con un tono de burla suprimida.

El camino hasta Roma llevó tres días, en lugar de un día y medio, más que nada porque el Prínceps había ordenado máxima seguridad para Tito Livio.

Y aquí quisiera añadir que no fue el emperador mismo quien daba ese tipo de órdenes, sino su mano derecha, el buen Marco Agripa. Cuando lleguemos a esa época ya van a ver mucho, mucho más de eso.

Créanme que Augusto no hubiese sido ni un diez por ciento de lo que fue, si no hubiese sido por su amigo, Marco Agripa.

Bueno. Cuando Tito Livio finalmente sí llegó a Roma, Augusto lo recibió con novedades. La rebelión que causó todo ese tumulto fue apaciguada, y los cabecillas del grupo de esclavos fueron arrestados y mañana tendrían su día de juicio.

Comentario personal. ¡Como si no sabemos el resultado de eso!

Esa misma tarde, otro de los famosos, tal llamados, protegidos de Augusto, fue a visitar a Tito Livio. Y, en su típico estilo, ese visitante no esperó a que Tito Livio lo invitara. Él se invitaba a sí mismo a donde sea que iba.

Así es, ese personaje se invitaba a sí mismo, ¡hasta al palacio de del emperador de Roma!

Estoy hablando de Virgilio, el poeta que fue comisionado por Augusto a terminar de escribir la historia de la fundación de Roma, en su típica forma de poesía.

Sus poesías no eran como las poesías que conocemos hoy.

La primera cosa importante a saber sobre el estilo de la escritura de Virgilio es que él escribió en el verso de métrica—específicamente, en el metro conocido como “hexámetro dactílico.” Puse una imagen en el sitio web para que vean como se ve una poesía escrita de esa manera, y un pedacito de sonido, para que lo puedan escuchar. Suena realmente épico.

Ese tipo de relato no se puede imitar hoy en día en español o en inglés, pero en griego antiguo, y sobre todo en Latin, leer versos escritos en ese estilo hacia que a la gente se le ponía los pelos de punta. En más de una ocasión, mujeres se desmayaban cuando Virgilio contaba las aventuras de Eneas, y la defensa de la ciudad de Troya.

Y famosamente, entre ellas, la mujer de Augusto mismo. Así es, en una ocasión, Livia se desmayó durante una sesión de cuentos, frente al emperador mismo. Este evento fue retratado en obras de arte unos mil quinientos años más tarde.

Y dicho sea de paso, Tito Livio y Livia, la esposa de Augusto no eran parientes si bien pertenecían al mismo apellido, o sea, a la misma gens.

Bien.

Cuando Virgilio y Tito Livio se reunían a tomar un vaso de vino, no hablaban de poesía o de prosa.

Artistas de iguales alturas no hacen eso, ni siquiera en el riguroso clima de competencia de Roma antigua.

Pero si hablaron aquella noche de los que había pasado en la ciudad recientemente, y como esos rebeldes fueron capturados.

Y aquí va mi análisis. Como seres humanos, nosotros tenemos una capacidad increíble de poner a gente en cajitas, y pintar esas cajitas con colores, mentalmente dándoles significado a esas cajitas. En general esos colores significan bueno o malo.

Nada de gris. Good guys – bad guys! Así de simple.

¿A qué me refiero? A ver si me explico mejor.

¿La madrastra de Blanca Nieves, que mandó a matar a la niña de labios rojos como la sangre?

Mala. ¡Caja negra!

¿La sirenita que se enamoró del príncipe humano y sacrificó su lengua para obtener piernas?

Buena. ¡Cajita blanca! ¡Buen corazón y buena alma, un alma que sufrió por amor!

¿Ven a lo que me refiero?

Y ahora, creo que es el mejor momento de mencionar a las víctimas de Barcelona, y las localidades alrededor de Barcelona, con los recientes ataques terroristas.

Almas perdieron sus cuerpos, y familias perdieron a miembros queridos, y si no me equivoco, gente de como 13 países sufrieron pérdidas de vida en el ataque en Las Ramblas de Barcelona.

Y la razón es muy simple, pero lo más triste de todo esto es que esto no va a parar.

Así como los ataques del 11 de Setiembre del año 2001 se van a repetir, ataques de gente que odia nuestro estilo de vida tambien se volverán a repetir.

No es una cuestión de sí se van a repetir, es una cuestión de cuándo se van a repetir.

Lamentablemente es así.

Y antes de trazar un paralelo entre hoy y los tiempos de Roma antigua, necesito aclarar que POR LO MENOS, en Roma, casi siempre se trataba de esclavos que eran tratados mal, mientras que hoy en día, la gente que nos ataca es gente a la que le ofrecemos trabajos, asilo político, comida, alojo, y chances a una vida nueva en Europa.

Y hasta tarjetas verdes en el caso de los EEUU, Canadá, y otros países.

Pero siguen haciéndolo. ¿Por qué?

Las razones son muchas.

Mi razón favorita, creo, es razón número 318, y antes que alguien me pregunte de dónde saqué ese número, es simplemente una forma mía de decir.

La razón es que somos humanos. Envidiamos. No paramos de querer.

Por eso existe el décimo mandamiento. No codiciarás.

Y por eso, gente como Cincinato, y Numa Pompilio, y Publícola van a la historia. Y Jesús. Y Gandhi, y tantos otros.

Somos así porque el pasto del vecino siempre nos parece más verde.

En esta hora difícil les quiero dar mis condolencias a todos, y tengamos fuerza.

Esto… va a mí mismo tambien.

Y creo que ahora es la hora de crear una lista en la cual podemos comparar—o buscar diferencias entre Tito Livio y Virgilio.

Y para esto hice una lista de diez puntos, a saber:

[…]

Episodio 21 – Décadas de Peste y Muerte

Las décadas que siguieron. Décadas tan malas, que miles de romanos murieron, y miles más quisieron morir.


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Transcripción Parcial

Hola, les habla Abel desde Pekín, China. Bienvenidos a mi podcast.

El Cuento de Roma, Episodio 21 — Décadas de Peste y Muerte.

La Semana pasada vimos la vida de Lucio Quincio Cincinato, y vimos una época cuando Roma se encontraba a un siglo de una nueva grandeza, si bien Roma no lo sabía.

Y Roma no sabía eso por buena razón, porque las cosas no andaban bien en Roma.

Y cuando digo “cosas” me refiero a los siguientes cinco detalles:

UNO – Desde el sur de Italia, caravanas comerciales llegaban con menos y menos frecuencia, y las que si llegaban a Roma, no traían noticias buenas.

Una nueva tribu, bueno, nueva en nuestro podcast, y relativamente nueva para los oídos de los romanos comunes, se empezaba a hacer sentir en lo que hoy conocemos como Campania.

Estoy hablando de la tribu de los Samnitas.

Campania se extiende desde el sur del Lacio y hasta los montes Apeninos en el este. Hacia el sur va hasta las bahías de lo que hoy conocemos como Nápoles, junto al famoso volcán llamado Vesubio.

Una de las peores noticias, como veremos, era la caída de una ciudad llamada Capua, después de un largo asedio, creado por esos Samnitas.

Pero aun no llegamos ahí, así que vamos al punto siguiente.

DOS – El clima ha comenzado a declinar por razones que los romanos no tenían ni modo de entender. Hoy conocemos esto como una ola de variación climática en todo el Oeste de Europa, y que se extendía hasta el centro del mar Mediterráneo.

Si bien científicos hoy tienen un nombre muy definido para esta breve época de caídas de temperatura, en antigua Roma esto fue interpretado como un mal augurio de los dioses que se habían puesto en contra de Roma misma.

Y créanme, cada uno de los ciudadanos de Roma tenía una explicación personal del por qué los dioses abandonaron a Roma.

Plebeyos afirmaban que era porque los Patricios seguían siendo cabeza dura con el tema de la igualdad de derechos entre patricios y plebeyos, mientras que los Patricios culpaban a los plebeyos por el desastre que se iba desatando.

En unos veinte años, el rio Tiber se congelará por primera vez en la historia de Roma, y lo volverá a hacer dos años más tarde.

Esto será suficiente razón para poner a los romanos en un estado perpetuo de pánico.

TRES – Cosechas en la región del Lacio, y en toda la parte meridional de Italia, fallaron dos veces por cinco años consecutivos, entre los años 430 y 400 antes de Cristo.

Dos de estas cosechas fueron tan malas que ni siquiera tierras de pastura le daban alcance al ganado de la región.

Otras cosechas, como por ejemplo la cosecha del año 413 antes de Cristo—si es que podemos creer a nuestras fuentes bibliográficas, parecía que iba a salvar a la población de Roma, prometiendo ser abundante.

Pero, como si a propósito, un mes antes de la cosecha, y mientras toda Roma mantenía un festejo dentro de la ciudad—un festejo dedicado a Vulcano, el dios del fuego, las tierras fueron asechadas por un enjambre de millones y millones de langostas que no dejaron nada que fuese de color verde.

Obviamente, nosotros podemos conectar este punto con la abrupta caída de temperaturas, pero en Roma antigua, todo se conectaba a través de la benevolencia—o la furia, de los dioses.

Nunca antes, en las tierras alrededor de Roma antigua, hubo tantos altares dedicados a la diosa Ceres, diosa de la agricultura, la fecundidad, y de la cosecha.

Cabe añadir aquí, que la palabra cereales, que a menudo tenemos para desayuno, proviene del nombre de la diosa de Ceres.

Ceres – cereales.

CUATRO – Desde Atenas, aún peores noticias llegaron.

Lo que hoy conocemos como la terrible plaga de Atenas fue una virulenta explosión epidémica que afectó a la ciudad-estado de Atenas mientras esa ciudad estaba en guerra con Esparta.

El peor ataque de esa epidemia fue durante el segundo año de la Guerra del Peloponeso, es decir, el año 430 AC.

Un historiador griego llamado Tucídides,

…a ver si pueden repetir este nombre otra vez… Tucídides,

Bueno, este Tucídides escribió acerca de la Guerra del Peloponeso, y por ende, de la Plaga de Atenas. En realidad, ese hombre sobrevivió la plaga, y lo que él nos cuenta viene de fuentes de primerísima mano.

En su libro llamado Historia de la Guerra del Peloponeso, Tucídides describe la llegada de la epidemia, y como comenzó en Etiopía, atravesó Egipto y Libia y luego llegó luego al mundo griego.

La epidemia misma probablemente entró por el puerto de Atenas, llamado el Pireo.

La epidemia brotó en la ciudad, demasiado llena de gente, debido a que los campesinos fueron albergados dentro de las murallas de la ciudad.

Atenas perdió posiblemente un tercio de las personas que se cobijaban tras sus muros.

La visión de las piras funerarias ardiendo hizo que el ejército espartano se retirara por temor a la enfermedad.

La plaga mató a gran parte de la infantería ateniense, algunos de los marinos más expertos y, para colmo de males, mató al líder de Atenas, el famoso Pericles, quien murió en uno de los brotes posteriores en el año 429 AC.

Aquí hay un dato muy interesante:

En el año 2005, se realizó una correlación entre el ADN extraído de la pulpa dentaria de tres dientes recuperados del cementerio Kerameikos en Atenas, y al final de ese estudio de ADN, un conocido patógeno surgió como el culpable de la peste:

La fiebre tifoidea.

Esto significa que gente moría después de una infección de dos a tres semanas de ser expuestos a la bacteria.

Durante la primer semana, le gente sentía escalofríos y altibajos de temperatura, seguidos por tos y un fuerte dolor de cabeza. Fiebre empezaba al quinto o sexto día.

A la segunda semana los enfermos entraban a una fase de fiebre extremadamente alta, seguida por constantes diarreas, y fallas de órganos tales como el bazo y el hígado. Puntos rojos en el abdomen y el pecho indicaban el grado de infección, y me imagino, que cuando la gente tenía esos puntos, ya se entregaba a los dioses.

Al cabo de esa semana, la persona o vivía, o moría, y los sobrevivientes resultaban ser inmunes a futuras infecciones, casi en un 99% de los casos.

Si la persona seguía con malestares durante una tercera semana, muerte generalmente llegaba en la forma de hemorragias internas, y perforaciones intestinales creadas por la duración de la enfermedad y la falta de tratamiento.

En Roma, mientras tanto, y como una nota de al lado, enfermos solían pasar un noche en el templo del dios Esculapio, y si no había lugar en ese templo, tambien iban a otros templos.

La creencia popular era que si dormían una noche dentro del templo, obtendrían un sueño, el cual les daría una interpretación de qué es lo que tenían que hacer para curarse de la enfermedad.

Pero, si no tenían ningún sueño durante esa primera noche, los pacientes solían quedarse hasta tres noches consecutivas en el templo, después de lo cual, los sacerdotes generalmente les decían que se vayan a su casa, porque obviamente los dioses no querían comunicarse con ellos, y los preferían muertos.

CINCO – Si bien muchas fuentes bibliográficas solamente citan el año 441 AC como un año de hambre en Roma, estas mismas fuentes sí admiten que muchas otras hambrunas siguieron.

Los ciudadanos de Roma, si bien tenían cierto acceso a agua, y si bien las cloacas de Roma ya funcionaban de una manera bastante satisfactoria, y si bien la medicina de Roma no era la peor en el mundo de aquel entonces, aquí necesito destacar tres detalles que hicieron lo suyo para agravar la situación de Roma.

Como primero, los romanos en aquel entonces empezaban a construir rutas. Muchas rutas, a otras localidades alrededor de Roma. Esto, por supuesto trajo gente, y gente trae cosas.

Entre ellas, virus.

Algunos virus no hubiesen hecho tanto daño si una combinación de los otros factores, tales como el clima, no hubiesen ocurrido.

Como segundo, este fue el tiempo cuando Roma empezó a utilizar monedas como medio de pago. Si bien los romanos no imprimieron sus propias monedas hasta que lleguemos a la parte de los asedios de las ciudades de Veyes y Fidenas, sí existían monedas en circulación, mayormente provenientes de las ciudades de Grecia Magna.

Y como bien sabemos, monedas pasan de mano a mano, como casi ningún otro objeto en Roma.

Y como tercero, en el norte de Italia se comenzó a producir un efecto de dominó entre pueblos galos y otros pueblos dentro de la parte norte de Italia. Este contacto entre pueblos, cada uno con sus propias infecciones, debilidades, o resistencias hicieron lo suyo para que las pestes de Roma fuesen lo que fueron.

Bien.

Ahora vayamos a nuestro nuevo segmento de El Cuento de Roma, llamado el PODCAST DE LA SEMANA.

Como les conté durante el episodio pasado, cada semana, y por veinte semanas, voy a mencionar un podcast aquí. Un podcast que, tal como el mío, es joven, chiquito, sin muchas pretensiones, y con un buen estilo, y con buenas chances de crecer.

Entonces, el PODCAST DE LA SEMANA de esta semana es “La Vendetta de Remo”.

Repito esto—La Vendetta de Remo.

[…]

Episodio 18 – Las Doce Tablas

Finalmente, las leyes se pueden leer, tocar y aprender de memoria. Y esto es exactamente lo que tanto analfabetos como abogados hacen en Roma. Se aprenden las doce tablas de leyes romanas.


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Transcripción Parcial

Hola, les habla Abel desde Pekín, China. Bienvenidos a mi podcast.

El Cuento de Roma, Episodio 18 — Las Doce Tablas.

La semana pasada vimos como la instalación de un nuevo cargo en la republica de Roma: el Tribuno plebeyo.

Tambien les recordé de un general romano, en mi opinión personal, un general cobarde, llamado Cayo Marcio Coriolano, y vamos a ver los que ese hombre hizo en el año 491 AC.

Pero primero vamos a ver el panorama general de Roma, ahora que Roma venció a los latinos, y ahora que supuestamente Roma no tenía que tener problemas, ya no más.

Bueno, si piensan así, se equivocan. ¡Los problemas de Roma están por empezar!

Como un cuadro muy general, Roma ahora estaba rodeada de tres enemigos.

Los etruscos al norte, con la ciudad de Veyes como su protagonista principal.

Los terribles volscos al sur, y los ecuos al este, donde empiezan las colinas.

La mayor diferencia entre los etruscos y los otros dos enemigos era que los etruscos formaban parte de una civilización propiamente dicha, tal como Roma.

En otras palabras, Roma sabía cómo pelearlos, y sabía cómo hacer la paz después de una guerra, y tambien cómo mantener relaciones comerciales con ellos.

Pero los volscos, y los ecuos, esas eran tribus, que no se adherían a los métodos de Roma.

No peleaban en falanges, no se atenían a contratos escritos, y solo reconocían una fuerza. La fuerza de la espada.

Pronto veremos cómo éstos volscos se convertirán en el peligro más grande de Roma por un largo rato, hasta que los Samnitas (la gente que vivía en la parte más alta de los Apeninos), hagan su aparición dentro de unos cien años.

¡Vaya, los Volscos!

[…]

Episodio 17 – El Conflicto Patricio-plebeyo

Parece un tema nuevo, pero no es nada nuevo para los romanos: sus luchas internas entre clases sociales.


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Transcripción Parcial

Hola, les habla Abel desde Pekín, China. Bienvenidos a mi podcast.

El Cuento de Roma, Episodio 17 — El Conflicto Patricio-plebeyo.

La semana pasada vencimos a la Liga de los Latinos, en una batalla que duró más allá del mediodía, y nos hemos quedado con hambre y sin comer.

En parte por superstición, legionarios romanos llevaban dos elementos comestibles consigo a todo momento. Pan y olivas. Tambien llevaban agua, pero durante una batalla, agua sería tanto un desperdicio como una incomodidad, así que las olivas tenían que bastar para darle jugo al pan, y ya.

¿He mencionado ya, que los romanos eran súper supersticiosos? Bueno, en caso que no lo dije, aquí va otra de sus supersticiones:

Los romanos consideraban los números pares de mala suerte, y los números impares de buena suerte. En otras palabras, la mitad de los números de un mes no servían para uno casarse, ofrecer un sacrificio al templo de Júpiter, o para comenzar una batalla, un negocio mayor, un viaje largo, o un romance afuera de la casa de uno.

Pero, bueno, volvamos a nuestra realidad, y al hecho que Roma les ganó a los latinos, y a Tarquinio el Soberbio.

Un año más tarde, Tarquinio se mudará de Clusium, donde el nuevo gobierno después de la muerte de Lars Porsena no simpatizaba ya con sus caprichos. Tarquinio encontró hospedaje en otra localidad etrusca, en la cual vivió un año más, antes de morir. Sin trono, sin mucho dinero, y sin el yerno que fue matado durante la batalla. El nombre de la localidad era Cumae, y Cumae era gobernada por otro déspota llamado Aristodemo.

Y tan pronto como Roma se vió en paz y sin amenazas externas, Roma se vió involucrada en batallas internas.

Todo empezó cuando los legionarios volvieron del campo de batalla y se tenían que enfrentar con las  realidades de sus vidas domésticas. Durante la monarquía, la mayor parte de las batallas que Roma tenia, se desarrollaban en las cercanías de Roma misma, lo que significaba que soldados podían ir a pelear y volver a sus casas en el mismo día.

Esto iba cambiando a medida que las peleas llevaban a Roma más y más lejos de las puertas de su ciudad. Legionarios a veces pasaban le estación entera afuera de Roma, y las granjas, negocios, y talleres sufrían de no tener a nadie quien estaría en cargo de ellas. Demás está decir, que la gran mayoría de estos legionarios eran de origen plebeyo.

Los patricios les ofrecían una solución, pero muchas veces ese remedio era peor que la enfermedad. Para ir en más detalles, Patricios les ofrecían dinero, a ser devuelto cuando los soldados en cuestión pudiesen volver a trabajar en sus granjas o talleres.

Pero por ley, en Roma antigua, cuando una persona no se veía en condiciones de devolver una deuda adquirida en un plazo determinado, esa persona se convertía automáticamente en un servidor del cliente, y en la vida práctica, la distancia entre un servidor y un esclavo no era muy grande.

Obviamente, esclavos residían en los domicilios de sus amos, y esclavos tenían sus días enteros y sus vidas enteras planeadas por sus amos, a veces hasta en los más minuciosos detalles, y este no era el caso de servidores que se convertían como tales por no poder devolver deudas.

El factor más doloroso de toda esta deuda era que en la mayoría de los casos, los soldados se veían en una situación donde la deuda era adquirida durante un tiempo en que ellos servían a la patria, poniendo sus vidas a riesgo.

El otro factor es que esto no era la única cara desagradable de la moneda, puesto que el conflicto en si giraba alrededor de mucho más que solamente las deudas.

Dicho sea de paso, esas deudas se llamaban NEXUM, y en casos extremos, ese nexum le daba derechos al acreedor sobre no solamente el patrimonio del deudor, sino sobre su persona tambien. Así es, en casos contados, el acreedor vendió al deudor como si fuese un esclavo.

Por supuesto que en el mundo de hoy, deudas adquiridas solamente tienen jurisdicción patrimonial sobre una persona, pero en la antigua Roma, cosas eran muy diferentes en esos aspectos.

Cada vez que los plebeyos protestaban en contra de esta ley injusta, la reacción de los Patricios era la misma:

¿Aceptas la deuda? ¡Pagas la deuda!

[…]

Episodio 16 – La Batalla del Lago Regilo

La hazaña de Cloelia. La despedida de Lars Porsena. La amenaza del lago Regilo. Una amenaza tan seria que Roma instala un dictador para poder sobrevivir sus años de infancia institucional.


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Transcripción Parcial

Hola, les habla Abel desde Pekín, China. Bienvenidos a mi podcast.

El Cuento de Roma, Episodio 16 — La Batalla del Lago Regilo.

La semana pasada estábamos con el asedio de Roma, y como Mucio le dió un susto al rey Porsena, diciéndole que lo iban a matar, tarde o temprano. En vez de quemarlo vivo, Porsena lo dejó en libertad.

Dos horas después, apenas el sol salió, una delegación de etruscos marchaba hacia Roma, bandera estándar en alto, significando paz. Iban a pie, y mantenían un paso continuo. La firma de paz tuvo lugar una hora más tarde.

Pero antes de hablar como se firmaba la paz entre naciones en aquellos tiempos vayamos rápidamente a la Palabra de la Semana, que hoy tenemos muchísimo por delante.

OK, la semana pasada tuvimos la palabra IN SITU.

In situ es otra de esas palabras que encontraron su lugar en las corrientes lingüísticas y así no se perdieron en nuestro lenguaje, del día de hoy. De hecho, las palabras in situ aún se pueden oír a cotidiano, tanto en discursos litúrgicos en iglesias Católicas por todo el mundo, como en la profesión jurídica, especialmente cuando se trata de abogados que tratan de sonar bien estudiados en Latin.

En otras palabras, in situ es otra de esas frases como habeas corpus o ipso facto, que no han dejado de usarse a pesar de que la lengua en sí, no se usó en ninguna nación por más de un milenio y medio.

In situ, entonces, significa en el lugar original, u originalmente.

Pero si realmente se quiere fijar en la importancia de in situ en otros lugares aparte de códigos civiles y liturgias religiosas, vaya a Wikipedia y vea que in situ tiene significados especiales en arqueología, física, ciencias sociales, computación, lingüística, minería y medicina, y no he nombrado ni la mitad de esa lista.

Como un ejemplo, en las ciencias informáticas, una operación in situ significa que tal operación se puede realizar en el lugar original.

En otras palabras, un back-up de un sistema que no requiere que el sistema sea apagado para hacer el back-up, es un back-up in situ.

En arqueología, se dice de un artefacto in situ, cuando éste se encuentra en el lugar donde ha sido descubierto.

Creo que ya podemos ver la lógica aquí, así que rapidito, vamos a la Palabra de la Semana de esta semana.

La Palabra de la Semana de esta Semana es CURIA REGIS.

¡Ajá! Dos palabras nuevamente.

C – U – R – I – A – Espacio – R – E – G – I – S

[…]

 

Episodio 9 – Asesinado por su propia Hija

Ni murallas, ni censos, ni cambios en el ejército romano pudieron salvar al sexto rey romano Servio Tulio. Al final, su hija Tulia lo mató, por la más común de las razones, y con el más incomún de los acómplices.


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Transcripción Parcial

Hola, les habla Abel desde Pekín, China. Bienvenidos a mi podcast.

El Cuento de Roma, Episodio 9 — Asesinado por su propia hija.

La semana pasada vimos el fin de la vida del rey Tarquinio el Viejo, y como Servio Tulio se convirtió en el sexto de Roma.

Esta semana, veremos cómo esa historia continúa.

El resultado obvio de todo esto es que los últimos tres reyes eran el padre (Tarquinio el Viejo), seguido por el hijo adoptado (Servio Tulio), y finalmente seguido por el hijo verdadero de ese padre (Tarquinio el Soberbio).

Pero primero vamos a La Palabra de la Semana. La semana pasada tuvimos la palabra, mejor dicho la frase, oblitus sum.

Oblitus sum en Latin era una frase de uso cotidiano. Gramaticalmente hablando, es una oración, y simplemente significa “me olvidé.”

Como pueden ver, oraciones simples en Latin no contienen pronombres, que es una de las características de lenguas de origen latino. En castellano no sería incorrecto decir “yo me olvidé,” pero la palabra “yo” no es necesaria. En el mejor de los casos, suena raro. Suena extranjero. Mientras en lenguas de otros países europeos, como el inglés, el alemán, o el sueco, el pronombre es necesario en la oración, en castellano, la conjugación del verbo ya nos indica la persona.

Y ahora vamos a La Palabra de la Semana de esta semana.  La Palabra de la Semana de esta Semana es laetus.

L – A – E – T – U – S

[…]